Ginebra 3
“HACIA LA PAZ EN SIRIA, SIN LA OPOSICIÓN
ARMADA”
Las negociaciones de Ginebra 3 por
la paz en Siria acaban de comenzar luego de que la oposición prosaudita
finalmente aceptara plegarse a los llamados del Departamento de Estado para que
participara. Thierry Meyssan observa que, si bien Washington y Moscú contaban
en diciembre con una paz rápida y adoptaban la resolución 2254 en el Consejo de
Seguridad de la ONU, Estados Unidos tiene ahora la profunda convicción de que
los líderes seleccionados por Riad son incapaces de ejercer el poder
Por Thierry Meyssan
En Red Voltaire
-Public. 1/2/16
Las negociaciones
previstas por el Consejo de Seguridad de la ONU para resolver el conflicto
sirio debían comenzar en Ginebra hoy, 1º de febrero de 2016, con una semana de
retraso. Contrariamente a lo que los neoconservadores y los halcones liberales
esperaban al principio de la guerra, no será cosa de poner por escrito la
capitulación de la República Árabe Siria y reemplazarla por un «Órgano de
Transición» dominado por la Hermandad Musulmana sino que habrá que negociar un
alto al fuego y organizar después la redacción de una nueva constitución y
elecciones abiertas a todos.
El descrédito de la
ONU
En
primer lugar, el principio mismo de las negociaciones bajo el patrocinio de la
ONU se ha visto cuestionado a partir de la publicación de informaciones sobre
el papel secreto desempeñado –desde 2005– por el secretario general adjunto de
las Naciones Unidas, el estadounidense Jeffrey Feltman, y por su experto, el universitario alemán
Volker Perthes.
Resulta,
en efecto, que la ONU no es neutral sino que está participando en el conflicto.
La ONU organizó la Comisión Mehlis y el Tribunal Especial para el Líbano,
encargados de acusar, juzgar y condenar a los presidentes del Líbano, Emile
Lahoud, y de Siria, Bachar al-Assad, por el asesinato del ex primer ministro
libanés Rafic Hariri. La ONU pagó testigos falsos, creó un Tribunal sin hacerlo
aprobar ni por el gobierno, ni por el parlamento libanés y también fue la ONU
quien se negó posteriormente a dar a conocer su propio informe sobre la
reconstitución del asesinato de Hariri.
La ONU redactó además, en julio de
2012, el plan Perthes-Feltman de capitulación total e incondicional de la
República Árabe Siria y luego dilató intencionalmente las negociaciones de paz,
tratando así de ganar tiempo en espera de una victoria indiscutible de los
yihadistas.
El
hecho que Rusia y Estados Unidos hayan optado por no divulgar el plan
Perthes-Feltman, sin lograr por ello contener la belicosa acción de la
secretaría general de la ONU, salvó a las Naciones Unidas de una crisis
existencial. Pero también le hizo perder toda credibilidad, al menos en cuanto
al tema sirio.
De
hecho, los opositores a la República Árabe Siria saben que los organizadores
onusinos se han convertido en aliados inútiles para ellos, puesto que ahora se
hallan bajo la presión de Rusia y de Estados Unidos. Por el otro lado, la
delegación de la República Árabe Siria mantiene la posibilidad de rechazar la
imposición de un acuerdo, basando ese rechazo en las anteriores acciones
secretas de los organizadores onusinos.
Es
por ello que Ginebra 3 no parece ya una iniciativa de la ONU sino más bien un
arreglo ruso-estadounidense.
Los nuevos líderes
de la oposición se han marginado a sí mismos
En
segundo lugar, Estados Unidos, que hasta ahora quería destruir la República
Árabe Siria, o al menos imponerle un compromiso, ya no halla su interés en
ello. Como bien había analizado la Rand Corporation, ya hace un año, cualquier
otro gobierno sirio sería peor, tanto para Moscú como para Washington.
