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domingo, 28 de febrero de 2016

CUT LLAMA A PARAR, PERO EN APOYO A LA REFORMA LABORAL-PATRONAL DEL GOBIERNO


Su directiva, un ramillete de integrantes de los partidos de la Nueva Mayoría y que funciona como oficina de asuntos laborales del gobierno, llama a un paro con el fin último de apoyar ésta reforma. Por cierto, los trabajadores decimos claramente ¡NO a la reforma laboral-empresarial!, y no apoyamos paros mulas

El pasado martes 16, la dirigencia nacional de la CUT refrendó el llamado a un paro nacional a realizarse el próximo 22 de marzo. Dicha convocatoria responde a un acuerdo tomado durante el X congreso de la multigremial, realizado entre el 22-24 de enero recién pasado, el cual dice relación con, “decir que la Reforma Laboral que se está aprobando cualquiera sea el resultado, no es la Reforma que la CUT plantea y levantar con fuerza el fin a las AFPs”.

Hasta ahí todo sonaría muy lindo y conveniente, sobre todo porque entremedio lo adornan con eso de ‘más democracia’. El problema es que la dirigencia de la misma CUT, primorosos partidarios del conglomerado gobiernista autodenominado Nueva Mayoría (NM), se ha encargado de convertir dicha movilización nacional en un llamado a presionar porque el congreso apruebe la reforma laboral (RL) así como está, con todo lo nefasto que ello implica para la clase trabajadora.

De hecho, la presidenta de la organización, la PC Bárbara Figueroa, ya había señalado durante el pasado X congreso: “Estamos viendo como hemos sido capturados en el debate laboral por un grupo de senadores conservadores que funcionan aún bajo las lógicas de la ex concertación y que no van a ceder en su aspiración por limitar nuestros avances”, justificando su llamado a la movilización del 22 de marzo, siempre con el objetivo de mantener el proyecto de reforma como está en la actualidad. En esa línea, éste martes 23 el vice del CUT, el democratacristiano Nolberto Díaz, advirtió que, "Esperamos que la Reforma que el gobierno ha presentado, que tiene elementos que consideramos avances, salga sin letra chica". Es decir, la RL original no es tan mala (¡!) y son sólo son los de la derecha y algunos núcleos reaccionarios dentro de la NM los que la están convirtiendo en una legislación adversa para los trabajadores (¿?).

Sin embargo, a toda esa canalla de falsos representantes de los trabajadores llamada CUT o, lo que es lo mismo, la oficina de asuntos laborales de la NM, tenemos que aclararles que su RL, de ser aprobada tal como prístinamente la presentó su mandante -el gobierno-, implicaría más bien fortalecer el reaccionario Plan Laboral impuesto a sangre y fuego en tiempos de la dictadura cívico-militar.

En efecto, el citado Plan Laboral fue ideado por José Piñera, ex Ministro del Trabajo (1979-1981) de la dictadura cívico-militar. Se trató del primer eslabón de una serie mayor de cambios proyectados para la refundación capitalista de Chile, llamados las “siete modernizaciones”, que buscaron la privatización y la absorción monopólica de la formación económico-social. En concreto, el plan consistió en dos leyes: el DL 2.756 sobre sindicatos (publicado el 3 de julio de 1979) y el DL 2.758 sobre negociación colectiva (publicado el 6 de julio de 1979). Como se puede constatar, se orientó a reformular las relaciones colectivas de trabajo según los intereses del gran capital, entendiendo que es lo más importante del modelo laboral.

Los 4 pilares de aquel Plan se proyectan a la actual RL: 1.- Una huelga que no paraliza; 2.- Una franca despolitización del ámbito sindical; 3.- Negociación colectiva sólo por cada empresa; 4.- Existencia de paralelismo entre sindicatos y asociaciones.

