Luego de lanzar su pedida de un 6% nominal de reajuste para 2018 (menor incluso a lo habían requerido para este año), la CUT y la Mesa del Sector Público se mostraron sospechosamente quietos frente al silencio gubernamental. ¿Y estos son los que van a negociar una mejora real de las condiciones salariales de l@s trabajador@s públicos chilen@s, la cual debiera implicar un reajuste no menor a un 10,7%? ¿No faltará que las bases y los dirigentes más jugados pasemos a la ofensiva?
Fue el pasado 4 de agosto, que los dirigentes de las 15 organizaciones que integran la Mesa del Sector
Público o MSP, coordinadas
por la antidemocrática, irrelevante y claudicante CUT, entregaron al Ministerio de Hacienda y a la Subsecretaría del Trabajo
la "Propuesta de reajuste y mejoramiento de las condiciones laborales, negociación del sector público, centralizado y descentralizado",
a fin que los ministros del Trabajo y de Hacienda, Alejandra Krauss y el ‘Nico’
Eyzaguirre, respectivamente, tuviesen la bondad de atender sus peticiones.
De inmediato nos asaltó la duda, puesto que ningún dato de la realidad nos
señala que el costo de la vida haya decrecido para l@s trabajador@s entre 2016
y 2017. Por tanto, sí el año pasado y para éste período la CUT-MSP había abierto los fuegos
solicitando un reajuste de un 7,5% nominal, ¿por qué mierda ahora lo hace por
sólo un 6%? Es decir, para los domesticados y verdaderos funcionarios-dirigentes
del sector público la carestía, el alza en el precio de los combustibles, de los
gastos en salud y educación, del transporte y un largo etcétera, ¡no tuvieron
ningún efecto en el bolsillo de los servidor@s públic@s durante estos 12 meses!
En el famoso documento, los seudorepresentantes de los públic@s demandan -aparte
del “súper” reajuste nominal de un 6%- la recuperación de un bono por término
de conflicto, de 250 mil pesos para remuneraciones más bajas y de 125 mil para
salarios altos; un bono de vacaciones; aguinaldos de fiestas patrias y de fin
de año; viáticos; entre otros atractivos puntos.
El secre general de la CUT, el DC Nolberto Díaz, se atrevió a aseverar que
esperaban una pronta disposición del gobierno (Su gobierno) para sentarse a
negociar. Pues bien, han pasado casi 2 meses y na-ni-na. Pero, lo que es peor,
l@s cerca de 380 mil trabajador@s que participamos directamente en una negociación
que beneficia indirectamente a casi un millón de trabajador@s en todas las esferas
del Estado, hemos permanecido muy, muy pasiv@s.
La demanda MSP-CUT es muy ñecla
La pedida de este año es débil, en contenido, alcances y en su elaboración.
Ya sabemos que, producto de los reconocidos enjuagues en las elecciones
internas de la CUT, la FENPRUSS decidió desafiliarse de la multigremial,
desatándose con ello la ira de los enquistados dirigentes y representantes
laborales de la Nueva “Maraquería”, tanto en la misma CUT como en la MSP, los que
amañaron una consulta donde dejaron a l@s profesionales de los Servicios de
Salud del país fuera de la mesa de negociaciones.
Por su parte, la
representante del “Movimiento Cabreados” (disidentes de los máximos
representantes de la ANEF y la CUT) y directora nacional de la Agrupación
Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), Jimena Aguirre, denunció además que el pliego petitorio no fue elaborado desde las
bases que sustentan la Mesa del Sector Público, sino que desde una cúpula
sindical comandada por la Central. “Este proceso se ve bastante débil, la
salida de FENPRUSS de la mesa negociadora, sin duda va a ser un factor de
incidencia para los trabajadores del sector. Lo otro que uno ve es la
desconexión de las bases, y puedo decirte que este año nuevamente el pliego nos
elaborado por las bases de nuestra confederación, eso también perjudica, porque
existe un distanciamiento entre los funcionarios y la negociación”, aseveró.
