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viernes, 12 de febrero de 2016

LA CENTRAL UNICA DE TRABAJADORES, ¡QUE MAL LO HACEMOS A 63 AÑOS DE SU FUNDACION!


“La ética y la equidad y los principios de justicia no cambian con el calendario”
–D. H. Lawrence

Hace 63 años Nace la Central Única de Trabajadores CUT

Entre los días 12 y 16 de febrero de 1953 se realiza el congreso constituyente de la Central Única de Trabajadores, CUT. Su primer presidente es el dirigente de los funcionarios públicos Clotario Blest Riffo, que había contribuido, entre otras tantas tareas sindicales, en la fundación de la ANEF en 1943.

En la ocasión, el sempiterno luchador popular afirmó: “Soy un incansable predicador de la unidad de la clase trabajadora chilena, porque cuando la clase trabajadora chilena está unida, es invencible. Nadie se atreve contra ella”.

Desde la presidencia de la CUT, Clotario Blest encabezó permanentes huelgas y movilizaciones sociales para protestar por las malas condiciones económicas de los trabajadores y la represión al mundo sindical, batallando por adecuados reajustes de sueldos que repararan la galopante inflación que desvalorizaba rápidamente los salarios de obreros y empleados, además de ser el primero en la defensa de la organización democrática de los explotados. Estuvo al frente de las grandes Huelgas Nacionales de 1954, 1955, 1956, 1960 y 1962, siendo catorce veces encarcelado por Carlos Ibáñez Del Campo, tres lo fue por Jorge Alessandri y una por Eduardo Frei Montalva.

De la Central Única a la Unitaria

La CUT surge luego de décadas de movilizaciones y de avance en los niveles de organización de la clase trabajadora. Significó un salto cualitativo por sobre las anteriores multisindicales, en cuanto estableció claramente una lucha frontal contra la sociedad de clases y la explotación capitalista, llamando sin ambages a luchar por una “sociedad sin clases, en la que se aseguren al hombre y a la humanidad su pleno desarrollo.” Es decir, produce un punto de inflexión en la anterior estrategia de lucha economicista e inmediatista, propia del período de colaboración de clases, de “Estado de compromiso”.

A fines de la década de 1940, el movimiento obrero, que estuvo fuertemente ligado al Partido Comunista a través de la Confederación de Trabajadores de Chile –CTCH, fundada en 1936-, fue fuertemente reprimido y debilitado por el gobierno de Gabriel González Videla al promulgar la Ley de Defensa de la Democracia o "Ley Maldita". En consecuencia la conducción del movimiento de trabajadores fue asumido por las organizaciones de empleados con mayor conciencia clasista y más estructuradas, especialmente del sector público, las que a través del liderazgo de Clotario Blest lograron confluir en la nueva confederación de trabajadores en 1953: la CUT.

En las décadas de los “40s y los “50s surgieron numerosas organizaciones sindicales de obreros y empleados, como la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales ANEF (1943); la Federación de Educadores de Chile FEDEC (1945); la Agrupación de Empleados Semifiscales ANES (1948); la Junta Nacional de Empleados de Chile JUNECH y la Confederación de Empleados Públicos de Chile CEPCH (1950); la Federación Obrera Nacional del Cuero y del Calzado, el Movimiento Unitario Nacional de Trabajadores MUNT y el Comité Relacionador de Unidad Sindical (1951); el Movimiento de Unidad Sindical MUS y el Comité Nacional de Federaciones CONAF (1952). Todos ellos, más los sindicatos y agrupaciones de la debilitada Central de Trabajadores de Chile, convergieron en 1953 en un congreso de unidad de los trabajadores que permitió el surgimiento de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT

La directiva de ésta última, con Blest a la cabeza, era un ejemplo de los equilibrios entre las fuerzas de izquierda y más allá, de radicales y falangistas, tratando de reencantar a los trabajadores del país con una instancia que fuese amplia y representativa. En todo caso, la central tenía un claro predomino de la izquierda y de líderes del anarcosindicalismo, y ello le permite desempeñar un papel de catalizador sociopolítico y de agitación al interior del movimiento obrero, al margen de los canales de regulación del Estado y con criterios anticapitalistas. Dicho esquema comienza a cambiar hacia fines de los “50s, lo que se puede ver reflejado en la 2ª Declaración de Principios de la CUT, de 1959, y que llevó a don Clotario a renunciar a la dirección en 1961 por sus diferencias con el creciente reformismo obrero de los dirigentes adscritos al PC y parte del PS, quienes orientaron los esfuerzos de la organización en apoyo al FRAP, que sería derrotada electoralmente en 1964, no así la estrategia reformista instalada en su directiva.

