Luego de conocerse de la captura en México del compañero Raúl Escobar, Comandante Emilio, el complejo mediático monopólico, la derecha, la manga de obsecuentes de la Nueva ‘Minoría’ y uno que otro izquierdista neopro, nos han bombardeado con las grandes “culpas” cometidas por el integrante del FPMR y claman porque prontamente se le traiga a Chile, donde –aseguran muy orondos- ésta legalidad pasada a mazmorra lo hará pagar cara su osadía de combatir a la dictadura cívico-militar y sus adalides
De hecho y antes que
todo, Raúl Escobar Poblete, Comandante Emilio
del Frente Patriótico Manuel Rodríguez FPMR, se encuentra ya total y
absolutamente condenado y sentenciado, no sólo por la (in)justicia oficial,
sino que también por los medios oficiales y monopólicos, nacionales y
extranjeros. Como que el Excelsior
de México tituló, “PGR captura a terrorista chileno en Guanajuato”; mientras que el
mentiroso pasquín del fenecido golpista Edwards destaca, “Detienen en México a Raúl Escobar, uno de los autores materiales del crimen de Jaime Guzmán”. Es decir, a Emilio sólo le cabe venir acá a poner su
cuello en el garrote o purificar su alma en la rueda de los inquisidores
modernos.
Sin embargo, permítasenos
hablar por el compañero hoy apresado. Raúl
Escobar Poblete no es un terrorista, sino un luchador por la libertad y la
justicia en Chile, combate que al no haber sido favorable para los de abajo, pues
fue truncado por muchas razones que no es del caso reseñar ahora, permite que los
mismos que instigaron el Golpe militar de 1973 y aprobaron, cooperaron y que defienden
todavía la obra de la terrorista dictadura cívico-militar, tengan la desvergüenza de llamarle
a él ‘terrorista’.
Fue gracias a mujeres
y hombres como Emilio que hoy por hoy en Chile las fuerzas armadas y de orden
no andan ejerciendo el terrorismo de Estado a sus anchas, tal como lo hicieron durante
largos 17 años (aunque –como se sabe- resabios tenemos todavía). Es más,
creemos que es fruto del ejemplo y la consecuencia de l@s Emili@s que en la
actualidad las nuevas generaciones saben que hay algo más allá de esta ‘democracia’
de pacotilla y por lo cual vale la pena luchar.
Bueno, para algun@s
puede ser algo positivo y un logro de los combates anti-dictatoriales el que
ahora se pueda ir a votar cada cierto tiempo y creer –ilusamente pensamos- que
se está cambiando y mejorando el desigual e injusto orden de las cosas. Como
sea, el Partido Comunista hoy es gobierno, y su gente combatió a la bestia
dictatorial, cayendo much@s de ell@s en la brega; por tanto, esperamos un mínimo
de dignidad de parte de su dirección y que ésta públicamente exija que se le
otorgue el status de combatiente anti-dictatorial al compañero Escobar para que
sea prontamente liberado y no se acepte traerlo a un país donde la impunidad
para decenas de miles de casos de atropellos a los derechos fundamentales sigue
campeando.
El PC no puede
hacerse el de las chacras, pues aparte el hecho que prohijo al FPMR –y en buena
hora- ya una vez fue capaz de asegurar, cuando todavía no era gobierno, que otro frentista, Patricio
Ortiz, era, “un luchador por la libertad
de Chile”. Además, en aquella ocasión
insistieron en que jamás, “patriotas como
Ortiz y también Galvarino Apablaza –asilado en Argentina- podrían tener un
juicio justo en Chile, considerando que el poder judicial está permeado por el
pinochetismo, el afán de venganza y el gobierno pretende insistir en que la
transición a la democracia terminó en este país y nos encontraríamos en pleno
estado de derecho”.
¿Por qué no podrían alzar la voz ahora por el compañero Emilio, habida
consideración que nada de lo que ellos mismos aducían como causales para negar
la extradición de Ortiz ha cambiado?
Sin duda que ahora la
derecha, sublevada como está hace rato por la muerte de una de las pocas luces
de las que disponía (el para nada intachable Jaime Guzmán),
junto con los pelotudos de la Nueva ‘Minoría’, nos van a bombardear con que en
estas tierras existe el debido proceso y el Estado de derecho, pero la verdad
sea dicha toda ésta histeria es inútil, pues en todo el mundo se estima que en
nuestro país no hay garantías para juicios justos, bastando ver que se hizo en
el caso del chacal Pinochet quien, pese a estar desaforado en tres casos y
procesado en más de un centenar de juicios, se murió de viejito y en plena
libertad. Así, la imagen que pretende exportar el bloque político de Estado chileno
no corresponde para nada con la realidad, porque los resabios dictatoriales continúan
actuando en el país –aun cuando el proceso contra Emilio lo lleve la justicia
civil y no la militar- y ni a la derecha ni a la NM les interesa que de verdad
exista Justicia (con mayúscula).
