“Valech I: El
secreto que resguardan Chile Vamos y la Nueva Mayoría”
¿Quién
es la mujer que supuestamente le pidió a Ricardo Lagos mantener en secreto los
testimonios de víctimas de tortura? Nunca se dio una pista siquiera de quién
podría ser. Respecto del ocultamiento de la historia completa de violación a
los Derechos Humanos, los mayores antecedentes que existen son acerca de la
pasividad política por aportar a la transparencia
En Radio-Diario U. de Chile –public. 3/9/17
El miércoles de esta
semana [6], la Comisión de Derechos Humanos del Senado votará la moción que
busca levantar el secreto en torno a los testimonios de las víctimas de tortura
de la dictadura cívico-militar que sufrió nuestro país entre 1973 y 1990,
archivos que podrían contener nombres de victimarios hoy desconocidos y que,
eventualmente, podrían aportar en los procesos judiciales hoy en curso o,
incluso, abrir otros.
Y
la expectación es lógica. Al leer los titulares, queda la sensación de que
terminará el ocultamiento de información que por cincuenta años el gobierno de
Ricardo Lagos -a nombre del Estado- decretó respecto de la información
contenida en la Comisión Valech I. Pero en lo concreto, los hechos apuntan a
que, en caso de aprobarse el proyecto, no variará demasiado.
Una
evidente desmotivación de gran parte de la Nueva Mayoría porque avance el
proyecto y la esperable oposición de Chile Vamos a que la verdad sea
transparentada, ellas han sido parte de los escollos que ha debido enfrentar la
tramitación de esta idea.
El secreto inicial
“¿Cómo
pudimos vivir treinta años de silencio?”. Fue en noviembre de 2004, tras
recibir el informe final elaborado por la Comisión Nacional sobre Prisión
Política y Tortura, más conocida como ‘Comisión Valech I’, cuando Ricardo Lagos
manifestaba en cadena nacional dicha pregunta, para luego explicar que la
reparación hacia las víctimas de tortura estaría orientada en “sanar las
heridas y no abrirlas”, detallando de paso que; “la reparación más
adecuada era una pensión”, la que se estableció en “algo más de 112 mil pesos
mensuales”.
Los
años pasaron, van trece desde que el ex presidente presentó las conclusiones de
la Comisión que reconoció a 27.153 víctimas de tortura durante la dictadura
cívico-militar encabezada por Augusto Pinochet. Desde 2004 hasta la fecha, el
silencio del que hablaba Ricardo Lagos se ha convertido en leve susurro, puesto
que la verdad completa sobre los crímenes de lesa humanidad sigue siendo en
gran parte un secreto.
Sobre
lo recopilado por Valech I se conocen nombres de víctimas, no así de
victimarios. Esto porque así lo estableció el Poder Ejecutivo en aquella época
con el secreto vigente hasta el año 2054, el que fue consolidado a través de
una ley orgánica constitucional.
¿Por
qué un gobierno democrático buscaría contar de manera parcial lo ocurrido en
los años de dictadura? La explicación dada por Ricardo Lagos en reiteradas
ocasiones a los medios es que una mujer de avanzada de edad, que habría
declarado en la Comisión, se le acercó personalmente para indicarle que no
quería que sus nietos conocieran los horrores que ella sufrió. Nunca se ha
entregado el más mínimo detalle de quién era esa mujer, la que para el ex
presidente representaba la voz de más de 27 mil personas, motivo suficiente
-bajo su criterio- para decretar el secreto.
En
los fundamentos del proyecto que creó la Ley 19.992, que establece reparación y
beneficios para las víctimas, se argumenta que la confidencialidad es parte del
éxito de la Comisión Valech I, por lo tanto, el secreto será guardado por el
Estado y por quienes conformaron la instancia que recopiló los testimonios.
Aunque
además, dicho texto señala explícitamente que las intenciones nunca fueron
avanzar en justicia: “De este modo, el secreto que se establece sobre dichos
antecedentes impide, de un lado, la desnaturalización de la función
desarrollada por la Comisión y de la información proporcionada a ésta y, del
otro, deja a salvo el derecho de las víctimas, que son los únicos titulares de
dicha información, de disponer de ella como estimen conveniente” (Boletín
N° 3762-17, 2004).
Según
un reportaje publicado por Radio Villa Francia en 2015, con información
obtenida de fuentes que participaron de la instancia, el trasfondo del
ocultamiento es distinto a lo mencionado por el ex mandatario. Luego que la
comisión terminara de recopilar los testimonios, el gobierno de aquel entonces
coordinó una serie de reuniones con el alto mando de las Fuerzas Armadas,
puesto que en el mundo castrense existía preocupación por los resultados,
debido a la ola de procesos judiciales que podrían eventualmente desencadenarse.
Uno
de los participantes de estas conversaciones, que eran coordinadas por el
Ministerio de Defensa, habría sido el entonces comandante en jefe del Ejército,
Juan Emilio Cheyre.
