CON EL TELON DE FONDO
DE UNA HABIL NUEVA MAYORIA, QUE PASA PIOLA CON EL INCUMPLIMIENTO DE SUS
PROMESAS SOBRE GRATUIDAD, CALIDAD Y DEMOCRACIA
EN EDUCACIÓN, EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL SE DISOCIA Y LA IZQUIERDA
REVOLUCIONARIA NO DA SEÑAS DE ACTUAR REVOLUCIONARIAMENTE
Todo parece indicar que la fascinante rebelión del Movimiento
Estudiantil chileno, iniciada con muchos bríos por secundarios y universitarios
en 2011, ha llegado al fin de un ciclo en su histórico devenir.
Las causas de su
agotamiento no fueron la represión político-policial estatal (aunque no fue una
problemática menor); tampoco expulsiones o sumarios por parte de las casas de
estudios, como en tiempos de la dictadura cívico-militar, sino que, simple y
llanamente, porque gran parte de la dirigencia del Movimiento Estudiantil (ME)
aceptó, en mayor o menor grado, el discurso edulcorado y las mezquinas ofertas
del gobierno de la Nueva Mayoría (NM).
Obviamente que
los primeros que corrieron a recibir tales migajas fueron aquellos/as
militantes y simpatizantes de los partidos de la coalición gubernamental.
Algunos/as de estos/as, así sin más, recibieron a modo de premio sendos
sillones congresales, o bien cargos importantes en instancias del ejecutivo o
en municipios destacados.
Los elementos de
dicho sector aprovecharon el ánimo inicial de “Todos contra Piñera”. Sin
embargo, con el cambio de gobierno de 2013, sencillamente abandonaron toda
movilización que empañase el oropel de la nueva administración.
Otra fracción
importante de la dirigencia del ME del último lustro se fue por el camino del
reformismo clásico, el cual abandonaron, en la práctica, los partidos a los que
adscriben los/as que mencionamos inmediatamente arriba. Nos referimos aquí a
aquellos/as que aceptan de buenas a primeras conversar con el Mineduc, con el
inmoral congreso, con quien sea, dejando en el intertanto suspendida la
movilización para dedicarse a la obtención de algún pequeño logro y, sobre la
base de la suma de estos, conseguir avanzar al siguiente escalón de una espiral
bastante larga.
Hubo quienes no
compraron las bondades educativas subsidiarias de la NM, pero que, por acción u
omisión, coadyuvaron a que declinase el empuje, la conciencia, la organización más
rupturista del estudiantado.
Entre estos,
figuran algunas fuerzas libertarias, aguerridas, hijas de la rabia social más
auténtica, pero que, como las pompas de jabón, se agrandan mucho y luego
estallan, no quedando más que las salpicaduras. Claro, es difícil hacerle al
trabajo hormiga y de base, nada de heroico o espectacular, pero con el cual efectivamente
vamos echando los cimientos para la construcción de una fuerza político-social
de cambio, el germen de un verdadero poder alternativo, en base al cual encarar
con fortaleza y posibilidades las presentes y futuras luchas.
Parece que el
problema con los/as compañeros/as libertarios/as es que, históricamente, cuando
se hacen funcionarios de alguna instancia social-política, tienden a extraviarse
en los vericuetos del pequeño poder alcanzado, perdiendo de tal suerte la
perspectiva y la capacidad de dirigir a grandes contingentes sociales.
Finalmente,
aunque no menor, es gravitante en la descomposición del reciente ME lo acaecido
con las fuerzas que se reconocen en la izquierda revolucionaria.
Primeramente,
digamos que en esta última franja, aunque esmirriada, se afinca un gran número
de agrupaciones. Unas más grandes, otras más pequeñas, pero cada cual segura
que avanza hacia un rojo amanecer con la verdad y el programa más absolutamente
ciertos, aplicando sus predicamentos a la realidad para establecer así una
realidad que, a pesar de ser vicaria, es la verdad revelada por san Carlitos y
san Vladi a antiguos y nuevos caudillos. Es el reino de la carreta delante de los
bueyes; de la síntesis antes de la tesis/antítesis; en suma, de la aprehensión
superficial de las contradicciones del período; del mito de Sísifo.
Las viejas taras
de la izquierda se han mejorado y amplificado en esta izquierda de intención revolucionaria:
el sectarismo, la bravuconería, el mesianismo, el vanguardismo, el voluntarismo,
el ahistoricismo, etc.
Así, pues y
considerando lo anterior, no resulta extraño que nunca cuajase la unidad de los
revolucionarios a la cabeza del ME universitario, a diferencia de los liceanos,
donde la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) logró
aglutinar a ese nivel las diversas expresiones de la izquierda más a la
izquierda, quizás porque sus dirigentes han sido menos contaminados por las
lacras mencionadas. Asimismo, el cuadro expuesto ayuda a explicar el por qué en
los procesos electorales que se están llevando a cabo en diversas federaciones
universitarias cada agrupación de la izquierda que se arroga revolucionaria no quiere
soltar prenda, y no han encontrado nada mejor que saltarse la más mínima y necesaria
discusión entre camaradas de lucha a fin de llegar a mínimos acuerdos
coyunturales y simplemente han presentado tantas listas como agrupaciones
existan al interior de cada casa de estudios. Para las elecciones de la FECH,
de éste 9 y 10 de noviembre, existen en competencia 6 listas de dicha ‘izquierda’
de un total de 9.
Todo esto es muy bochornoso,
pero son los signos de los tiempos y debemos aceptarlo. En tanto, sigamos
trabajando acá abajo, en la base, aportando a la discusión fraterna y a la organización
de los revolucionarios, insertándonos firmemente al interior del ME y en su ligazón
con otras fuerzas sociales que conforman el preterido Movimiento Popular. Y que
el próximo ciclo de alza del ME no nos pille a poto pelado.
¡TOD@S A MOVILIZARNOS POR UNA EDUCACIÓN
PÚBLICA, GRATUITA, DE CALIDAD, SIN LUCRO, DEMOCRÁTICA, AL SERVICIO DEL PUEBLO!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!
Equipo
Estudiantil - CAD
Noviembre 7 de 2015
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