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miércoles, 25 de noviembre de 2015

A 100 AÑOS DE SU NACIMIENTO, ¡AUGUSTO PINOCHET VIVE!


Por Daniel Labbé Yáñez

Este 25 de noviembre los seguidores, amigos y familiares de Augusto Pinochet están de fiesta. Se cumplen 100 años desde que el militar naciera. Tienen mucho que celebrar. No están físicamente con el festejado hace casi una década, pero disfrutan de él día a día a través de su legado. Guste o no, esa es también otra forma de trascendencia. Y la verdad es que no son pocos los motivos para que en el homenaje que se le realiza en Los Boldos, sus adherentes levanten sus copas y brinden porque ¡Pinochet vive!

¿Dónde vive el legado de Pinochet?

Su desprecio por los sectores marginados vive en esa desigualdad que usted palpa a diario y que nos ha encumbrado al número uno de la OCDE, con una diferencia de ingresos que en 2013 alcanzó un 27 contra 1 entre el 10% más rico y el 10% más pobre. Una inequidad perpetuada por su dictadura y que ningún gobierno posterior al régimen ha querido de verdad revertir.

El legado del festejado respira también a través del sistema de AFP que impuso hace ya 35 años. Ese que tiene a la gran mayoría de los chilenos recibiendo pensiones vergonzosas y que lejos de desaparecer se consolidará aún más cuando el gobierno de la Nueva Mayoría implemente una AFP estatal, que no hará otra cosa que legitimar ese cotidiano asalto a mano armada.

El recuerdo de su mano dura reaparece en cada una de las violaciones a los derechos humanos con que los gobiernos “democráticos” intentan frenar la violencia en las poblaciones, la protesta social, las reivindicaciones de los pueblos originarios. ¡Si hasta dos detenidos desaparecidos tenemos ya!

Un triunfo de la fuerza por sobre la razón que se manifiesta igualmente cuando se recibe en La Moneda –máquinas incluidas- al gremio de los camioneros que ya complotó hace 42 años para que ese mismo edificio terminara envuelto en llamas y con un presidente muerto en su interior.

Si Pinochet vive es también porque su costumbre de saquear se eterniza cuando la clase política decide entregarle el mar de todos los chilenos a un grupo de siete familias. O cuando aprueba financiar a los que se coluden para subirnos el precio del papel higiénico, que son los mismos que arrasan con los bosques nativos en el sur y despojan de sus tierras a los mapuche.


Cómo no van a sentir sus fanáticos y familiares que Pinochet sigue vivo, si hasta se levantan viendo en uno de los canales más seguidos de Chile a una de sus más acérrimas defensoras y se acuestan muertos de la risa con aquel que le animaba los cumpleaños al militar.

Pero lejos, donde mejor se huele la podredumbre del militar, es cuando Julio Ponce Lerou, su ex yerno, financia con las platas de la empresa estatal que su suegro le heredó, no solo a los representantes políticos de la derecha económica, sino que también a aquellos que llegaron al poder en nombre de los que Pinochet torturó y asesinó.

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