“La ética y la equidad y los principios de justicia no cambian
con el calendario”
–D. H. Lawrence
Hace 63
años Nace la Central Única de Trabajadores CUT
Entre los días 12
y 16 de febrero de 1953 se realiza el congreso constituyente de la Central
Única de Trabajadores, CUT. Su primer presidente es el dirigente de los funcionarios
públicos Clotario Blest Riffo, que había contribuido, entre otras tantas tareas
sindicales, en la fundación de la ANEF
en 1943.
En
la ocasión, el sempiterno luchador popular afirmó: “Soy un incansable
predicador de la unidad de la clase trabajadora chilena, porque cuando la clase
trabajadora chilena está unida, es invencible. Nadie se atreve contra ella”.
Desde
la presidencia de la CUT, Clotario Blest encabezó permanentes huelgas y
movilizaciones sociales para protestar por las malas condiciones económicas de
los trabajadores y la represión al mundo sindical, batallando por adecuados reajustes
de sueldos que repararan la galopante inflación que desvalorizaba rápidamente
los salarios de obreros y empleados, además de ser el primero en la defensa de
la organización democrática de los explotados. Estuvo al frente de las grandes
Huelgas Nacionales de 1954, 1955, 1956, 1960 y 1962, siendo catorce veces
encarcelado por Carlos Ibáñez Del Campo, tres lo fue por Jorge Alessandri y una
por Eduardo Frei Montalva.
De la
Central Única a la Unitaria
La
CUT surge luego de décadas de movilizaciones y de avance en los niveles de
organización de la clase trabajadora. Significó un salto cualitativo por sobre
las anteriores multisindicales, en cuanto estableció claramente una lucha
frontal contra la sociedad de clases y la explotación capitalista, llamando sin
ambages a luchar por una “sociedad sin clases, en la que se aseguren al hombre
y a la humanidad su pleno desarrollo.” Es decir, produce un punto de inflexión
en la anterior estrategia de lucha economicista e inmediatista, propia del
período de colaboración de clases, de “Estado de compromiso”.
A
fines de la década de 1940, el movimiento obrero, que estuvo fuertemente ligado
al Partido Comunista a través de la Confederación de Trabajadores de Chile –CTCH,
fundada en 1936-, fue fuertemente reprimido y debilitado por el gobierno de
Gabriel González Videla al promulgar la Ley de Defensa de la Democracia o
"Ley Maldita". En consecuencia la conducción del movimiento de
trabajadores fue asumido por las organizaciones de empleados con mayor
conciencia clasista y más estructuradas, especialmente del sector público, las
que a través del liderazgo de Clotario Blest lograron confluir en la nueva
confederación de trabajadores en 1953: la CUT.
En
las décadas de los “40s y los “50s surgieron numerosas organizaciones
sindicales de obreros y empleados, como la Agrupación Nacional de Empleados
Fiscales ANEF (1943); la Federación de Educadores de Chile FEDEC (1945); la
Agrupación de Empleados Semifiscales ANES (1948); la Junta Nacional de
Empleados de Chile JUNECH y la Confederación de Empleados Públicos de Chile
CEPCH (1950); la Federación Obrera Nacional del Cuero y del Calzado, el
Movimiento Unitario Nacional de Trabajadores MUNT y el Comité Relacionador de
Unidad Sindical (1951); el Movimiento de Unidad Sindical MUS y el Comité
Nacional de Federaciones CONAF (1952). Todos ellos, más los sindicatos y
agrupaciones de la debilitada Central de Trabajadores de Chile, convergieron en
1953 en un congreso de unidad de los trabajadores que permitió el surgimiento
de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT
La
directiva de ésta última, con Blest a la cabeza, era un ejemplo de los
equilibrios entre las fuerzas de izquierda y más allá, de radicales y
falangistas, tratando de reencantar a los trabajadores del país con una
instancia que fuese amplia y representativa. En todo caso, la central tenía un
claro predomino de la izquierda y de líderes del anarcosindicalismo, y ello le permite
desempeñar un papel de
catalizador sociopolítico y de agitación al interior del movimiento obrero,
al margen de los canales de regulación del Estado y con criterios
anticapitalistas. Dicho esquema comienza a cambiar hacia fines de los “50s, lo
que se puede ver reflejado en la 2ª
Declaración de Principios de la CUT, de 1959, y que llevó a don Clotario a renunciar
a la dirección en 1961 por sus diferencias con el creciente reformismo obrero
de los dirigentes adscritos al PC y parte del PS, quienes orientaron los
esfuerzos de la organización en apoyo al FRAP, que sería
derrotada electoralmente en 1964, no así la estrategia reformista instalada
en su directiva.
