En exhumaciones realizadas en Valdivia. Era el último de los heroicos compañeros caídos del
Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro del MIR que restaba por ser encontrado. A
cargo del operativo contrainsurgente se encontraba el entonces capitán Rosauro
Martínez, acusado y encausado por las ejecuciones extrajudiciales y desaparecimiento
de 9 combatientes
Luego de 3 días de excavaciones en el
Cementerio Municipal de Valdivia, éste
viernes 6 de noviembre la jueza a cargo del “caso Neltume”, Emma Díaz,
ordenó levantar unos restos óseos que podrían pertenecer al compañero del
Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR JUAN
ÁNGEL OJEDA AGUAYO, Gabriel o Pequeco.
La
presunción de que los restos corresponderían a Gabriel, se basa en las
condiciones en que fueron encontradas las piezas óseas y las características de
la vestimenta levantadas junto a los restos exhumados, las que tendrían
concordancia con las que portaba el compañero, de acuerdo a declaraciones de testigos
de la época.
Los
restos serán examinados por un equipo de expertos, compuesto por un arqueólogo
y un antropólogo, el mismo que estuvo a cargo de la exhumación; además de un
equipo especializado del Servicio Médico Legal. Tras estas diligencias, los
restos serán enviados a un laboratorio extranjero para cotejar la identidad, a
través de cotejos de ADN, cuyos resultados estarían listos durante 2016.
En
anteriores pesquisas en el mismo cementerio, a
fines de septiembre, habían sido rescatados los restos del compañero PEDRO
YÁÑEZ PALACIOS, Jorge.
El
Pequeco
fue el último de los integrantes del destacamento guerrillero en ser atrapado y
asesinado –en noviembre de 1981- por las hordas uniformadas dirigidas por Rosauro
Martínez (‘machete’ le llamaban a aquella operación), entonces comandante de
ejército y al mando de la compañía Nº 8 del Batallón Llancahue, con base en
Valdivia, y hoy un desaforado diputado del derechista partido Renovación Nacional.
Pequeco fue asesinado el
28 de Noviembre del 81. Era obrero maderero; originario de Neltume; soltero.
Tena 27 años de edad al momento de su caída. Amaba la montaña como el que más.
Era un explorador nato pero basaba su instinto en una especial relación con la
naturaleza. Según él los montes hablaban, reían, lloraban.
El seguramente le
conversaba secretamente al monte. Sus camaradas opinan que era un tipo buena
gente el Pequeco. Le gustaba también
la música, claro que más la tropical, y hacía gala de dotes de baterista. Pequeco o Gabriel era muy preocupado de su forma física, por lo que era uno
de los que más tiempo dedicaba y más exigía a la preparación física. Asimismo,
era uno de los más preocupados por su aspecto, siempre tratando de andar bien
vestido, bien presentado. Durante su exilio en Holanda, se dedicó a aprender
enfermería, sin prever que después sería su rol dentro de la fuerza: el sanitario
del destacamento.
Luego
de la diáspora y cacería del destacamento guerrillero, Pequeco se refugió en los alrededores de Neltume, de donde era originario.
Allí obtuvo ayuda de parientes y amigos. “A mediados de noviembre (de 1981), uno
de estos familiares o conocidos -dice el libro Guerrilla en Neltume-, movido por el alcohol, comete una infidencia
en una fiesta pública al hacer un comentario que aludía a la presencia de ‘Pequeco’ en la zona”. El 28 de
noviembre de 1981, cuando bajaba del monte, cayó en una emboscada y fue acribillado
a balazos.
En
la actualidad, “Mosquetón”, como le decían al milico Martínez por ser un amante
del gatillo fácil, se encuentra encausado por su culpabilidad en los crímenes perpetrados
contra 9 compañeros del Destacamento Guerrillero Toque Lautaro del MIR, los
que, hambreados y casi desarmados, enfrentaron a unas fuerzas que les superaban
con creces en contingente y armamento.
Esta
diligencia sería una de las últimas en la causa que persigue lograr verdad, justicia
y memoria para 9 de los 11 compañeros caídos en la guerrilla de Neltume (otros
dos cayeron poco antes de ser instalado el destacamento guerrillero), casos por
los que se mantiene procesado al asesino, devenido politicastro, Martínez.
La
búsqueda de los compañeros caídos en una verdadera cacería humana, sin ningún
respeto por las leyes de la guerra, lo que se demuestra por la asimetría de las
condiciones de los combates, el asesinato de todos los caídos en las garras de
la pandilla militar y el desaparecimiento de la mayoría de ellos, se enmarca en
el llamado “Caso Neltume”, causa investigada por la justicia y que se relaciona
con la masacre de 11 militantes de un destacamento del MIR que entre 1980-1981
intentó, infructuosamente, crear un foco guerrillero en la cordillerana zona de
Panguipulli, provincia de Valdivia.
La
Guerrilla
de Neltume formó parte del ‘Plan 78’ del MIR, que la prensa ha llamado Operación
Retorno y que consistió en el regreso clandestino a Chile de decenas de sus
militantes y dirigentes, quienes se reincorporaron valiente y consecuentemente
a la lucha de Resistencia Popular. La mayoría de los que participaron en esa guerrilla
rural habían estado presos después del golpe del “73; obligados a salir al
exilio, reingresaron clandestinamente a Chile convencidos que su deber era
seguir combatiendo contra la dictadura cívico-militar. Casi todos eran originarios
del sur del país. Cinco lo eran de Neltume y Panguipulli, donde el MIR tuvo una
importante presencia entre los obreros madereros.
¡NI OLVIDO NI PERDON: VERDAD, JUSTICIA Y
MEMORIA!
¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!
Colectivo Acción Directa-CHILE
Noviembre 9 de 2015
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