Los bloqueos ante el intento de
desclasificación
Este
6 de septiembre la Comisión de Derechos Humanos votará una moción que busca
levantar el secreto de la Comisión Valech I. Pero distintas organizaciones que
exigen la desclasificación manifestaron a Diario y Radio Universidad de
Chile que la iniciativa es claramente insuficiente para el esclarecimiento
de la verdad plena en Chile.
Este
es el segundo proyecto y, a juicio de muchos, es limitado. De hecho, de
aprobarse la moción, tan sólo los Tribunales de Justicia podrían acceder a la
información hoy secreta al público, y esto en el caso de que lo solicitacen
específicamente, y el conocimiento del contenido de estos dependerá
arbitrariamente del criterio particular de cada juez.
El
diputado comunista Hugo Gutiérrez, quien presentó esta y la anterior
iniciativa que planteaba levantar el secreto a toda la ciudadanía,
manifestó a nuestro medio que al redactar el actual proyecto debieron acotar a
que sólo tribunales tuviera acceso, puesto que en la primera moción no se
alcanzó el acuerdo, siendo rechazado en agosto de 2016 por la Cámara de
Diputados debido a la falta de quórum.
Dentro
de los cálculos, en aquella oportunidad, estaba que la derecha en bloque
rechazara la medida, cosa que ocurrió. Pero no se esperaba que dentro de la
propia Nueva Mayoría, Pepe Auth (ex PPD), Guillermo Ceroni (PPD), Joaquín Tuma
(PPD), Juan Luis Castro (PS), Marco Antonio Núñez (PPD) y Marcelo Schilling
(PS) rechazaran también el proyecto, o que Daniel Farcas (DC), Pablo Lorenzini
(DC) y Ramón Farías (PPD) se abstuvieran.
Días
después Gutiérrez y otros diputados presentaron el segundo intento.
El
pasado 23 de agosto la senadora de la UDI Jacqueline Van Rysselberghe irritaba
a varios parlamentarios, ex presos políticos o familiares de ejecutados o
desaparecidos por la dictadura. La congresista, quien hoy lidera la defensa
política a los ex militares presos en Punta Peuco y, a la vez, preside la
Comisión de Derechos Humanos en el Senado, rechazaba el cierre del debate al
proyecto de ley que busca levantar el secreto de la Comisión Valech I, lo que
volvía a estancar la iniciativa por dos semanas más.
Van
Rysselberghe venía dilatando el avance del proyecto desde hace un tiempo. No
citó a tres sesiones anteriores a la mencionada, algo que venía preocupando a
los impulsores de la ley.
Dos
que expresaron su molestia durante la jornada del 23 de agosto fueron los
senadores que también componen la instancia, Alejandro Navarro (PAIS) y Juan
Pablo Letelier (PS). Ellos votaron a favor de cerrar el debate para que el
proyecto fuera visto y votado en Sala. Apuntaron sus dardos contra Van
Rysselberghe, pero obviaron que hubo otros dos votos en contra: el de Manuel
José Ossandón (RN) y el de Manuel Antonio Matta, demócrata cristiano que
reemplaza al senador Pedro Araya en la comisión, puesto que el padre de este
último figura dentro del listado de víctimas del informe Valech.
Al
igual como se pudo ver durante la tramitación de la Ley de Despenalización del
aborto en tres causales, el fuego amigo perjudica una iniciativa de la Nueva
Mayoría. Pero a la luz de los hechos, sería injusto responsabilizar a Matta del
secretismo, puesto que más allá de su voto en la Comisión, no se ha visto un
entusiasmo de parte del Ejecutivo porque esta iniciativa salga adelante.
Aquel
23 de agosto, representando al Ejecutivo tan sólo estaba Lorena Fries, actual
subsecretaria de Derechos Humanos -dependiente del Ministerio de Justicia- y
quien desde sus tiempos en el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH)
venía abogando por la desclasificación. A diferencia de otras iniciativas
emblemáticas del actual gobierno, como la mencionada ley relativa al aborto, La
Moneda no ha movilizado su maquinaria por levantar el secreto Valech. Nicolás
Eyzaguirre, hasta hace poco secretario general de la Presidencia, el hombre
encargado de negociar la aprobación de las leyes, no jugó ningún rol activo en
el avance del proyecto.
Los
límites no solo los ponen los congresistas. En la última junta de la
Comisión de Derechos Humanos del Consejo para la Transparencia, se recomendó
que los archivos debían ser “especialmente protegidos”, en otras palabras,
mantener el secreto.
La resistencia de Michelle
Bachelet
El
30 de julio de 2015 la presidenta Michelle Bachelet se reunió con Carmen Gloria
Quintana, una de las víctimas del Caso Quemados. Tras la cita, la mandataria
manifestó que estudiaría levantar el secreto de la Comisión Valech I.
Pese
a esto, ninguna de las iniciativas legislativas han venido de parte de La
Moneda.
