Tortura
en Chile: Las prácticas del Estado en contra de los estudiantes movilizados
El caso de Roberto Zambrano puso sobre la mesa un
duro cuestionamiento a las prácticas policiales, la excesiva violencia de
Carabineros y el ensañamiento con dirigentes políticos estudiantiles. Además,
revivió el fantasma de las prácticas de la dictadura a 26 años del retorno a la
democracia
En Radio U de Chile –public. 22/5/16
Roberto Zambrano
posa para una fotografía en el patio del Instituto Nacional. Acaba de llover en
Santiago y el suelo del primer piso del liceo emblemático está mojado. Las
luces encendidas en los pasillos son tenues y aparecen en la cámara como las
ondas de una ciudad bajo el agua. Roberto sonríe y su papá aprieta el botón del
celular que guardará ese momento, las luces como mojadas y la mirada despierta
de su hijo.
El
pasado martes Roberto Zambrano, estudiante de cuarto medio y presidente del
Centro de Alumnos del Instituto Nacional, fue detenido en una concentración
estudiantil. Lo llevaron a la Tercera Comisaría de Santiago donde le rompieron
la ropa, lo desnudaron y le pegaron.
Este
viernes Roberto y sus compañeros habían convocado a un punto de prensa para
denunciar su caso y para comentar las implicancias de la jornada de protesta
que se había desarrollado durante el día. Cuenta que estaban los medios de comunicación
afuera y que minutos antes de empezar con las declaraciones la alcaldesa de
Santiago, Carolina Tohá, anunció una conferencia para comunicar “importantes
asuntos”. Después de la llamada, todos los medios se retiraron del lugar.
Son
las 8 de la noche y Roberto está acompañado por su papá y su hermana. Cuentan
que este lunes interpondrán una querella por lo que le pasó al adolescente y
que el caso no es el único. Que una estudiante menor de edad del Liceo Carmela
Carvajal también sufrió vejámenes y que hay muchos, muchos casos como el suyo.
Roberto
apenas parece mayor de edad. Es un secundario enfundado en uniforme de escuela
y tiene unos ojos verdes que miran directo a la cara de quien sea que le hable.
Conversa con convicción y seguridad, hasta que se escucha un sonido metálico
fuerte que le hace perder el hilo. Se le ve a ratos confundido, y a ratos
enojado. Le cuesta decir con todas sus letras que fue torturado por la policía
de Chile.
Tortura en
democracia
Que
hoy día se tortura en Chile es un hecho incuestionable. Así lo declara el capítulo
de tortura del Informe Anual sobre Derechos Humanos en Chile de la Universidad
Diego Portales.
“Se
podría pensar que en el caso de Chile la tortura fue una práctica circunscrita
únicamente a la dictadura militar. Lamentablemente esto no es así, porque la
tortura no se da solamente en países donde existen dictaduras sino que también
en aquellos donde orgullosamente se habla de una democracia. Por supuesto que
el nivel de intensidad de la tortura es mucho mayor en dictaduras, pero eso no
quita que en las democracias también esté presente, porque la tortura aparece
como un recurso inherente al ejercicio de la fuerza estatal”, puede leerse en
la última versión del informe de 2015.
La
Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes (Uncat), define en su artículo primero a la Tortura como “todo acto
por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos
graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un
tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya
cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa
persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de
discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un
funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a
instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia”.
La
declaración fue ratificada por Chile el 30 de septiembre de 1988 y desde ese
mismo momento parece ser sólo letra muerta.
En
el capítulo “La tortura en Chile: estado actual desde la reforma procesal
penal”, del citado informe anual, se señala que la tortura puede revestir
básicamente dos formas de aparición: cuando es ejecutada como forma de castigo
o represión, o en el caso de ser aplicada como medio para obtener una
información determinada, es decir, como herramienta del proceso penal.
“En
Chile se producen, de manera más o menos extendida, ambas formas de tortura. La
tortura judicial, como herramienta procesal, practicada por funcionarios
ligados al sistema de justicia criminal (fiscales y policías) y la tortura
ejercida por miembros de Gendarmería, que preferentemente adopta la forma de
castigo, suplicio o represión”, señala el informe.
Pese
a la evidencia que asegura que hoy día se tortura en Chile, el Código Penal no
reconoce este tipo de manera explícita. El artículo 150 A del mismo código
consagra una figura similar, sin incluir el nombre y las consecuencias
políticas que supone. Así se habla de “tormentos o apremios ilegítimos, físicos
o mentales”.
Los
apremios ilegítimos más frecuentes son obligar a los detenidos a desnudarse,
obligarlos a hacer ejercicios o a ponerse en posiciones humillantes estando desnudos,
someterlos a interrogatorios, a tratos crueles o golpizas.
