A PROPÓSITO DE “LA MARCHA
AL REVÉS” Y ALGUNOS CAMBIOS EN LA IZQUIERDA
Por Cristian Cottet
Si me piden un acto de
sinceridad, solo puedo reconocer que no entiendo, parece que me perdí o nos
perdimos, lo cierto es que las instituciones que nos representaban como
partidos populares, organizaciones locales, el poder popular y la defensa de
los Derechos Humanos se trasladaron a un espacio donde habita el éter y algunas
figuras fantasmagóricas. Desde allí se aspira controlar espacios de poder sin
siquiera pasar la prueba de la blancura, esto es, el por qué cambiaron tanto
nuestras referencias de movilización y ocupación de los espacios políticos,
sociales y territoriales.
El domingo 10 de
septiembre de este año asistí, como todos los años, a la marcha que
históricamente ha convocado la Agrupación de Familiares de Detenidos
Desaparecidos, que a poco andar se transformó en la Coordinadora de
Agrupaciones, espacio donde se sumó la Agrupación de Familiares de Ejecutados
Políticos, Agrupación de Familiares de Presos Políticos, Comité pro Retorno,
entre otras, con filiales en todo el país. Eso es parte de nuestra historia
inmediata, las transformaciones, o por lo menos así lo esperan, nos gobiernan.
Otrora, en los espacios
donde se reunían estas agrupaciones se formaron grupos de debate, de acción
directa, como el Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo, se formaron
también espacios de arte, como el que dio a luz la AFDD y de ahí a instalaron
la emocionante “cueca sola”, donde una o varias mujeres, especialmente madres y
esposas, bailan una cueca sin compañía, no hay marido, no hay hijos, no hay un
huaso para conquistar. La chilenidad se truncó, las señoras se pusieron pañuelo
en sus cabezas y salieron a la calle, porque las “viejas de la agrupación” eran
intocables, aguerridas, insolentes. Esas “viejas” desafiaron mirando a los ojos
a los dictadores, a los lameculo, a los asesinos de sus queridos en toda
Latinoamérica.
Reconozcamos que en este
contexto la participación de los partidos políticos de perfil popular se la
jugaron. Pusieron a disposición de las agrupaciones todo su contingente y su
historia. El Partido Comunista, el Partido Socialista, el MIR, también el
Partido Demócrata Cristiano, si, el mismo que hoy nos desconoce, se las
jugaron.
En algún momento el
“¿Dónde están?” fue un mantra que aún no encuentra respuesta.
Poco a poco algunas
“viejas” se nos fueron. Sola Sierra ya no la vimos en las reuniones de
coordinación, tampoco volvimos a ver al Sebastián Acevedo. Las agrupaciones
fueron mostrando su cansancio, las viejas trataron de encadenarse nuevamente, pero no resultó.
Fuimos también testigos de
ese cansancio político, entonces vino aquella democracia un tanto desteñida,
con gusto a poco, con gestores que no conocíamos. Los partidos populares
priorizaron por la lucha electoral, los estudiantes se tomaron las calles
dejando también una sensación triste y de fracaso.
Llegó la democracia y se
instaló un “memorial” dedicado a las compañeras y compañeros detenidos
desaparecidos, un memorial tan irresponsablemente construido que en su primera
versión incluía hasta miembros de los aparatos represivos de la dictadura. ¿Un
memorial para detenidos desaparecidos? Si es un memorial por los detenidos
desaparecidos, ¿por qué en el cementerio si es donde dejamos los muertos?
También, de manera natural se instaló una marcha que convocaba la Coordinadora
de Agrupaciones y asistir a esa marcha, con las agrupaciones a la cabecera, era
un evento de memoria y apoyo en la búsqueda de sus seres queridos. Pero la
izquierda de Chile cambió.
Como dije más arriba, el
10 de septiembre de este año volví a sumarme a la marcha, pero descubrí que ya
no la encabezan las viejas queridas, ahora es conducida por una “coordinación”
de instituciones de Derechos Humanos, en verdad, una institución que convoca y
organiza esta coordinación. Hoy la marcha es conducida por una burocracia de
izquierda que representa instituciones que apelan a la “memoria”, pero hoy la
“cueca sola” no la bailan las viejas si no una agrupación de nombre “Colectivo
cueca sola”.
La marcha que nació desde
las faldas de las viejas, hoy es administrada por esos “espacios de memoria”.
Entonces, de un día para otro, la heroica marcha impuesta por las viejas
tampoco es producto de las afectadas directas. De una parte se negocia desde la
burocracia memorialista y de otra se crea una “marcha al revés”, algo así como
“por aquí por allá”, una marcha que no se distingue mucho de la “marcha
oficial”, aunque parte de su justificación sea de rechazo a “todos los reformismos”,
dado que ni una ni la otra (la del “revés”) contiene la primera
representatividad y que, les duela o no, son solo miradas, opciones
ideologizadas. Lo que me preocupa, en verdad, no es si existe o no otra marcha,
tampoco que se diga esto o lo otro. Lo que trato de indicar es que la izquierda
chilena ha cambiado y los “discursos memorialistas” se han sumado al
inmovilismo político y a la “pelea chica”.
Yo esperaba este 11 de
septiembre encontrarme con el discurso de la AFDD, no con un funcionario de los
“sitios de memoria”, porque hoy se habla de “Sitios de Memoria” y la humanidad
que contiene esta figura es vana, despojada de las viejas y protegida hasta por
el mismísimo Estado de Chile. La verdad, importa poco si es al revés o al
derecho la marcha. Lo que importa es saber qué pasó entremedio de esa
burocracia que administra el dolor y el origen del desamparo.
Agrupaciones, espacios de
memoria, corporaciones, casas, sitios, baldosas… solo faltan las sociedades
anónimas. Respecto a los derechos humanos, ¿será el momento de volver al origen
y volverles la mano a las viejas, a los parientes, a los amigos y dejar de lado
las carreras por apoderarse de una casa para tramitar una corporación que sea
validada por el Consejo de Monumentos Nacionales?
La mentada “marcha al
revés” es una expresión de este cambio que se ve en la izquierda chilena. Tal
vez nos falta entusiasmo, tal vez hay que comenzar de cero, tal vez nos falta
rock and roll para que no tengamos que explicar una marcha que camina hacia el
norte y otra que camina hacia el sur, ambas con banderas del MIR y compañeros
que se saludan de una a otra marcha. Mientras, los revolucionarios pierden
territorio, pierden confianza en la poblada, pierden credibilidad y se esfuma
la posibilidad de ponerle rock and roll a las dos marchas.
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