El ex
represor se encontraba en libertad provisional y se habría suicidado al saber que
se iría preso por muchos años por delitos que cometió en dictadura. Jugó roles
delictuales en la Operación Colombo –o Caso de los 119- y en el crimen de
Tucapel Jiménez
Un transeúnte lo vio la mañana de éste
viernes 5, semi-sentado en una banca del parque Juan XXIII, comuna de Ñuñoa, en
la ciudad de Santiago. Estaba muerto con un disparo en la cabeza y tenía un
revólver en una de sus manos, el que constaba a su nombre y que nadie todavía explica
cómo podía portar en su calidad de delincuente rematado. El testigo dio aviso
de inmediato a los antiguos colegas del hombre muerto, carabineros; era el ex suboficial
de la institución y agente operativo de los aparatos represores de la dictadura
cívico-militar Héctor
Manuel Lira Aravena.
A
continuación, la Fiscalía Metropolitana de Oriente ordenó a la Brigada de
Homicidios de la policía civil realizar las pericias necesarias para establecer
si el sujeto se había suicidado, como sugieren las evidencias encontradas en el
sitio del suceso, o hubo intervención de terceros en su muerte.
Según
antiguos antecedentes, el retirado criminal vivía en Los Crisantemos 3510,
Villa Los Prados 3, Puente Alto. Desde allí se había trasladado para cometer su
autoeliminación, la que habría ejecutado por el pesar de estar encerrado en los
próximos años más que por algún grado de arrepentimiento.
Héctor
Lira, de 69 años, estaba condenado en un fallo de primera instancia a ocho años
de prisión, con el beneficio de la libertad provisional bajo fianza, por 17
víctimas de la llamada "Operación
Colombo" o Caso de los ‘119’. Esta fue un cínico montaje con el que la
dictadura cívico-militar chilena (1973-1990) trató de encubrir las
desapariciones de 119 personas, principalmente integrantes del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria MIR, la cual contó con la colaboración de las
dictaduras militares de Argentina y Brasil. Dicha burda acción, se enmarcaba en
las actividades de una coordinación mayor de los aparatos represivos de las
dictaduras del cono sur americano: la Operación Cóndor;
de hecho, se la puede considerar su primer delito ‘transnacional’.
Integrante
de carabineros al momento del Golpe del 11 de septiembre de 1973, Héctor Lira se
integró luego a la siniestra Dirección de
Inteligencia Nacional (DINA). Al disolverse ésta, en 1977, el concienzudo criminal
pasó a conformar la estructura operativa de la también funesta Central Nacional
de Informaciones (CNI). Es decir, el tipo pasó por todas las instancias
represivas que pudo, cometió varios crímenes de lesa humanidad y comunes, luego
se jubiló como cualquier funcionario público (en éste caso, como suboficial
policial), sin mostrar jamás arrepentimiento alguno por sus deleznables actos.
En
la DINA formó parte de los agentes involucrados en la Operación Colombo, ya
mencionada. También y ya formando parte de los agentes de la CNI destinados al
espionaje y represión de dirigentes sindicales y políticos, participó en el
seguimiento y recolección de información del líder sindical Tucapel Jiménez,
asesinado alevosamente el 25 de febrero de 1982
Dentro
de la CNI y según expedientes judiciales, Lira se encargó de buscar información
y hacer seguimiento del líder sindical Tucapel Jiménez, que fue secuestrado y
asesinado, por degollamiento y a balazos, el 25 de febrero de 1982.
La
presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Lorena
Pizarro, señaló que la muerte del sicario de los aparatos represivos "es
un acto de cobardía" y que, una vez más, "trunca los anhelos de los
familiares de detenidos desaparecidos de que se haga justicia".
Pizarro
también señaló que "A lo mejor empezaremos a revisar cómo se deja en
custodia estos criminales que son condenados y que ya por lo menos más de tres
de ellos evaden la justicia suicidándose, porque finalmente no dejan de ser
responsables de crímenes, ni asesinatos, ni de torturas".
De
acuerdo a cifras oficiales, durante la dictadura de los uniformados y los
dueños del capital unas 3 mil 200 personas murieron a manos de agentes del
Estado, de las cuales mil 192 figuran aún como desaparecidas, y más de 33 mil
como secuestrados, torturados y encarcelados por causas políticas.
¡NI OLVIDO NI PERDON: VERDAD, JUSTICIA Y
MEMORIA!
¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!
Colectivo Acción Directa CAD – Chile
Febrero 6 de 2016
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