Efectivamente,
al inicio de la guerra, la oposición estaba representada por intelectuales que
la CIA había comprado en años anteriores y por miembros de la Hermandad
Musulmana que trabajaban para la propia CIA al menos desde 1953. Pero ya no es
así. Los intelectuales, que tenían suficiente capacidad para gobernar, han
tenido que ceder su lugar a los jefes de guerra reclutados y financiados por
Arabia Saudita. Pero el reino saudita es un régimen tribal que sólo reconoce
los vínculos tribales entre señores y vasallos. Riad seleccionó por tanto a
esos señores de la guerra en función de su pertenencia u origen tribal. Al cabo
de varios años, hasta los que provienen de familias urbanas han adoptado
comportamientos tribales y, al hacerlo, ya sólo serían capaces de representar a
los nómadas del desierto siro-saudita.
En
cuanto a los miembros de la Hermandad Musulmana, esa cofradía no logró
conservar el poder en Túnez ni en Egipto. Por consiguiente, Washington ha
dejado de considerarlos aptos para gobernar un país.
La
nominación en Riad de un presidente y un vocero del Comité de Negociaciones,
seleccionados entre los ex ministros baasistas desertores, no logra disimular
la realidad de los jefes de guerra.
Por
cierto, esa es precisamente una lección de esta guerra: la alianza contra
natura de los occidentales con la dinastía de los Saud ha llegado a un callejón
sin salida. Lo que puede parecer tolerable para que los Saud lo hagan en su
propio reino no lo es en el extranjero. La expansión del wahabismo plantea
ahora un problema para los europeos… en sus propios países, y el problema del
tribalismo existente en el Medio Oriente sería una catástrofe para todos ya que
significaría una «somalización» de la región. Claro, ese era el objetivo de los
discípulos de Leo Strauss, pero no es el del presidente Obama. Nunca se
subrayará lo suficiente la incompatibilidad de los Estados modernos con las
sociedades tribales, factor que por cierto condujo todos los Estados modernos a
sedentarizar sus poblaciones.
¿Puede Damasco
lograr la reconciliación sin Ginebra 3?
En
tercer lugar, la República Árabe Siria, que se vio obligada a negociar en 2012
para sobrevivir, ya no está hoy en esa situación. En todas partes, con
excepción del noreste, el Ejército Árabe Sirio está reconquistando el territorio
que había perdido. La República Árabe Siria participa en las discusiones de
Ginebra únicamente porque está convencida de que es necesaria una
reconciliación con el 10% de su población que apoyó a la Hermandad Musulmana.
Teniendo
en cuenta la ausencia de delegación de la oposición durante toda la semana
pasada, Damasco se interrogó nuevamente sobre sus otras opciones. El gobierno
sirio no necesitó a las grandes potencias para concluir acuerdos locales de
reconciliación y probablemente podría lograr hacerlo también a nivel nacional,
si la oposición aceptara renunciar a «derrocar el régimen».
Conclusión:
las negociaciones de Ginebra no pueden llegar a otro resultado que no sea la
integración de ciertas facciones de la oposición en el seno de un gobierno de
unión nacional. Pero esto sigue siendo imposible debido a las posiciones de los
padrinos de dicha oposición (Arabia Saudita, Turquía y Qatar). Bajo su actual
formato, nada puede resultar de esos soliloquios.
Elementos fundamentales:
- El equipo de
negociadores de la ONU (Jeffrey Feltman, Staffan De Mistura y Volker Perthes)
ha perdido su aparencia de neutralidad desde que se reveló su compromiso
secreto en contra de la República Árabe Siria.
- La oposición
apadrinada por Arabia Saudita, a pesar de sus dos caras públicas, se compone
ahora únicamente de jefes de guerra provenientes de tribus siro-sauditas, lo
cual le impide pretender representar a los sirios en su conjunto.
- Siria ya no necesita
a las grandes potencias para lograr la reconciliación nacional.
Equipo Internacional – CAD Chile
Febrero 2 de 2016
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