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sábado, 16 de septiembre de 2017

POR TORTURAR A UN CRO. MIRISTA EN 1974 CONDENAN A CONNOTADOS DINOS

Fachada actual del cuartel DINA Londres 38

Por si fuera poco, un hermano del camarada Raimundo Elgueta Pinto, Martín, desaparecería luego en manos de la misma siniestra DINA y pasaría a formar parte del montaje “Operación Colombo” o Listas de l@s 119

La Corte de Apelaciones de Santiago confirmó la sentencia que condenó a los reconocidos asesinos de la funesta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) Miguel Krassnoff Martchenko y Basclay Zapata Reyes a penas efectivas de 3 años y un día de presidio, como autores del delito de aplicación de tormentos al militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR RAIMUNDO ELGUETA PINTO. Tal delito de lesa humanidad fue perpetrado en contra del combatiente antidictatorial durante mayo de 1974, en el centro de detención clandestino de Londres 38.

En fallo unánime (causa rol 900-2017), la 9ª Sala del tribunal de alzada ratificó la sentencia dictada en primera instancia por el ministro en visita Mario Carroza, el 14 de marzo pasado.

En la etapa de investigación, el ministro Carroza logró establecer los siguientes hechos:

"a.- Que en el período comprendido entre principios de 1974 y el mes de septiembre del mismo año, se realizan detenciones, en diversas circunstancias, ya sea en la vía pública o en sus domicilios, por agentes pertenecientes a la Dirección Nacional de Inteligencia DINA, y que encuentran como único antecedente la pertenencia o militancia de los detenidos al Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR.
b.- Que Londres 38, aproximadamente a partir de fines de diciembre de 1973 sirvió de centro de operaciones para la denominada Brigada de Inteligencia Metropolitana (BIM), dividida en dos Agrupaciones de carácter operativo, todas pertenecientes a la Dirección Nacional de Inteligencia, DINA, a saber, las Agrupaciones Purén y Caupolicán, esta última con la específica misión de recabar información sobre los antecedentes civiles y políticos de los militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), proceder a su individualización, ubicación, detención e interrogatorio de los mismos y, en definitiva, erradicar a dicha organización y a sus miembros del espectro social y político. A su vez, la referida Agrupación Caupolicán, para el cumplimiento del objetivo antes detallado, se encontraba dividida en Grupos, entre ellos los denominados "Halcón I", "Halcón II", "Águila", "Tucán" y "Vampiro", los primeros, y para los efectos que interesan en la presente causa, a cargo del Oficial del Ejército de Chile, Miguel Krassnoff Martchenko y, entre sus filas, estaba incorporado Basclay Zapata Reyes.
c.- Que los detenidos de este movimiento de izquierda, verificada la detención, eran inmediatamente trasladados o conducidos, con su vista vendada, hasta las dependencias de lo que identifican como el recinto de calle Londres 38 o llamado también "Cuartel Yucatán", y en ese lugar se les asignaba un número a modo de identificación, y fueron sometidos a fuertes interrogatorios y torturas, tendientes a obtener información o antecedentes relacionados con el movimiento político al que pertenecían, y con la individualización y domicilio de otros de los militantes o partidarios del mismo, y toda aquella que fuera finalmente obtenida, invariablemente, mediante la utilización de diversos métodos de tortura, siendo los más recurrentes la aplicación de electricidad en diversas partes del cuerpo, incluyendo los genitales de las víctimas, encontrándose éstas desnudas, tendidas y amarradas de manos y pies a un catre metálico, en un procedimiento que aquellas denominan "La Parrilla", "El Colgamiento", descrito como la acción de izar a la víctima a gran altura, por medio de una polea, con sus manos atadas a la espalda, y manteniendo sus pies amarrados, soportando sus extremidades superiores todo el peso de su cuerpo, además de ser objeto de golpes de pies y puño, y de vejaciones de carácter sexual;
d.- Que, algunos de los detenidos de Londres 38 fueron trasladados, en distintas fechas, hasta los recintos denominados Estadio Chile o a Cuatro o a Tres Álamos, para luego, en el caso de la mayoría de las víctimas de sexo femenino, conducidas a la localidad de Pirque, y tratándose de varones a "Melinka" en Puchuncaví, desde donde fueron puestos en libertad y/o expulsados del país.
e.- Que, en el caso de Raimundo Belarmino Elgueta Pino, éste es detenido el día 06 de mayo de 1974 en la vía pública, por cuatro agentes de la DINA, entre ellos Basclay Zapata y Osvaldo Romo Mena, quienes sin mostrar identificación o en su defecto orden judicial, proceden a trasladarlo al ya aludido cuartel Londres 38, donde es interrogado mediante tortura, luego es retirado del recinto el día 15 de mayo y trasladado al Regimiento de Artillería N°1 "Tacna", a continuación al Estadio Chile y finalmente, le regresan a Londres 38 a fines del mes de mayo de 1974 y permanece en ese recinto hasta el 06 ó 07 de junio, donde vuelven a trasladarlo hasta llegar de regreso al Campo de Prisioneros Melinka en Puchuncaví, donde recupera su libertad y se va al exilio en el año 1977.
f.- Que durante su detención en el cuartel de Londres 38, Raimundo Belarmino Elgueta Pinto, fue torturado e interrogado por agentes de la DINA de los cuales, sin perjuicio de estar vendado al momento del apremio, pudo identificar más tarde a Marcelo Moren Brito y Miguel Krassnoff Martchenko".