Durante
la UP, la CUT, ligada a los partidos de la alianza gubernamental, se la juega
por apoyar el programa del socialismo ‘a la chilena’, oponiéndose y boicoteando
muchas veces las expresiones organizativas de gérmenes
de Poder Popular que surgían en las bases de trabajadores del campo y la
ciudad: los Comandos Comunales y Provinciales de trabajadores y campesinos, los
Cordones Industriales, las Asambleas Populares, etc.
Una
vez producido el funesto Golpe militar, el 11 de septiembre de 1973, la CUT
es declarada ilegal y sus dirigentes son perseguidos, detenidos, algunos
muertos y su presidente de entonces, el PC Luis Figueroa, luego de ser
detenido, es enviado al exilio, donde fallece en 1976.
En
1988, en las postrimerías de la dictadura cívico-militar, se funda una mala
copia de la otrora poderosa y combativa CUT, la que conserva la sigla, pero
cambia su contenido: ahora es la Central Unitaria de Trabajadores, “un pálido reflejo de la que
dirigió Clotario Blest”. Es hija de diferentes organizaciones surgidas del Comando
Nacional de Trabajadores, que bajo el pretexto, legítimo y necesario, de
combatir a la dictadura dejaron a un lado la discusión sobre las causas y
responsabilidades en el seno de la izquierda de la derrota de 1973. La CUT
posee de este modo todas las debilidades de su predecesora, pero con la enorme
diferencia de que hoy, las condiciones para reorientar el movimiento sindical
se encuentran especialmente agravadas por la implantación del modelo primario
exportador con ventajas comparativas, tan grato al capital
monopólico-financiero. En efecto, la flexibilización y precarización generalizada
del trabajo y las nuevas condiciones económicas impuestas por la dictadura y
apoyadas por los grupos mantenedores de la democracia gorila instaurada en
Chile, han llevado a una importante transformación del modelo sindical. Esto significó
en particular la disminución de las tasas de sindicalización, la
flexibilización de las relaciones laborales
y la destrucción progresiva de sectores obreros más combativos como el textil,
el metalúrgico o el cuero. Paralelamente, se asiste a la expansión del trabajo
temporal y del sector informal, al aumento de empleos de servicios que no
poseen tradición sindical y a la atomización general de los asalariados. Esta
transformación objetiva solo ha servido para acentuar la tendencia de la CUT a
servir de correa de transmisión de los sucesivos gobiernos de la ex oposición
burguesa a la dictadura más el PC.
Esa
extrema sumisión, sin justificación político-ideológica razonable, se puede
constatar en la ausencia completa de reacción frente a los sucesivos acuerdos
de libre comercio signados por Chile y que precarizan aún más la situación de
la mano de obra y agravan la súper-explotación de extensas franjas de
asalariados; en las completas bajadas de pantalones para pelear por reajustes
dignos para los trabajadores públicos y de ellos en general; su permanente
obstrucción a que sectores de avanzada del proletariado den una pelea más ofensiva,
como en los casos del profesorado, de la salud, de algunos gremios de los
públicos, etc.
Pero, ¿No
Estaremos Como el Cojo que le Echa la Culpa al Empedrado?
Sin
duda que la actual realidad del sindicalismo está claramente marcada por la
dictadura que destruyó por completo el gran movimiento popular que se
agigantaba antes del Golpe, y sobre todo la organización de la clase
trabajadora; también por el modo en que se ha venido desarrollando ésta
sempiterna “transición democrática”; y sobre todo por el retardatario, cuando
no reaccionario, rol jugado por los dirigentes enquistados en las direcciones
sindicales y que provienen de los partidos otrora de la izquierda tradicional:
el PS y el PC.
Con
todo, no solo debemos echarle la culpa al empedrado, pues los sectores más
conscientes y combativos del proletariado no hemos logrado dar respuestas
políticas y organizativas claras al conjunto de los explotados, avanzando de
verdad por la senda de un sindicalismo unitario, combativo y clasista. Entre
las variadas Federaciones, Confederaciones y Centrales ‘autónomas’ de la CUT,
aunque más exactamente al nivel de sus directivas, continúan persistiendo la
dispersión, el sectarismo, los personalismos, las posiciones
sobre-ideologizadas, etc. Así, a estas alturas del partido, nos seguimos
disparando en el pie.
Claro,
existen diversos sindicatos y Federaciones con una actitud más unitaria y
ofensiva, pero aún estamos lejos de llegarle a los talones a esa preclara
vanguardia del proletariado que fuera la CUT de 1953, dirigida por el gran
Clotario y cuya hoja de ruta y guía para la acción les dejamos para vuestra
consideración.