Durante la UP, la CUT, ligada a los partidos de la alianza gubernamental, se la juega por apoyar el programa del socialismo ‘a la chilena’, oponiéndose y boicoteando muchas veces las expresiones organizativas de gérmenes de Poder Popular que surgían en las bases de trabajadores del campo y la ciudad: los Comandos Comunales y Provinciales de trabajadores y campesinos, los Cordones Industriales, las Asambleas Populares, etc.     

Una vez producido el funesto Golpe militar, el 11 de septiembre de 1973, la CUT es declarada ilegal y sus dirigentes son perseguidos, detenidos, algunos muertos y su presidente de entonces, el PC Luis Figueroa, luego de ser detenido, es enviado al exilio, donde fallece en 1976.

En 1988, en las postrimerías de la dictadura cívico-militar, se funda una mala copia de la otrora poderosa y combativa CUT, la que conserva la sigla, pero cambia su contenido: ahora es la Central Unitaria de Trabajadores, “un pálido reflejo de la que dirigió Clotario Blest”. Es hija de diferentes organizaciones surgidas del Comando Nacional de Trabajadores, que bajo el pretexto, legítimo y necesario, de combatir a la dictadura dejaron a un lado la discusión sobre las causas y responsabilidades en el seno de la izquierda de la derrota de 1973. La CUT posee de este modo todas las debilidades de su predecesora, pero con la enorme diferencia de que hoy, las condiciones para reorientar el movimiento sindical se encuentran especialmente agravadas por la implantación del modelo primario exportador con ventajas comparativas, tan grato al capital monopólico-financiero. En efecto, la flexibilización y precarización generalizada del trabajo y las nuevas condiciones económicas impuestas por la dictadura y apoyadas por los grupos mantenedores de la democracia gorila instaurada en Chile, han llevado a una importante transformación del modelo sindical. Esto significó en particular la disminución de las tasas de sindicalización, la flexibilización de las relaciones laborales  y la destrucción progresiva de sectores obreros más combativos como el textil, el metalúrgico o el cuero. Paralelamente, se asiste a la expansión del trabajo temporal y del sector informal, al aumento de empleos de servicios que no poseen tradición sindical y a la atomización general de los asalariados. Esta transformación objetiva solo ha servido para acentuar la tendencia de la CUT a servir de correa de transmisión de los sucesivos gobiernos de la ex oposición burguesa a la dictadura más el PC.

Esa extrema sumisión, sin justificación político-ideológica razonable, se puede constatar en la ausencia completa de reacción frente a los sucesivos acuerdos de libre comercio signados por Chile y que precarizan aún más la situación de la mano de obra y agravan la súper-explotación de extensas franjas de asalariados; en las completas bajadas de pantalones para pelear por reajustes dignos para los trabajadores públicos y de ellos en general; su permanente obstrucción a que sectores de avanzada del proletariado den una pelea más ofensiva, como en los casos del profesorado, de la salud, de algunos gremios de los públicos, etc.  

Pero, ¿No Estaremos Como el Cojo que le Echa la Culpa al Empedrado?

Sin duda que la actual realidad del sindicalismo está claramente marcada por la dictadura que destruyó por completo el gran movimiento popular que se agigantaba antes del Golpe, y sobre todo la organización de la clase trabajadora; también por el modo en que se ha venido desarrollando ésta sempiterna “transición democrática”; y sobre todo por el retardatario, cuando no reaccionario, rol jugado por los dirigentes enquistados en las direcciones sindicales y que provienen de los partidos otrora de la izquierda tradicional: el PS y el PC.

Con todo, no solo debemos echarle la culpa al empedrado, pues los sectores más conscientes y combativos del proletariado no hemos logrado dar respuestas políticas y organizativas claras al conjunto de los explotados, avanzando de verdad por la senda de un sindicalismo unitario, combativo y clasista. Entre las variadas Federaciones, Confederaciones y Centrales ‘autónomas’ de la CUT, aunque más exactamente al nivel de sus directivas, continúan persistiendo la dispersión, el sectarismo, los personalismos, las posiciones sobre-ideologizadas, etc. Así, a estas alturas del partido, nos seguimos disparando en el pie.