En
diciembre de 2014, el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior
entregó un informe a la Presidenta. El documento dado a conocer en 2015
presentaba un panorama técnico-jurídico del por qué debería levantarse el
secreto y, además, contenía una propuesta concreta de cómo realizarlo. El texto
quedó guardado en el escritorio de la presidencia y nunca se utilizó, es más,
el Programa de Derechos Humanos finalmente se cerró, para dar paso a la recién
creada subsecretaría de Derechos Humanos.
Entre
los argumentos, el informe planteaba que la jurisprudencia internacional
en torno a Derechos Humanos reconoce la existencia de una dimensión individual
y una colectiva relativa al derecho a conocer la verdad. La colectiva se
sostiene en que “la sociedad tiene el derecho a saber la verdad relacionada con
los crímenes para prevenirlos en el futuro”, así manifestó la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el caso “Bámaca Velásquez” visto en 2002.
También
dicha Corte ha solicitado en dos oportunidades que el secreto sea levantado, en
medio del caso de doce integrantes de la Fuerza Áerea, compañeros del padre de
la presidenta, Alberto Bachelet, quienes fueron torturados tras el Golpe de
Estado. La respuesta -contestada por el abogado Jorge Correa Sutil, en
representación del Gobierno de Chile- fue negativa, amparándose en el secreto
establecido en la Ley 19.992 y bajo el argumento de “justicia transicional”.
Finalmente la Corte falló a favor de los ex uniformados.
Sin
embargo, pese a todos los hechos, la actual Mandataria nunca se ha mostrado
decidida a desclasificar la información de la Comisión Valech. Cabe destacar
que en el período en que el Ministerio de Defensa coordinó las reuniones para
fijar la cláusula de silencio, Michelle Bachelet era la titular de dicha
cartera.
Actualmente
el tribunal internacional revisa una demanda interpuesta por víctimas de
prisión política y tortura, en donde se exige que se levanten los testimonios
contenidos en la Comisión Valech I.
Iniciativas por terminar con los
secretos
Paralelamente
a los proyectos de ley existen, el colectivo político-artístico ‘Desclasificación
Popular’, busca levantar el secreto mediante la solicitud de las mismas
víctimas de sus antecedentes, esto a través de una relectura e “interpretación
de la ley” del artículo 15 de la misma ley 19.992. Algo así como un “agujero
legal” por el cual el colectivo, compuesto por diversos profesionales, ha
logrado romper, en parte, el secreto de la Valech.
La
iniciativa, ideada por el artista Francisco “Papas Fritas” Tapia, ha conseguido
hasta ahora alrededor de 200 archivos tanto de Valech I como de Valech II, una
cifra mínima frente al universo que comprenden, pero que según señalan a raíz
de los datos obtenidos, demuestran la importancia del esclarecimiento de la
verdad.
En
tanto, la agrupación “Londres 38” desde 2014 que lleva a cabo la campaña ‘No
más archivos secretos’. Entre los objetivos de esta avanzada también está la
publicación de los antecedentes que guardan los informes de la comisión Valech.
Mientras que uno de los logros que se planteaban en la hoy casa memoria ya
fue alcanzado en parte: la liberación de la fichas de la ex Colonia
Dignidad que fueron entregadas luego de un reportaje emitido por Chilevisión.
Pero
en el presente, se encuentra en desarrollo un proyecto de ley, impulsado por la
agrupación, que busca la modificación del DFL 5.200, que exime únicamente a las
Fuerzas Armadas de enviar copias de su documentación al Archivo Nacional como
cualquier repartición pública, una medida adoptada por Augusto Pinochet en
1989.
Tal
como sucede con la Comisión Valech I, esta iniciativa también ha visto
bloqueos, protagonizados también por el actual gobierno.
De
manera paradójica, el proyecto que busca acabar con los secretos vivió una
discusión secreta en la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, a pedido
del subsecretario de Fuerzas Armadas, Gabriel Gaspar (PS), dejando fuera de la
discusión incluso al director de la DIBAM, a cargo del Archivo Nacional.
Pese
a que en la Cámara de Diputados el proyecto ya fue aprobado, dicha reunión
logró incluir una indicación que permite que las Fuerzas Armadas sigan
custodiando los documentos, entregando al Archivo Nacional solamente los que
“no requieran guardar ellos”. El problema es que no se definieron criterios
sobre “qué no requieren guardar” las Fuerzas Armadas.
El
lento avance en verdad y justicia ha puesto en tela de juicio el auto alabado
proceso y discurso de “transición democrática” del cual, hasta el hastío, se
enorgullecían los primeros gobiernos de la Concertación. Sin embargo, la
política del secretismo sigue aún vigente y con ello, la carencia de justicia y
reparación acorde con los estándares internacionales. Hasta ahora, lo que queda
claro es que Chile avanza a paso raudo para recibir una condena del CIDH por la
negación de la verdad, mientras, distintas agrupaciones siguen, a 27 años de
terminada formalmente la Dictadura, luchando por lograr toda la verdad y
obtener justicia.
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