Noviembre 4, 2015
Luanda (PL) A sus
casi 70 años, Roberto Leal Ramos Montero (NGongo), general (r) angoleño y
siempre guerrillero de primera clase, está convencido que hoy su único deber
con la historia es contarla
"La
historia es un asunto de supervivencia", resume Ngongo a Prensa Latina
cuando evoca la jornada del 11 de noviembre de 1975, día en que se proclama la
independencia de Angola por su primer presidente, Agostinho Neto.
Colmado
de recuerdos, el diputado del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA)
insiste que, aunque algunos quieran, "nadie puede cambiar el curso de lo
que se ha vivido por mudar los cuadros enganchados en la pared".
Explica
que su nombre de guerra es NGongo en homenaje a su abuela que era gemela y, en
lengua Kimbundu, a una de las mellizas se le llama así. "Por eso cuando
entré en la guerrilla mi nombre clandestino fue NGongo".
Tras
el levantamiento militar del 25 de abril de 1974 (denominada la Revolución de
los Claveles) que provocó la caída del régimen de Marcelo Caetano en Portugal,
la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) se planteó
apoderarse de Angola.
El
gobierno progresista instaurado en Lisboa reconoció el derecho a la
independencia de sus colonias africanas Guinea Bissau, Cabo Verde, Santo Tomé y
Mozambique, y, por los hechos de la guerra ocurridos en este país, se disponía
a concederle su emancipación.
La
administración cuatripartita de tres organizaciones que participaron en el
conflicto angoleño tomó posesión el 15 de enero de 1975 en Luanda, pero surgen
traiciones y por ende constantes enfrentamientos de la Unión Nacional para la
Independencia Total de Angola (Unita) y el Frente Nacional para la Liberación
de Angola (FNLA) contra el MPLA, movimiento legítimo y representativo del
pueblo.
Bajo
ese escenario, la CIA no descansa en su propósito imperialista y cuenta para
ello con países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y los
propios colonialistas portugueses.
Cuando
los conocidos acuerdos de Alvor (enero de 1975 para constituir un gobierno
transitorio) son violados por la Unita y el FNLA, el MPLA solicita con urgencia
la colaboración militar de Cuba.
OPERACIÓN CARLOTA
Ante
el perentorio golpe que hubiese aniquilado a las fuerzas del MPLA y a sus
asesores cubanos, el gobierno de Cuba decidió enviar tropas regulares y
armamento adecuado para enfrentar y derrotar a los agresores.
De
esta manera surgió la Operación Carlota, nombre tomado de una esclava
libertaria africana que el 5 de noviembre de 1843 encabezó una rebelión en el
ingenio Triunvirato, occidental provincia cubana de Matanzas, contra los
esclavistas españoles.
Carlota
fue salvajemente asesinada, atado su cuerpo a caballos que tiraban de forma
contraria, hasta descuartizarla.
Luego
de comunicarse la solicitud de los revolucionarios angoleños, el primer
comandante cubano Raúl Díaz Argüelles tiene su primer contacto con el MPLA en
Luanda entre el 3 y 8 de agosto de 1975, y el 21 de ese mes regresa a Angola
para asumir la jefatura de la Misión Militar de la isla caribeña.
NGongo,
quien tenía en aquel entonces 29 años, asegura que desde inicios de octubre de
1975 fuerzas sudafricanas dominaban Cunene, en la zona sur del país y, por el
norte mercenarios y fantoches, alistados en Europa y Estados Unidos, ingresaron
a territorio nacional y avanzaron hacia Luanda.
Testigos
relataron que los invasores popularizaban a su paso el lema: "El desayuno
en Caxito, el almuerzo en Cacuaco y la comida en Luanda", con el cual
pretendían crear pánico en el seno de la población.
Las
Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola (Fapla) se preparaban para la
contienda final, con el puesto de comando ubicado en el Morro de Kifangondo, a
22 kilómetros al norte de Luanda, y la infantería a lo largo de la vía de
Kifangondo-Panguila.
