“Macri
usa a 40 millones de argentinos como conejillos de Indias
CUESTIÓN DE VIDA O MUERTE”
Bajo el
atractivo ropaje de la modernización del Estado, con fantásticas promesas de
inversiones y empleos de calidad, Macri aligeró controles para que las
transnacionales farmacéuticas lancen nuevos medicamentos. Esto incluye
experimentos con madres embarazadas y recién nacidos que podrían infectarse con
HIV/ sida. Modernización sería agregar puestos de trabajo a la Anmat, que no
tiene con qué controlar nada. Grave riesgo para la salud de la población
En Página 12 –actualiz. 6/6/17
El 18 de abril, el
presidente Maurizio Macri presentó en la Casa Rosada un “Compromiso Federal
para la Modernización del Estado”. Como ya es costumbre, se trata de un
catálogo de buenas intenciones, que nadie discute: trámites online por Internet
en vez de recorrer miles de kilómetros, capacitación y jerarquización del
empleado público; conexión entre distintas oficinas de la Nación, las
provincias, los municipios y organismos como PAMI y AFIP; reemplazo del papel
por el expediente electrónico; historia clínica digital, ventanilla única de Comercio
Exterior, aprobación de nuevas empresas en 24 horas, licitaciones y compras
electrónicas.
Todo
adobado con el lenguaje de autoayuda propio de la campaña electoral: mejorar la
vida de la gente, invertir el tiempo en crear y no en trámites interminables;
establecer mecanismos de transparencia, decirnos la verdad; trabajar en equipo,
sector público y sector privado, para que en la Argentina haya más empleo y
menos pobreza. No podía faltar el garrotazo ritual al gobierno anterior: el
Estado no es de quienes lo administran sino de los ciudadanos, debido a la
corrupción hay argentinos sin cloacas, agua potable, rutas, escuelas en buenas
condiciones.
Un
toque de infantilismo, bien estilo Oscar Aguad, como asombrarse porque desde el
hospital Garraham le mostraron una interconsulta a distancia con un Centro de
Salud de Jujuy, cosa que en el país se realiza desde hace por lo menos una
década. Escondido entre esa hojarasca se descubre el anuncio perverso de que el
negocio farmacéutico se liberará de fastidiosos controles que defienden la
salud pública y no la rentabilidad irresponsable de las grandes empresas
trasnacionales. Con las palabras del presidente:
“Hemos
tenido siempre una participación importante en investigación
farmacológica-clínica que genera trabajo, mucho trabajo de calidad en nuestro
país, y veníamos perdiendo peso relativo en la investigación mundial… Y ayer se
nos planteó que si nosotros mejorábamos el funcionamiento del Estado, en este
caso el Anmat, ese nivel de inversión se podía triplicar, y estamos hablando de
pasar de 3 mil, 4 mil millones de pesos, a más de 12 mil millones de pesos.
Pero lo más importante es que podemos multiplicar por seis la generación de
empleo, estamos hablando de miles de puestos de trabajo de altísima calidad ¿Y
todo con qué? Con que el Anmat deje de tardar para aprobar un estudio clínico
160 días hábiles. Y trabajando en conjunto el Anmat se ha comprometido a tardar
menos de 70 días hábiles, y si no logran esos 70 días tiene aprobación
automática esta investigación clínica. Además de eso, muchas de estas
investigaciones requieren de importaciones temporarias de equipos, de fármacos,
y la Aduana tiene que simplificar ese trámite, cosa a lo que también está
comprometida en esta tarea, y trabajando juntas dos dependencias del Estado
nacional en este caso, insisto, generar algo muy bueno. Estamos hablando de
miles de puestos de trabajo, y esto se repite en la vida diaria de todos
nosotros todos los días, todo el tiempo”.
La ética
o el mercado
El
26 de abril, este anuncio se complementó con la disposición 4008, que modificó
el Régimen de Buena Práctica Clínica para Estudios de Farmacología Clínica, que
regulaba la disposición 6677 de 2010. Esa resolución menciona plazos distintos
a los anunciados por Macrì, cuya fuente es un arcano impenetrable. Lo que decía
la disposición ahora modificada era que una vez presentada la documentación,
Anmat tenía 90 días hábiles para expedirse, plazo que podía suspenderse ante
observaciones o aclaraciones solicitadas. Noventa días hábiles son 120
corridos. Ahora se reducen a 60, que serían 80 corridos. Además de la
aprobación tácita, la disposición establece que el plazo se reducirá a 45 días
en caso de medicamentos aprobados en Estados Unidos, Japón, Suecia, Suiza,
Israel, Canadá, Austria, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Bélgica,
Dinamarca, España e Italia, o en los países reconocidos como autoridad
reguladora nacional por la Organización Panamericana de la Salud.
El
médico y filósofo de la ciencia Juan Carlos Tealdi (1), especialista en
bioética, explica que el menor lapso es una concesión a las exigencias
puramente mercantiles de la industria. Supuestamente se dirige a producir un
“bien social” como es el medicamento, pero según aumenta el tamaño del mercado
“más personas que pasen a ser objetos de investigación”. Esa industria sólo se
detiene a ver a esas personas como sujeto de derechos, si se lo exigen la
legislación y las políticas públicas. “Si la industria multinacional llegara a
invertir y dar trabajo, lo haría para realizar más experimentos, registrar más
medicamentos, y obtener más ganancias. Y eso exige multiplicar por miles a las
personas con las que se prueban esas drogas. El problema es que estas pruebas
cada día ofrecen menores beneficios y mayores riesgos. Y la nueva norma no da
garantía alguna de una mayor protección de los derechos fundamentales de las
personas a incluir en esos ensayos. El tiempo de la ética es distinto al del
mercado”.
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Colectivo
Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Junio 14 de 2017
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