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sábado, 6 de febrero de 2016

ENCUENTRAN MUERTO A HECTOR LIRA, UN CRIMINAL DE LA DINA-CNI


El ex represor se encontraba en libertad provisional y se habría suicidado al saber que se iría preso por muchos años por delitos que cometió en dictadura. Jugó roles delictuales en la Operación Colombo –o Caso de los 119- y en el crimen de Tucapel Jiménez  

Un transeúnte lo vio la mañana de éste viernes 5, semi-sentado en una banca del parque Juan XXIII, comuna de Ñuñoa, en la ciudad de Santiago. Estaba muerto con un disparo en la cabeza y tenía un revólver en una de sus manos, el que constaba a su nombre y que nadie todavía explica cómo podía portar en su calidad de delincuente rematado. El testigo dio aviso de inmediato a los antiguos colegas del hombre muerto, carabineros; era el ex suboficial de la institución y agente operativo de los aparatos represores de la dictadura cívico-militar Héctor Manuel Lira Aravena.

A continuación, la Fiscalía Metropolitana de Oriente ordenó a la Brigada de Homicidios de la policía civil realizar las pericias necesarias para establecer si el sujeto se había suicidado, como sugieren las evidencias encontradas en el sitio del suceso, o hubo intervención de terceros en su muerte.

Según antiguos antecedentes, el retirado criminal vivía en Los Crisantemos 3510, Villa Los Prados 3, Puente Alto. Desde allí se había trasladado para cometer su autoeliminación, la que habría ejecutado por el pesar de estar encerrado en los próximos años más que por algún grado de arrepentimiento.

Héctor Lira, de 69 años, estaba condenado en un fallo de primera instancia a ocho años de prisión, con el beneficio de la libertad provisional bajo fianza, por 17 víctimas de la llamada "Operación Colombo" o Caso de los ‘119’. Esta fue un cínico montaje con el que la dictadura cívico-militar chilena (1973-1990) trató de encubrir las desapariciones de 119 personas, principalmente integrantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, la cual contó con la colaboración de las dictaduras militares de Argentina y Brasil. Dicha burda acción, se enmarcaba en las actividades de una coordinación mayor de los aparatos represivos de las dictaduras del cono sur americano: la Operación Cóndor; de hecho, se la puede considerar su primer delito ‘transnacional’.

Integrante de carabineros al momento del Golpe del 11 de septiembre de 1973, Héctor Lira se integró luego a la siniestra Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Al disolverse ésta, en 1977, el concienzudo criminal pasó a conformar la estructura operativa de la también funesta Central Nacional de Informaciones (CNI). Es decir, el tipo pasó por todas las instancias represivas que pudo, cometió varios crímenes de lesa humanidad y comunes, luego se jubiló como cualquier funcionario público (en éste caso, como suboficial policial), sin mostrar jamás arrepentimiento alguno por sus deleznables actos.

En la DINA formó parte de los agentes involucrados en la Operación Colombo, ya mencionada. También y ya formando parte de los agentes de la CNI destinados al espionaje y represión de dirigentes sindicales y políticos, participó en el seguimiento y recolección de información del líder sindical Tucapel Jiménez, asesinado alevosamente el 25 de febrero de 1982

Dentro de la CNI y según expedientes judiciales, Lira se encargó de buscar información y hacer seguimiento del líder sindical Tucapel Jiménez, que fue secuestrado y asesinado, por degollamiento y a balazos, el 25 de febrero de 1982.

La presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Lorena Pizarro, señaló que la muerte del sicario de los aparatos represivos "es un acto de cobardía" y que, una vez más, "trunca los anhelos de los familiares de detenidos desaparecidos de que se haga justicia".

Pizarro también señaló que "A lo mejor empezaremos a revisar cómo se deja en custodia estos criminales que son condenados y que ya por lo menos más de tres de ellos evaden la justicia suicidándose, porque finalmente no dejan de ser responsables de crímenes, ni asesinatos, ni de torturas".

De acuerdo a cifras oficiales, durante la dictadura de los uniformados y los dueños del capital unas 3 mil 200 personas murieron a manos de agentes del Estado, de las cuales mil 192 figuran aún como desaparecidas, y más de 33 mil como secuestrados, torturados y encarcelados por causas políticas.

¡NI OLVIDO NI PERDON: VERDAD, JUSTICIA Y MEMORIA!
¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!

Colectivo Acción Directa CAD – Chile

Febrero 6 de 2016

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