“Los
casos de violencia excesiva y tortura tienden a concentrarse en grupos
vulnerables como los menores de edad o en contextos de vulnerabilidad, como en
las protestas sociales, en las cárceles, en zonas relacionadas con el
“conflicto mapuche” y también en pasos fronterizos sobre los inmigrantes”,
consigna el informe.
“Tú eres dirigente
estudiantil”
Gabriel
González es estudiante de tercer año de Literatura en la Universidad de Chile.
Fue presidente del Centro de alumnos del Instituto Nacional en 2012 y actualmente
es Consejero FECh.
En
agosto de 2015 le habían cursado una multa por “obstrucción del tránsito” en el
contexto de una marcha. Como lógicamente en toda marcha se produce una
obstrucción del tránsito, Gabriel se negó a pagar la multa.
El
pasado 27 de abril a eso de las 10 de la mañana, llegaron a su casa efectivos
de la policía. “Me mostraron una orden del Fiscal, que decía que si no pagaba
inmediatamente me tenían que llevar detenido. La multa era de una UTM, cerca de
45 mil pesos. En ese momento yo no tenía la plata y mi mamá tampoco. Así que me
tuve que ir con ellos”.
Gabriel
relata que además de la actitud agresiva del personal, lo esposaron adentro de
su casa. “Me esposaron muy fuerte y les pedí que me las soltaran un poco. Ante
mi reclamo ellos me dijeron ‘oye, pero tu eres dirigente estudiantil, tú sabes
cómo funciona esto’. Fue un momento muy incómodo porque uno se da cuenta que
hay rasgos de selectividad en el proceso”, relata.
Fue
trasladado a la 50 Comisaría de San Joaquín donde asegura que el Cabo Segundo
C. Vega lo condujo a un baño entre las celdas.
“En
este baño me hizo desnudarme y vestirme como 3 o 4 veces. Me dijo que diera
vueltas desnudo por el baño y después me ordenó hacer sentadillas. Era todo con
una voz patronal y alevosa. Igual uno sentía miedo en ese momento, sobre todo
después de que me dijeran que ellos sabían que yo era dirigente estudiantil”,
cuenta Gabriel.
El
universitario se negó a hacer sentadillas y amenazó con querellarse. De vuelta
sólo recibió insultos y humillaciones. “Después volvió a repetir el
procedimiento de desnudarme y vestirme. Era sumamente violento, particularmente
agresivo”.
“Una
vez que me llevaron a la celda me sentí vulnerado y humillado, porque me estaba
pidiendo cuestiones que no tenían nada que ver con el procedimiento formal, y
en el fondo se me hizo todo eso como por cuarenta mil pesos. Me hizo cosas que
realmente en ese minuto me hicieron sentir muy mal y con mucha rabia”, relata
el consejero FECh.
Pese
a que en el caso de Gabriel no hubo agresiones físicas directas, el tipo de
vulneración que sufrió califica como tortura por atentar contra su integridad
emocional y psicológica.
Además,
el mismo ex presidente del Centro de Alumnos del Instituto Nacional da cuenta
de un elemento clave en estos casos: “Desde el momento en que me dicen ‘tú eres
dirigente estudiantil’, queda la pregunta respecto de hasta qué punto está
llegando hoy día la selectividad de la represión policial, sobre cómo está
operando hoy día la inteligencia de Carabineros, porque yo estoy muy seguro de
que si hubiera vivido en el barrio alto, de que si no viviera en una población,
esto no hubiera pasado. Alguien que debe una multa en Providencia o en Las
Condes no le hacen esto y eso me parece terrible, no porque me pasa a mí, sino
que porque no le debería pasar a nadie”.
Apuntados con armas
de fuego
Patricio
Gutiérrez, presidente del Centro de Alumnos del Liceo de Aplicación, señala que
en las dos semanas que han estado en toma, los han desalojado tres veces con
una excesiva violencia de parte de Carabineros. El último desalojo fue el
viernes 13 de mayo, donde después de un operativo de 5 minutos la policía
habría roto una puerta patrimonial que llevaba en el colegio 106 años.
“Después
de eso, apuntaron con armas de fuego a dos alumnos dentro del liceo, y se
llevaron detenidos con ellos a 76 estudiantes y dos apoderados”, relata el
dirigente.
Además,
Gutiérrez señala que el viernes en la jornada de protesta en solidaridad con el
caso de Roberto Zambrano, fueron detenidos dos estudiantes del Liceo. Uno de
ellos cursa séptimo básico, tiene 13 años y es de nacionalidad peruana.
“Él
tuvo una discriminación muy fuerte por ser extranjero y por ser estudiante
movilizado. Lo discriminaron por ser peruano, le dijeron que no tenía por qué
estar metido en este tipo de cosas, y agresiones verbales de grueso calibre, si
bien no le pegaron, lo maltrataron psicológicamente con sólo 13 años”, explica
el presidente del Centro de Alumnos.