Declaración
de Principios de la Central Única de Trabajadores
“DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE LA C.U.T.
Aprobada
en el Congreso Constituyente (febrero 1953)
La
Central Única de Trabajadores declara:
Que
el régimen capitalista actual, fundado en la propiedad privada de la tierra, de
los instrumentos y medios de producción y en la explotación del hombre por el
hombre, que divide a la sociedad en clases antagónicas: explotados y
explotadores, debe ser sustituido por un régimen económico-social que liquide
la propiedad privada hasta llegar a la sociedad sin clases, en la que se
aseguren al hombre y a la humanidad su pleno desarrollo.
Que
el Estado Capitalista es una expresión de esta lucha de clases, y por lo tanto,
mientras subsista el capitalismo en cualquiera de sus formas, éste será su instrumento
de explotación.
Que
la guerra es una expresión y consecuencia inherente al régimen capitalista: por
lo tanto, la Central Única de Trabajadores se pronuncia enfáticamente contra
ella. Proclama, en consecuencia, la lucha internacional de los trabajadores por
la paz permanente dentro de la convivencia de todos los pueblos y sin anexiones
territoriales apoyando, por consiguiente, todas las luchas por la liberación
nacional.
Que
frente al régimen capitalista, la Central Única de Trabajadores realizará una
acción reivindicacionista encuadrada dentro de los principios y métodos de
lucha de clases, conservando su plena independencia de todos los gobiernos y
sectarismos políticos partidistas. Sin embargo, la Central Única de
Trabajadores no es una Central apolítica: por el contrario, representa la
conjunción de todos los sectores de la masa trabajadora, su acción emancipadora
la desarrollará por sobre los partidos políticos, a fin de mantener su cohesión
orgánica.
Que
frente al régimen capitalista, la Central Única de Trabajadores realizará una
acción reivindicacionista encuadrada dentro de los principios y métodos de
lucha de clases, conservando su plena independencia de todos los gobiernos y
sectarismos políticos partidistas. Sin embargo, la Central Única de
Trabajadores no es una Central apolítica: por el contrario, representa la
conjunción de todos los sectores de la masa trabajadora, su acción emancipadora
la desarrollará por sobre los partidos políticos, a fin de mantener su cohesión
orgánica.
Que
la Central Única de Trabajadores tiene como finalidad primordial la
organización de todos los trabajadores de la cuidad y del campo, sin distinción
de credos políticos o religiosos, de nacionalidad, color, sexo o edad para la
lucha contra la explotación del hombre hasta llegar al socialismo integral.
Que
frente al imperialismo, transformación del capitalismo en sistema mundial de
esclavización y dominación de los pueblos, lucha por la conservación de las
riquezas del país y por la liberación del yugo del capitalismo nacional y
extranjero: por consiguiente, desarrollará todos los esfuerzos de que sea capaz
para encauzar un vigoroso movimiento por la recuperación de las materias
primas, por la Reforma Agraria y por la expropiación de las empresas en manos
del imperialismo, sin indemnización.
Para
el logro de este objetivo tratará de mancomunar una acción coordinada con todas
las Centrales Sindicales de América Latina.
Que
es deber fundamental de todos los afiliados a la Central Única de Trabajadores
el acatamiento leal y disciplinado a sus principios, métodos de lucha y
resoluciones; asimismo, el esfuerzo de dirigentes y bases para conservar la
unidad interna, a fin de presentar un frente monolítico en todos los órdenes
sindical y gremial de la Central Única de Trabajadores.
Que
en defensa de estos principios, ejercitará la más democracia sindical y el
respeto de los derechos de cada afiliado y organismo para opinar y tener
representación proporcional en todos los organismos directivos de la Central.
Que
la Central Única de Trabajadores considera que la lucha sindical es parte
integrante del movimiento general de clases del proletariado y de las masas
explotadas, y en esta virtud no puede ni debe permanecer neutral en la lucha
social y debe asumir el rol de dirección que le corresponde. En consecuencia
declara que los sindicatos son organismos de defensa de los intereses y fines
de los trabajadores dentro del sistema capitalista. Pero, al mismo tiempo, son
organismos de lucha clasista que se señalan como meta para la emancipación
económica de los mismos, o sea, la transformación socialista de la sociedad, la
abolición de clases y la organización de la vida humana mediante la supresión
del estado opresor.
¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!
Equipo Sindical CAD –Chile
Febrero 12 de 2016
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