“La Marcha al Revés: La izquierda a propósito
de los 33”
Iván Salinas, en
El
Quinto Poder -22/8/10
“La izquierda chilena que ha desarrollado
su política en torno al testimonio de la dictadura, debería mirar con más
audacia lo que las nuevas generaciones (...) proponen. No
se trata de olvidar ni dejar de conmemorar las vidas de quienes aún no aparecen
o fueron abatidos por la bota militar. Se trata de reconocer que acá no se han
acabado los sueños ni las demandas de un pueblo que lucha diariamente por ser
digno, tal como lo hicieron las víctimas de la dictadura”
El 11 de septiembre
de hace cinco años [en
2005 –nota del CAD],
el último año del gobierno de Ricardo Lagos, un grupo de personas convocó en Santiago a una marcha llamada "La
Marcha al Revés." La idea era que, después de la marcha que la Asamblea
por los Derechos Humanos convoca, se hiciera una marcha desde el Cementerio General
hasta la Alameda. La marcha a la que la asamblea por los derechos humanos
convoca, parte tradicionalmente en la Alameda y llega hasta el memorial de los Detenidos
Desaparecidos en el cementerio general, procurando pasar por el costado del
Palacio de La Moneda en la calle Morandé y así rendir un homenaje al presidente
Salvador Allende.
La
marcha de cada septiembre representa un elemento central de la memoria para
gran parte de la izquierda chilena, algo necesario para continuar recordando a
las víctimas de una dictadura sanguinaria. La idea de la marcha al revés fue
exponer algo más que la sangre y la vida de las víctimas, fue poner sobre la
discusión las ideas y luchas que llevaron a tantos a ser detenidos, ejecutados
y desaparecidos.
En la forma, era un símbolo no sólo para decir que nada ni nadie está olvidado,
sino también decir que las víctimas de la dictadura tenían algo que decirle al
país, y que ese algo no puede seguir recordándose como si lo llevásemos a una
tumba, sino que debía salir de la tumba y hacerse nuevamente visible al mundo. Era
llevar la memoria desde el cementerio hacia el espacio público, y no al revés.
Era honrar a las víctimas mediante la acción y no solo el testimonio del duelo.
La marcha fue brutalmente reprimida, y ello no salió mencionado en ningún medio
masivo.
Hoy
vemos como 33 trabajadores nos muestran que están vivos cuando ya muchos
asumíamos que yacían enterrados. Las noticias nos llegan justo antes de
conmemorar otro 11 de septiembre, y el segundo centenario de la vida
republicana nacional. Y es como esa marcha al revés, en que ya no nos
contentamos con vivir un duelo, sino que la entereza y el trabajo en conjunto
de trabajadores (y funcionarios del gobierno) nos hace ver que sus vidas están
ahí, ahora esperando ver nuevamente la luz y abrazar a sus familias. Es que sus
vidas se negaron a ser sepultadas por la Tierra.
Será
la tarea del tiempo, los medios y las instituciones judiciales determinar cuán
culpables son los empresarios dueños de la mina, dueños de las vidas porfiadas
de quienes le están ganando a una montaña que los quería sepultar.
Esas
vidas porfiadas son como las ideas de quiénes apoyaron a un gobierno que fue
abatido por una montaña militar en 1973, misma montaña que buscó por todos los
medios su sepultura. Son ideas porfiadas porque son justas, porque la vida
humana como concepto, con su dignidad, la vida que estos mismos trabajadores
hoy defienden de esa montaña insegura, no se deja matar por la avaricia de unos
pocos que creen que sus vidas son más valiosas que las de quienes trabajan para
ellos.
Un
gobierno que defendió y privilegió a los trabajadores por sobre los avaros
rentistas que pululan en los directorios de las empresas en Chile merece ser
recordado con un mensaje como el que hoy nos entregan los mineros. Las ideas
pueden quedar encerradas bajo una montaña, pero cuando son porfiadas, como las
vidas de estos mineros, podrán ser vistas de nuevo, y el mundo las verá de
nuevo.
La
izquierda chilena que ha desarrollado su política en torno al testimonio de la
dictadura, debería mirar con más audacia lo que las nuevas generaciones de
trabajadores y jóvenes proponen. No se trata de olvidar ni dejar de conmemorar
las vidas de quienes aun no aparecen o fueron abatidos por la bota militar. Se
trata de reconocer que acá no se han acabado los sueños ni las demandas de un
pueblo que lucha diariamente por ser digno, tal como lo hicieron las víctimas
de la dictadura.
Tal vez esas demandas y sueños están sepultados esperando que los encontremos,
tal como las vidas de estos trabajadores fueron encontradas por los creativos
ingenieros y rescatistas que lo dieron todo por hacerlo. En eso la izquierda
tiene que volver a ser creativa, a imaginarse un sistema distinto al mercado
rentista y tecnocrático que el Estado chileno y sus últimos gobiernos defienden
y han defendido.
La
izquierda (las izquierdas) deben construir los recursos que permitirán que las
vidas de esos que murieron y desaparecieron no sigan siendo conmemoradas como
si lo que hicieron tenga que ser llevado a la tumba. Tenemos que hacer resurgir
lo que ya hemos soñado, y trabajar todos los días, como esos rescatistas en la
montaña, con el fin de hacer que nuestras demandas, sueños e imaginarios
vuelvan a contactarnos y a decirnos que están vivos, que estamos vivos, y que queremos
luchar porque nunca se nos vuelva a mancillar la dignidad de la vida,
especialmente la de los trabajadores. 33 mineros, 33 caracteres en el mensaje,
la fecha suma 33 (22+8+2+0+1+0) y, en el año, es la semana 3333 mineros, 33
caracteres en el mensaje, la fecha suma 33 (22+8+2+0+1+0) y, en el año, es la
semana 33.
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A 44 AÑOS DEL 11 DE
SEPTIEMBRE
TERCERA MARCHA AL
REVÉS:
¡DESDE LA MEMORIA AL PODER!
DOMINGO 10 DE
SEPTIEMBRE DE 2017
Memoria –
Organización – Victoria
¡PORQUE
LOS SUEÑOS Y LA LUCHA DE LOS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS SIGUEN EN PIE!
Nos
juntaremos desde las 10 horas en el Patio 29 (frente a la tumba de Miguel
Enríquez), para marchar luego hacia La Moneda; hacia las “Anchas Alamedas”
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