Más encima, y a
modo de presión totalmente abyecta e ilegítima, ahora detienen a la ex esposa del compañero Escobar, Marcela Mardones, cómo
diciendo: “si no te dejas extraditar por las buenas, a ella la haremos sufrir
la cárcel”. Extrañamente, Marcela es habida y detenida por la PDI el mismo día
en que en México cae su ex compañero. También a ella, cómo no, se le acusa de
participar en el ajusticiamiento del fundador de la ultraderechista UDI y
amigote del chacal Pinochet, Jaime Guzmán. La compañera fue trasladada a
Santiago en un santiamén, para realizarle un pronto control de detención en los
tribunales capitalinos y para ser interrogada por el juez Mario Carroza, quien investiga
el caso Guzmán.
Con todo, existen dos precedentes respecto de no
extraditar a combatientes debido a la inexistencia en Chile de un juicio justo
y una legalidad que respete la condición de combatientes políticos democráticos
de quienes se opusieron con las armas al régimen de terror e infamia que asoló
nuestra patria entre 1973-1990. Ellos son los mencionados frentistas Patricio Ortiz y Galvarino Sergio Apablaza, los que lograron que les fuera reconocida y otorgada la
calidad de asilados políticos; el primero en Suiza, la patria de la neutralidad,
y el segundo en Argentina.
En
los casos de Ortiz y Apablaza, los respectivos países que les otorgaron asilo
político reconocieron –en derecho- su calidad de ex activistas y combatientes de
la izquierda revolucionaria, lo cual echaba por tierra los infundios dichos por
las autoridades chilenas y la insolente derecha en relación a que eran unos
vulgares terroristas o delincuentes, los cuales tenían que ser condenados en
Chile a como diera lugar.
Lo anterior,
evidentemente debe ser considerado por el gobierno mexicano respecto de la
situación legal del compañero Escobar, no obstante nos merezca cierta
suspicacia el decidido respeto por el derecho internacional de parte de la administración
priista (no digamos de lo que ocurre en lo interno). En esa medida, Peña Nieto
debe sopesar que en Chile jamás el antiguo combatiente anti-dictatorial tendrá derecho
a un juicio justo, con cumplimiento de las garantías de un debido proceso, con
el debido reconocimiento de lo que fue el FPMR como movimiento político que
luchó por derrocar a una dictadura cívico-militar y no como una organización de
carácter delictual y terrorista, como siempre se la ha querido hacer ver.
El sistema
jurídico-político chileno fue acondicionado y orientado contra el “enemigo
interno” durante la dictadura y de ella lo heredamos, sin que los diversos
gobiernos de esta democracia gorila le hayan realizado grandes cambios. En suma, aquí todavía
no hay garantías reales para las personas acusadas de crímenes políticos, lo
que se constata cuando vemos que la “justicia” militar se enfoca en toda causa
que huela a izquierda revolucionaria, superponiéndose a la justicia civil, así como a la existencia y aplicación de una monstruosa y antidemocrática “ley antiterrorista”, impuesta por los terroristas de la dictadura en 1984.
En una palabra, México
debe llevar a cabo un acucioso análisis del caso del compañero Raúl Escobar Poblete, Comandante Emilio del
Frente Patriótico Manuel Rodríguez FPMR, organización político-militar que
combatió a una cruenta dictadura y que consideró como objetivo político a uno
de los principales instigadores e ideólogos de dicho régimen de excepción
constitucional. Si a ésta condición de combatiente por la democracia y la
libertad sumamos el hecho que en Chile el compañero no tiene posibilidades reales
de un juicio justo, habida consideración de la existencia y aplicación de una legalidad
penal surgida desde la misma dictadura y el ajusticiamiento público de la
imagen del compañero que han realizado los medios periodísticos monopólicos y
la casta política civil –la cual usufructúa de una democracia de mentiras-, el
gobierno azteca tiene que darse a la razón y constatar que en Chile no hay
instituciones que velen por un juicio justo para el combatiente revolucionario y
por tanto denegar el pedido de extradición emitido por Santiago y asegurar el
asilo político para Raúl. Otra cosa sería simplemente negar la legalidad internacional pertinente, la cual reconoce a los pueblos
y los combatientes el derecho de rebelarse, de hacer la revolución y de resistir
la opresión de un régimen ilegítimo y que autoriza la desobediencia civil y el
uso de la fuerza con el fin de derrocarlos y reemplazarlos por gobiernos que
posean legitimidad.
Finalmente, pero en una temática no menor, las fuerzas
político-sociales de Chile no podemos permanecer quietas en esta hora, cuando
uno de los que se atrevió a luchar contra los peores enemigos de los Pueblos y
l@s trabajador@s se encuentra en un trance de inusitadas consecuencias para la
causa popular. En efecto, se hace imperioso movilizarnos por la libertad de Raúl Escobar, quien no puede ni debe ser vapuleado
vilmente por su práctica y consecuencia con dicha causa.
¡Que la Historia Nos Aclare el Pensamiento!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!
Colectivo
Acción Directa CAD –Chile
Junio 11 de 2017
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