“Artículo de colaboración para ¡Borroka
Garaia da! Autores: Los cinco de Askapena” (Walter Wendelin, Aritz Ganboa, Gabi Basanez,
Unai Vazquez y David Soto)
Lunes 2 de
noviembre. Preparamos los bolsos y cada uno se acerca desde la casa en que ha
pasado noche hasta la estación del cercanías, en Torrejón de Ardoz. Los cinco
hemos pasado la noche en casas diferentes. Antes de salir nos hemos despedido
de las personas que nos han acogido a lo largo de estos días. Sentimientos
encontrados. Nos despedimos de unos amigos para volver a casa, con los
nuestros. Aunque a estas alturas pueda parecer innecesario, no sobra decir que
también vosotros y vosotras sois de los nuestros, de los que aman la libertad y
la justicia por encima de todo lo demás. Así que no es un adiós, simplemente es
un hasta la vista compañeras.
El
viaje hasta el Polígono de San Fernando se hace llevadero, pero cada uno de
nosotros llevamos dentro algo que nos hace vivir estas últimas horas con una
intensidad difícil de describir. Hoy es el último día de combate. El último día
de ese combate desigual que a lo largo de las siete sesiones previas hemos
librado en la Sala 1 de la Audiencia Nacional.
Vamos
ganando, de eso no nos cabe ni la menor duda. Hay ya una primera victoria que
es tangible, Askapeña, Elkar Truke y Herriak Aske podrán continuar con su
labor, la social, la comercial y también la política. Pero además hemos
conseguido que las acusaciones queden en evidencia. La falta de pruebas unido a
la falta de argumentos jurídicos hace que el juicio se haya desarrollado
mayormente en términos políticos. Cuando una de las acusaciones se ve en la
necesidad de defender en términos ideológicos el recorte de derechos y
libertades haciendo suyos planteamientos de estados totalitarios, cuando se ven
obligados a quitarse la careta de demócratas, es evidente que están asumiendo
su derrota.
Nuestra
defensa ha terminado hace solo unos minutos de hacer una exposición de sus
conclusiones demoledora. La argumentación en términos jurídicos se nos escapa,
pero cuando habla de hechos no probados, de contradicciones de los peritos, de
traducciones erróneas o de libertades y derechos vulnerados sabemos lo que está
pasando. Nuestras abogadas han hecho un trabajo titánico en términos jurídicos,
pero además están defendiendo el carácter íntegramente político de este juicio
contra Askapena.
Es
nuestro turno, la última palabra. En contra de lo que casi se ha convertido en
norma el tribunal nos permite hacer uso de ella. Y la aprovechamos.
Gabi,
euskaldún, baserritarra y militante de los pies a la txapela habla desde lo más
hondo. Su declaración empieza siendo más íntima, pero su reivindicación de un
final negociado para el conflicto que sufre nuestro pueblo atraviesa los
tímpanos de todos quienes estamos en la sala. Solo alguien generoso puede
aprovechar ese momento para reivindicar ese valor de la negociación para
cualquier conflicto en cualquier lugar del mundo.
Unai
es más urbanita. Sin dejar de lado su condición de euskaldún, ante todo es un
internacionalista. Formado, informado y comprometido. Su vivencia personal y su
militancia han hecho que se tire a la piscina en su faceta de escritor. En su
libro y en su última palabra habla de Latinoamérica y de algunos porqués.
Porqué Askapena nunca ha perdido ni perderá esa referencia. Porqué es
importante salir con la perspectiva de aprender, con la humildad necesaria para
saber que no, en occidente no lo sabemos todo, y que en demasiadas ocasiones
somos parte del problema, y raramente parte de la solución.
Cuando
toma la palabra Walter se hace un gran silencio en la sala. Su voz impone, como
siempre, pero hay algo más. Quienes le conocemos sabemos lo difícil que es
verle alterado. Ahora lo está. En realidad está enfadado, enojado hasta el
límite con un juicio en el que se ha presentado a Askapena, su Askapena, como
una organización sin cerebro y maleable como la plastilina. ¡Es ofensivo los
términos en que se ha descrito Askapena, no somos el títere de nadie! Y la sala
calla, todos callamos porque sabemos que es cierto, que él ha vivido todo esto
como solo quien siente como propia cualquier injusticia en cualquier lugar del
mundo es capaz de vivirlo.
La
última palabra de Dabid reivindica el internacionalismo desde el primer minuto.
Ni siquiera él que suele ser mas racional que visceral puede evitar emocionarse
al reivindicar el internacionalismo como un arma para derribar las injusticias
y construir puentes donde los cimientos sean otros. Su deseo de que llegue el
día en que Euskal Herria y el estado español tengan una relación basada en el
respeto, la colaboración y la no injerencia hace que nadie se sienta
indiferente, ni siquiera el propio tribunal.
La
pasión e ímpetu de Aritz se transmite desde el primer segundo. Hablar de un
conflicto político que necesariamente hay que resolver puede hacerse
exclusivamente en términos políticos. Aritz no es capaz de hacerlo así y
esperamos que nunca lo haga. El conflicto se convierte de su boca en algo
humano y real. Amigos, su compañera… Hay mucho sentimiento puesto en una
declaración que reivindica una solución real y justa para nuestro pueblo. Una
solución para el presente, pero sobre todo para el futuro, para su futuro, para
June.
Estamos
en Euskal Herria. A la vuelta hay una pregunta que se repite sin cesar. ¿Cómo
ha ido? ¿Pero qué sensaciones? Y solo hay una respuesta posible, hemos ganado.
Les hemos ganado en casa y por goleada. La victoria es nuestra porque el debate
se ha desarrollado en unos términos en los que la razón, esta vez sí, se ha
impuesto a la fuerza. Que la sentencia sea o no condenatoria no es irrelevante,
pero lo realmente importante es que para condenarnos una vez más deberán
violentar la justicia, imponer la fuerza pese a saberse perdedores de la razón.
Compartimos
esta victoria con todas vosotras. No hace falta decir quien, sabéis de sobra a
quien nos dirigimos, porque sabéis que la victoria habría sido imposible sin
vosotras. Y os animamos a seguir.
Porque
esta, por si sola, no ha sido nunca la pelea que aspirábamos a ganar. Nada, ni
siquiera una absolución nos llevaría ha hablar de justicia. Nuestros derechos,
como vascos y como personas fueron vulnerados hace ya más de cinco años. Y
nada, absolutamente nada puede reparar ese daño. Mientras no veamos
garantizados nuestros derechos, individuales y colectivos, no podremos hablar
de victoria.
Las
medidas de excepcionalidad hacen que desde el mismo momento en que acaba el
juicio, pasemos a estar en un estado de permanente alerta. Nuestra libertad
está de nuevo cinco años después amenazada. Y vamos a hacer frente a esta nueva
injusticia con la misma determinación con que afrontamos el juicio. Reiteramos
algo que ya antes dijimos, no tenemos ninguna confianza en la justicia
española, pero tenemos una confianza absoluta en nuestro pueblo, en vosotros y
vosotras. A nuestras amigas de siempre hemos sumado nuevas amistades. Nuevas
complicidades personales, políticas e institucionales. Esas son nuestras armas,
las mejores que nadie podría desear para esa nueva batalla que empezamos desde
hoy mismo.
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