La nueva RL se encarga, más bien, de adornar la reaccionaria legislación anterior: 1.- Le da más peso a la Dirección del Trabajo, en detrimento de los sindicatos; 2.- Crea potenciales prácticas desleales provenientes del sector de los trabajadores, tales como la ‘presión moral’, el impedir el ingreso a las faenas a directivos y trabajadores, etc.; 3.- No cambia el hecho que se negocia sólo en las grandes empresas, con bajos resultados, mientras que poco o nada ocurre al nivel de medianas y pequeñas empresas; 4.- Nuevamente se niega una conquista histórica del movimiento de trabajadores, cual fue la negociación por rama de actividad; 5.- Basta con un 30% de los trabajadores para que los acuerdos se amplíen al 50% o más; En huelga, un simple juez de letras puede ordenar la reanudación de faenas (antes lo ordenaba el presidente del país); ella se entiende sólo como ‘pacífica’; se incorporan los ‘servicios mínimos’, que la dificultan en beneficio del empresario y, más encima, los debe proveer el sindicato, so pena de ser acusado de práctica desleal grave (censura con la que el gran capital se cebará en contra de los portuarios, forestales y los contratistas y subcontratistas del cobre); nuevamente no la pueden ejercer los trabajadores públicos; no se la reconoce en cualquier circunstancia –como legítimos casos de riesgo para la salud, en solidaridad o por temáticas políticas, económicas y sociales-; etc., etc.          

No por nada, son muchas las voces que alertan con que esta RL no es más que un retroceso para el mundo sindical y que las bases de la actual legislación que regula las relaciones entre empleador y trabajadores –consagrada en el Plan Laboral de 1979– no sólo se mantienen, sino también se profundizan en algunos puntos. Pero el tema es más grave. Hay también una profundización de algo que ni siquiera José Piñera se atrevió a hacer: los pactos de adaptabilidad. Este proyecto abre un espacio para la flexibilidad laboral que ni siquiera en el Plan Laboral de 1979 se contemplaba.

Ahora, si bien las últimas indicaciones del ejecutivo atenuaron en algo los requisitos que se necesitaban para hacer extensivo a todos los trabajadores los pactos de adaptabilidad acordados entre el sindicado y el empleador, el punto crítico es el procedimiento para ello. Se permite negociar derechos que hoy en día son irrenunciables. Esta reforma hace que derechos que se consideran básicos sean negociables (la extensión de la jornada laboral, por ejemplo) con la única condición de que un sindicato minoritario que represente al 30% de los trabajadores los apruebe.

Más encima, la intelligentsia derechista apoya ésta RL; ¡por algo será!

Volviendo a la vendida de pescá de la CUT, su dirigencia ha sido más que incoherente en su postura respecto de la famosa RL: primero, la sustentó y defendió a brazo partido, participando hasta en las comisiones prelegislativas; luego, debido a las críticas de las bases y de algunas federaciones, se mostró algo alejada de ese fervoroso apoyo; ahora la defiende, diciendo que es mejor que nada. ¿Cómo es la cosa? ¿Somos o nos somos consecuentes?

La CUT no puede ni podrá jugar un rol de liderazgo del movimiento sindical porque su dirigencia se dedica a cuidarle la estabilidad al gobierno, su gobierno, ese que se dedica a mantener el sistema de dominación y explotación, y no se las machuca en defensa de los intereses de los explotados del país.

Ante ello, llamamos al pueblo trabajador a no plegarse al culebrero paro del próximo 22 de marzo al que ha convocado la CUT, pues ésta sarta de avivados, palabras más, palabras menos, nos quiere hacer comulgar con una reforma laboral que simplemente es una profundización del Plan Laboral dictatorial. Antes bien, convocamos a l@s activ@s democrátic@s y revolucionari@ para que, mediante todas las vías posibles, alentemos a ese pueblo trabajador para que se unifique democráticamente, le pegue la patá en la raja a la burocracia PC-PS-PPD-PDC-PR de la CUT y comience a avanzar de una buena vez por la senda de la lucha anticapitalista y por la liberación social.  

La Protesta Nacional que diversas organizaciones del campo popular estamos convocando para el próximo 11 de marzo es, sin duda, un primer paso en ese camino a la construcción de una alternativa democrática y popular de los pueblos y los trabajadores de Chile.  

¡NINGÚN ACUERDO O REFORMA A ESPALDAS
DE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!

Colectivo Acción Directa -Equipo Sindical
Febrero 28 de 2016

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