Por Víctor
Herrero
En Radio
U. de Chile, 2/1/15
Seamos honestos. Matte, al
igual que decenas y acaso centenares de empresarios chilenos, han estrujado a
su antojo a este país. Las palabras de buena crianza son sólo eso. Don Eliodoro
sabe que nada le pasará, que nada cambiará
Hay pocas cosas que
demuestren con tanta claridad el bajo nivel intelectual y cultural de nuestra
elite empresarial y social como la entrevista que dio Eliodoro Matte en El
Mercurio.
Obligado a salir a
la luz pública debido al escándalo de colusión protagonizado por La Papelera,
la emblemática Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC) que estuvo
en la vanguardia empresarial en la batalla contra el gobierno de Salvador
Allende y que, según la Fiscalía Nacional Económica estafó a todos los chilenos
durante más de una década, don Eliodoro salió al hablar acerca de su “dolor”.
Sí, en la entrevista dominical al diario de Agustín Edwards, quien por cierto
es accionista minoritario de la CMPC, el señor Matte ocupó la palabra “dolor”
en numerosas ocasiones.
Es probable que
hasta Paulo Coelho, el best seller brasileño de la cultura de la liberación
personal, se esté riendo de la filosofía pseudo cristiana de don Eliodoro. “En
CMPC hay mucho dolor y quiero decirles a nuestros colaboradores que juntos
vamos a salir adelante, y este duro momento debemos enfrentarlo de frente, con
valentía y, por sobre todo, con mucha humildad”, afirmó en esa entrevista.
Tantas referencias
al “dolor” que siente uno de los hombres más acaudalados e influyentes del país
–basta con recordar que es el principal mecenas del Centro de Estudios Públicos
(CEP) y que hace unos años pidió y obtuvo una cita personal con el fiscal
nacional Sabás Chahuán para transmitirle a éste su preocupación por las
investigaciones en torno al cura Fernando Karadima, admirado por don Eliodoro,
pero condenado al fin por abuso sexual a menores- hacen sospechar que la
influencia del catolicismo ultraconservador le ha nublado la mente a uno de los
empresarios más ricos de este país. Después de todo, Eliodoro es cercano al
movimiento Legionarios de Cristo.
Pero, la verdad es
que probablemente el señor Matte está muy lúcido. Cuando se trata de la
billetera, la religión importa poco.
La filial de
papeles de CMPC pudo obtener, según consigna el propio El Mercurio, ganancias
adicionales de unos US$ 400 millones durante la década en la que estafó a los
chilenos en su cuarto de baño. ¿Qué opina don Eliodoro respecto a los
consumidores estafados? “Le puedo adelantar que el impacto que esta conducta
pueda haber tenido en los consumidores la vamos a ponderar con el sentido de
justicia que corresponde y en el marco de la legalidad vigente. Hoy en la etapa
del proceso en que nos encontramos, resulta prematuro abordarlo”. En otras
palabras, el mandamás de La Papelera no quiere pagar por la estafa, a no ser
que la justicia ordene lo contrario.
En Estados Unidos,
un país admirado por nuestros capitalistas criollos, un Eliodoro Matte ya
estaría fuera del directorio de la CMPC. La razón es sencilla. Como presidente
del grupo empresarial le corresponde supervisar a los ejecutivos. Si durante
estos 10 años los ejecutivos de una filial tramaron una elaborada conspiración
para fijar los precios y las cuotas de mercado, ¿qué hacía el directorio?
Pero Chile no es
Estados Unidos. “El hilo se cortó por lo más grueso” afirmó Matte al explicar
la salida del ejecutivo a cargo del negocio “tissue” de la CMPC y del gerente
general del grupo controlador, Arturo Mackenna. Sin embargo, ellos son el hilo
más fino. Serán gerentes, habrán tenido sueldos y bonos millonarios, pero eran
empleados del propio Matte.
Hay dos cosas muy
graves que demuestra este caso. La primera es que Eliodoro Matte se presenta
como una víctima más. Él fue engañado por sus subalternos, al igual que todos
nosotros. Es decir, Matte es tan víctima como Rojas, González o Fuentes. “En lo
personal, este caso es el dolor más grande que he tenido en mi vida
empresarial”, afirmó Matte. “La he sentido como una traición a la inmensa
confianza que depositamos en un grupo de ejecutivos de larga trayectoria”.
O sea, el pobre
Matte fue “traicionado” por sus subalternos, como todos nosotros. El hecho de
que él, como dueño principal y miembro destacado del directorio, no se diera
cuenta de la colusión para robarles unos pesos a todos los chilenos, lo hace
tan víctima como a todos nosotros. ¿En serio? ¿Quién se puede creer esa
historia, sobre todo tomando en cuenta lo que ha sido el capitalismo
contemporáneo en Chile?
Seamos honestos.
Matte, al igual que decenas y acaso centenares de empresarios chilenos, han
estrujado a su antojo a este país. Las palabras de buena crianza son sólo eso.
Don Eliodoro sabe que nada le pasará, que nada cambiará. Como dijo a fines del
siglo 19 el banquero Augusto Matte, un antepasado suyo. “Los dueños de Chile
somos nosotros, los dueños del capital y del suelo; lo demás es masa
influenciable y vendible, ella no pesa ni como opinión ni como prestigio”.
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