“TRIUNFO DE ASSANGE EN LA ONU, CON LA MORAL
EN ALTO”
Por Juan Manuel Karg
En Actualidad
RT -Public. 5/2/16
Pocas veces se lo
había visto tan decidido en los últimos años. Cuando Julian Assange salió trajeado al balcón de la Embajada de Ecuador en
Londres comenzaron los flashes de decenas de medios de comunicación. Allí fue
muy concreto: consideró como “una victoria” al fallo de la ONU en relación a su “arbitraria
detención” y pidió al Reino Unido y Suecia que cumplan con la decisión.
¿Qué
dice concretamente la resolución presentada por el Grupo de Trabajo de la ONU?
Que
se “debe poner fin a la detención” del fundador de Wikileaks y que las autoridades británicas y suecas
tienen que garantizar la seguridad e integridad física de Assange, facilitando
“el ejercicio de su derecho a la libertad de movimiento de una manera
conveniente”.
El
propio Assange había hecho referencia a ello previamente, a
través de una conferencia, al decir que "ahora se me debería permitir
moverme libremente. Si no esto desautorizaría el sistema de la ONU". Por ello habló del fallo como una
“reivindicación”. No es para menos: está privado de su libertad desde hace
cinco años. En junio de 2012 se refugió en la Embajada de Ecuador en Londres,
donde permanece desde hace tres años y medio sin poder salir, sin ver apenas el
sol, con las condiciones mínimas para poder, apenas, sobrevivir. Por ello reemplazó los sinsabores del pasado
por una noticia que le ratificó que su lucha no había sido en vano.
Para
el premier británico David Cameron, en tanto, la decisión de la ONU “no cambia nada”. No es la primera vez que el primer
ministro incumple alguna resolución del principal organismo internacional: ya
le había dado la espalda en numerosas ocasiones a la resolución 2065, que insta
al Reino Unido a dialogar (y negociar) con Argentina por las Islas Malvinas. En definitiva, tanto el Reino Unido como
los propios Estados Unidos, tan acostumbrados a exigir cumplimientos de otros,
están ante una disyuntiva histórica: acatar el fallo de la ONU y dar vía libre a un
salvoconducto que posibilite que Assange vuele a Quito, o desoír -una vez
más- el reclamo de los especialistas en detenciones arbitrarias en este tema.
Hay
un motivo de fondo por el que la élite política internacional intentará no
tomar grandes definiciones en el corto plazo, aun cuando la propia ONU exige
aquello: WikiLeaks filtró 8 millones y medio de documentos que muestran la
intimidad del poder global, como jamás se habían visto. Especialmente sobre
EEUU, las filtraciones fueron contundentes: Assange liberó 91.000 documentos
secretos sobre la invasión en Afganistán y 400.000 documentos sobre la
intervención de las tropas norteamericanas en Irak. Además informó sobre las
torturas en Guantánamo y brindó información sensible para la
diplomacia estadounidense, relacionada a los planes para aislar a Rusia y China. Por todo esto la élite política
internacional, y sobre todo la norteamericana, dilatará grandes definiciones
sobre el tema, presionando por lo bajo a Cameron para que no admita el
salvoconducto.
Sin
embargo, y como asistimos a la configuración de un nuevo mundo multipolar, una
decisiva intervención del bloque BRICS y el espacio del G77+China (133 países en la
ONU) podría reimpulsar el debate sobre el tema tras este importante fallo. La
moral en alto de Assange no alcanza aún para su liberación, por las presiones
de lobbystas que temen a nuevas filtraciones de WikiLeaks. Pero resulta difícil
naturalizar que una persona pueda estar privada de su libertad por más de cinco
años en una detención catalogada como “arbitraria” por la máxima instancia. Con
una adecuada intervención de aquellos que verdaderamente pregonan por un mundo
más justo e igual, al Reino Unido, a Suecia, y a los propios Estados Unidos no
le quedará mayor margen para acatar la resolución del organismo más importante
en materia de diplomacia internacional.
En
caso de que eso suceda, luego vendrá otro debate, tal como anunció Correa horas
atrás: "¿Quién va a resarcir el daño que se le hizo a Assange y a
Ecuador?". Pero con Assange libre, discutir aquello será otro cantar.
¿Reimpulsará el fallo de la ONU a las voces que, con total justicia, piden el
fin al atropello a los derechos humanos más elementales que sufre el fundador
de WikiLeaks? ¿Alcanzará la moral en alto de Assange para exigir al poder
económico y político internacional una liberación que, a todas luces, tan justa
como necesaria? La pelota está ahora del lado de Cameron, quien deberá definir
si otorga el tan anhelado salvoconducto o sigue con su teoría de que el fallo
“no cambia nada”.
Equipo Internacional – CAD Chile
Febrero 6 de 2016
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