Gutiérrez
reflexiona: “La agresividad de Carabineros es totalmente desmedida. Estamos
levantando una querella contra Carabineros por estos excesos y específicamente
contra el Coronel Rene Martínez a cargo del operativo de ese viernes. Es fuerte
porque Carabineros ha realizado todos los destrozos que hay en el colegio.
Rompieron la chapa del centro de alumnos, las salas, tiraron lacrimógenas,
rompieron los baños y honestamente son ellos los que están causando los
destrozos y dañando la infraestructura que nosotros necesitamos y que estamos
exigiendo que mejore”.
“Burgos tiene que
hacerse cargo”
“La
tortura en Chile lamentablemente y a juzgar por los hechos, por los datos de la
realidad, existe. Muchas veces ocurre en los cuarteles o en los carros
policiales y en una gran mayoría de los casos en el contexto de las detenciones
ilegales en las protestas sociales”, apunta Rodrigo Román, abogado de la
Defensoría Popular.
A
juicio del abogado es difícil determinar con exactitud la cifra de personas que
han sufrido torturas por parte de la policía. En todo caso, explica que desde
el 2006 a la fecha, momento álgido en cuanto a movimientos sociales, “son al
menos un par de decenas de casos. En cada protesta social de los últimos diez
años, un chico o una chica denuncia algún tipo de vejamen constitutivo del
delito de tortura. Yo diría que lamentablemente la policía tiene en su ADN la
tortura como método o práctica habitual”, sostuvo.
Además,
para el abogado resulta sumamente preocupante que en la mayoría de los casos,
los perpetradores quedan en total impunidad. Normalmente como resultan hechos
difíciles de probar, no existen investigaciones que terminen en condenas.
“Yo
creo que la brutalidad policial tiene relación con el momento político que vive
la sociedad chilena y la composición del Estado, particularmente del Gobierno.
Burgos a cargo de la fuerza pública, dispone una mayor represión en Santiago,
en Wallmapu y en los distintos conflictos sociales que se suceden”, declara
Román.
La
selectividad de los afectados y la similitud en las formas de actuar de la
policía descrita por quienes aseguran haberla padecido, hacen pensar de que no
se trata de excesos individuales o hechos aislados. Se trataría, en definitiva
de una política de Estado para enfrentar a los movimientos sociales y algo más,
como señala Rodrigo Román:
“Indudablemente
el objetivo de la tortura es amedrentar, y así está tratada como método y como
práctica. Este es un relato negado, pero nuestra policía, que es altamente
militarizada, ha sido instruida por la escuela francesa, y todas quienes han
montado la lucha contra la subversión en su momento y contra el terrorismo que
es el concepto más moderno”.
Gabriel
González señala como claves dos aspectos en esta discusión. La primera es que,
a su juicio, resulta fundamental que a partir de todos estos casos se pueda
cuestionar la Agenda Corta Antidelincuencia que está promoviendo la Nueva
Mayoría.
“Me
parece sumamente importante que nosotros manifestemos un rechazo frente a esto
porque en el fondo no hace más que seguir reproduciendo diferenciaciones y
discriminaciones de clase, de tonalidades de piel, de si es alto o bajo y sobre
todo del peso de su billetera y eso a mí me parece que va profundamente en
contra de un país más justo y más democrático”, afirmó.
El
segundo aspecto que rescata el dirigente, apunta precisamente a las
responsabilidades políticas que subyacen a las prácticas de las policías:
“Quisiera hacer un llamado a que los responsables de esos irresponsables se
hagan cargo. Esta violencia es producto de una serie de autoridades que no se
han hecho cargo de reformular el actuar de Carabineros, que son hoy día casi
milicias armadas sin ninguna clase de criterio contra quienes se manifiestan.
Yo creo que el ministro Burgos tiene que hacerse cargo de esto, y no hacerse
cargo llevando más tanquetas a la Araucanía, sino que poniéndole un freno a
esta acción que es profundamente alevosa y sin ningún tipo de control”, sostuvo.
El
consejero FECh concuerda con la lectura de Román, afirmando que en definitiva
el objetivo de estas prácticas sería disuadir a los estudiantes y amedrentar a
los dirigentes sociales.
“En
los cortos 20 años que uno tiene, uno se ha dedicado a poder aportar, a poder
cambiar un poco las reglas del juego de este país y se encuentra con que
existen fuerzas represivas que tratan de amedrentar. Después de situaciones
como esta uno se siente no sólo humillado, sino que también impotente ante esta
violencia que pretende darte por sentado de que no es posible cambiar nada.
Afortunadamente con el apoyo de mis compañeros y cercanos siento que en el
fondo uno no está haciendo tan mal las cosas, y que vale la pena seguir
luchando para que estas cosas no le pasen a nadie”, concluyó González.
¡Ni Olvido Ni Perdón: Verdad, Justicia y
Memoria!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!
Colectivo Acción Directa CAD –Chile
Mayo 23 de 2016
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