Claro, existen diversos sindicatos y Federaciones con una actitud más unitaria y ofensiva, pero aún estamos lejos de llegarle a los talones a esa preclara vanguardia del proletariado que fuera la CUT de 1953, dirigida por el gran Clotario y cuya hoja de ruta y guía para la acción les dejamos para vuestra consideración. 

Declaración de Principios de la Central Única de Trabajadores

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE LA C.U.T.


La Central Única de Trabajadores declara:

Que el régimen capitalista actual, fundado en la propiedad privada de la tierra, de los instrumentos y medios de producción y en la explotación del hombre por el hombre, que divide a la sociedad en clases antagónicas: explotados y explotadores, debe ser sustituido por un régimen económico-social que liquide la propiedad privada hasta llegar a la sociedad sin clases, en la que se aseguren al hombre y a la humanidad su pleno desarrollo.

Que el Estado Capitalista es una expresión de esta lucha de clases, y por lo tanto, mientras subsista el capitalismo en cualquiera de sus formas, éste será su instrumento de explotación.

Que la guerra es una expresión y consecuencia inherente al régimen capitalista: por lo tanto, la Central Única de Trabajadores se pronuncia enfáticamente contra ella. Proclama, en consecuencia, la lucha internacional de los trabajadores por la paz permanente dentro de la convivencia de todos los pueblos y sin anexiones territoriales apoyando, por consiguiente, todas las luchas por la liberación nacional.

Que frente al régimen capitalista, la Central Única de Trabajadores realizará una acción reivindicacionista encuadrada dentro de los principios y métodos de lucha de clases, conservando su plena independencia de todos los gobiernos y sectarismos políticos partidistas. Sin embargo, la Central Única de Trabajadores no es una Central apolítica: por el contrario, representa la conjunción de todos los sectores de la masa trabajadora, su acción emancipadora la desarrollará por sobre los partidos políticos, a fin de mantener su cohesión orgánica.

Que frente al régimen capitalista, la Central Única de Trabajadores realizará una acción reivindicacionista encuadrada dentro de los principios y métodos de lucha de clases, conservando su plena independencia de todos los gobiernos y sectarismos políticos partidistas. Sin embargo, la Central Única de Trabajadores no es una Central apolítica: por el contrario, representa la conjunción de todos los sectores de la masa trabajadora, su acción emancipadora la desarrollará por sobre los partidos políticos, a fin de mantener su cohesión orgánica.

Que la Central Única de Trabajadores tiene como finalidad primordial la organización de todos los trabajadores de la cuidad y del campo, sin distinción de credos políticos o religiosos, de nacionalidad, color, sexo o edad para la lucha contra la explotación del hombre hasta llegar al socialismo integral.

Que frente al imperialismo, transformación del capitalismo en sistema mundial de esclavización y dominación de los pueblos, lucha por la conservación de las riquezas del país y por la liberación del yugo del capitalismo nacional y extranjero: por consiguiente, desarrollará todos los esfuerzos de que sea capaz para encauzar un vigoroso movimiento por la recuperación de las materias primas, por la Reforma Agraria y por la expropiación de las empresas en manos del imperialismo, sin indemnización.

Para el logro de este objetivo tratará de mancomunar una acción coordinada con todas las Centrales Sindicales de América Latina.

Que es deber fundamental de todos los afiliados a la Central Única de Trabajadores el acatamiento leal y disciplinado a sus principios, métodos de lucha y resoluciones; asimismo, el esfuerzo de dirigentes y bases para conservar la unidad interna, a fin de presentar un frente monolítico en todos los órdenes sindical y gremial de la Central Única de Trabajadores.

Que en defensa de estos principios, ejercitará la más democracia sindical y el respeto de los derechos de cada afiliado y organismo para opinar y tener representación proporcional en todos los organismos directivos de la Central.

Que la Central Única de Trabajadores considera que la lucha sindical es parte integrante del movimiento general de clases del proletariado y de las masas explotadas, y en esta virtud no puede ni debe permanecer neutral en la lucha social y debe asumir el rol de dirección que le corresponde. En consecuencia declara que los sindicatos son organismos de defensa de los intereses y fines de los trabajadores dentro del sistema capitalista. Pero, al mismo tiempo, son organismos de lucha clasista que se señalan como meta para la emancipación económica de los mismos, o sea, la transformación socialista de la sociedad, la abolición de clases y la organización de la vida humana mediante la supresión del estado opresor.

¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!

Equipo Sindical CAD –Chile

Febrero 12 de 2016

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