Casi nos parece que
la dirigencia oficial MSP-CUT pretende repetir el cagazo del año pasado, cuando
la negociación se cerró sin firmar acuerdos reales en materias de mejoramiento
en las condiciones laborales y que estuvo mediada por un paro irregular y a
ratos confuso (a causa de las ordenes y contraordenes de la dirigencia, que
actuaba en consonancia con las directrices que les bajaban desde sus respectivas
orgánicas del conglomerado gubernamental), el que tuvo en total una duración de
15 días y que sólo permitió que se reajustara el sueldo de l@s trabajado@s públic@s
en un 3,2% (sólo un 0,3% por sobre la miserable oferta inicial de un gobierno donde figuran
unos ‘socialistas’ y ‘comunistas’ de pacotilla), cuando la petición inicial de
la Mesa era de un 7,5%. Este “reajuste” fue
el más bajo de la última década.
¿Cómo vamos ahí l@s públic@s?
Las bases de los servicios centralizados y descentralizados del Estado debemos
discutir en asambleas, encuentros por unidades, por oficinas, en todas partes,
la necesidad de presionar a las dirigencias por una pronta y resuelta paralización
indefinida del sector. Es la única y exclusiva forma en que podemos enfrentar eficazmente
un proceso de negociaciones con el gobierno y las fuerzas políticas de la cueva
de ladrones del congreso, las cuales deben aprobar antes de fines de noviembre el
presupuesto de la nación 2018 y en el que se deben incluir los recursos que
provean un reajuste sectorial decente.
Junto con la presión ‘hacia arriba’, contra la MSP-CUT y las fuerzas
políticas que sostienen ésta injusta sociedad, las bases debemos establecer la exigencia de un reajuste salarial para
el próximo año de –al menos- un 10,7% nominal para l@s trabajador@s públicos
(guarismo que explicamos más abajo). Además, nuestra demanda debe si o si incluir
temáticas como la estabilidad laboral, un Estado empleador que garantice un
trabajo decente, avanzar en la protección de los derechos sociales de los
funcionarios, libertad sindical, igualdad de oportunidades, entre otros conceptos
básicos.
Fuimos serios y categóricos al afirmar que mal hacen los de la MSP-CUT al
partir pidiendo un cagón 6% de “reajuste”, en circunstancias que con ello, si
consideramos el ingreso del que menos gana dentro de los públicos, con dicho
aumento no quedaría percibiendo ni siquiera un SALARIO MÍNIMO de verdad
(no digamos el que se aplica actualmente a los privados, que apenas se empina a
los $ 270.000). Tomemos, por ejemplo, un grado 28° de l@s que laboran en JUNJI, quien percibe actualmente
una remuneración bruta de $ 375.107. Si a esto le aplicamos el 6% de “reajuste”
para 2018, nos quedaría ganando mensualmente $397.613. Ahorita y como hemos planteado antes, ningún/a trabajad@r de éste país debiera percibir un SALARIO MÍNIMO –este año-
inferior a $ 440.250, a no ser que quiera
quedar bajo una línea de relativa pobreza. Por ende, al pobre funcionario del
grado 28° del ejemplo, aún le faltarían por percibir $42.637 para tener un piso
mínimo adecuado, por lo que poco podría estar contento con la “gran” pedida de
la MSP-CUT. Esas 42 lucas y tanto corresponden a un reajuste del 10,7%.
Entonces, siendo más derechos, los dirigentes y l@s trabajador@s públicos debiéramos
apuntar a mejorar –acompañados con una movilización nacional y ascendente- la
remuneración de los pisos mínimos de las diversas escalas del sector, aspirando
a que ningún/a recién entrad@ al servicio gane menos de $ 440.250 y subiendo
todos los niveles de ingreso de los diversos grados en la proporción
correspondiente. Eso sí que sería una real mejora de los ingresos de l@s
públicos. Y ello hasta podría ser en módicas cuotas anuales: digamos, exigir un
reajuste anual de 18%, sumándole a ésta base la inflación acumulada y venidera,
además del incremento del PIB, hasta alcanzar aquel Salario Mínimo mentado (el
que también se debe ir corrigiendo).
Lo demás es puro chamullo, además de tiempo y esfuerzos perdidos.
¡Por un salario mínimo no inferior a
$440.250!
¡Ningún Acuerdo o Reforma a Espaldas
de los Pueblos y l@s Trabajador@s!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!
Colectivo Acción
Directa CAD -Equipo Sindical
Septiembre 28 de 2017
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