Son
momentos inolvidables, muy difíciles, pues fuerzas reaccionarias querían
impedir que el doctor Neto declarara ese martes 11 de noviembre a Angola como
Estado independiente, indica el general.
Me
desempeñaba para esa fecha como jefe de la artillería de la novena brigada, la
primera unidad regular clásica que se creó en este país después del 25 de
abril. "En aquel momento dejamos de ser un cuerpo de guerrilleros para ser
un ejército regular para defender al pueblo".
Historiadores
señalan que el 1 y 2 de noviembre una fuerza de reclutas angoleños del Centro
de Instrucción de Benguela, con sus asesores cubanos, combatió a fuerzas
invasoras en dos puntos de esa provincia, donde se registraron muchas bajas.
Sangre
angoleña y cubana abonó por vez primera el suelo de la patria de Neto.
El
4 de noviembre se conoció en Cuba del heroico enfrentamiento y un avión partió de
la isla con guías militares de blindados, morteros, cañones antitanques y
artillería reactiva, armamento entregado por la otrora Unión Soviética al MPLA.
Los
instructores arribaron el 6 a Luanda, el equipo bélico en la siguiente jornada
en un barco cubano procedente de Punta Negra, y el 9, por vía aérea, llegó la
primera compañía de un batallón especial.
"Entonces
la novena brigada salió para la defensa de Kifangondo y los grandes combates
del 9 y 10 de noviembre no los puedo olvidar", refiere Ngongo, quien
reconoce que tenía al frente un enemigo con cañones de 140 y 130 milímetros...
y "los nuestros eran de 76".
El
alto oficial admite que faltaba algo más poderoso y "recuerdo que antes
del 11 de noviembre teníamos mucho contacto con el comandante cubano Gondín
(Carlos Fernández Gondín) y se discutía cómo podíamos reforzar nuestra
artillería".
Como
artillero, agrega, comentaba que no podía alcanzar el morro porque estaba
ubicado a 13 kilómetros y "nuestros cañones solo alcanzaban 11".
La
novena brigada de las FAPLA y artilleros cubanos de una batería de morteros,
otra de cañones y otra de artillería reactiva BM21, bajo el mando de Gondín,
destruyeron los tanques invasores y ocasionaron más de 300 bajas al enemigo,
que se retiró en desbandada. A punto de brotar lágrimas, NGongo recalca sobre
la importancia del sorpresivo refuerzo de los BM21 y repasa la hermandad con
los cubanos que, "no nació el 11 de noviembre de 1975, sino antes, en
1965", cuando los primeros contactos con la guerrilla.
Son
momentos gratos y por eso hoy Cuba y Angola somos un pueblo único, acentúa el
general (r) de tres estrellas, quien reflexiona sobre preocupaciones y
sentimientos e insiste en que "valió la pena todo ese esfuerzo, todo el
apoyo".
Tenemos
la suerte que todo el pueblo cubano es combatiente, vino a Angola, vertió su
sangre y "me gustaría que esa Cuba pudiera ver que su presencia aquí nos
trajo muchas cosas buenas, sobre todo la necesaria estabilidad".
Reconoce
que si no fuera por el respaldo de Cuba, de Fidel Castro, "hubiéramos
tenido muchas dificultades para alcanzar la victoria".
Insiste
en que se tuvo la suerte de tener a alguien con una visión internacionalista y
decir: "nosotros vinimos de África, tenemos que regresar a África y
defenderla para ser realmente independientes".
Valió
la pena expulsar el apartheid, a los colonialistas y después a las fuerzas
racistas sudafricanas, recalcó.
Para
NGongo, en todos los países se tienen problemas, se cometen errores, "mas
caminando se hace el camino y nosotros estamos caminando".
Equipo Internacional –CAD CHILE
Noviembre 4 de 2015
No hay comentarios :
Publicar un comentario