El testimonio de Raimundo Elgueta Pinto (fragmento)

Fui detenido el 06 de mayo de1974 en la vía pública, en la calle Bandera – frente al cine Metro – en la comuna de Santiago, Provincia de Santiago, Región Metropolitana.

La detención ocurrió alrededor de las 09:00 hrs., cuando me dirigía desde mi domicilio hacia mi trabajo. Los agentes aprehensores fueron dos personas jóvenes, vestidas como civiles, uno de los cuales me apuntó con una pistola, mientras el otro procedió a esposarme.

Los responsables de mi detención fueron agentes de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), integrantes del grupo Halcón 1 dirigido por el oficial de Ejército, Miguel Krassnoff Martchenko. En ningún momento mostraron identificación ni orden de detención de juez competente y/o decreto exento de autoridad administrativa, por lo que infiero que mi detención fue “legalizada” posteriormente mediante la emisión extemporánea de un Decreto Exento por parte del Ministerio del Interior.

En mi detención participaron, al menos, cuatro agentes: dos eran jóvenes y desconozco sus identidades hasta la fecha; los otros dos eran el suboficial de Ejército Basclay Humberto Zapata Reyes, (agente que conducía la camioneta en que se transportaban) y el agente civil de la DINA Osvaldo Enrique Romo Mena, (que fue la persona que me identificó).

Los agentes aprehensores utilizaron pistolas automáticas, esposas metálicas y cinta adhesiva, y se transportaban en una camioneta Chevrolet Apache C-10 de color rojo sin marca o placa que pueda recordar.

La detencion tomo lugar sin testigos conocidos, aunque la detención ocurrió en la vía pública, en un lugar muy concurrido y a plena luz del día.

Fui identificado en la vía pública por Osvaldo Enrique Romo Mena, civil que fungía como agente de la DINA en aquel entonces, y a quien yo había conocido en mi condición de militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) cuando el se desempeñaba como dirigente del campamento de pobladores Lulo Pinochet, en el tercer sector de la Población Lo Hermida, comuna de Ñuñoa, Provincia de Santiago, Región Metropolitana, en 1970-71.

Fui conducido esposado por los dos agentes jóvenes que realizaron mi detención a una camioneta Chevrolet Apache C – 10 de color rojo, sin marcas o placa que pueda recordar. En ese momento pude ver al chofer de la misma, a quién más tarde, y mediante fotografías, pude identificar como Basclay Humberto Zapata Reyes. Después que uno de los agentes aprehensores vendara mis ojos con cinta adhesiva se subió a la camioneta un cuarto sujeto, al que pude identificar de inmediato, por conocerlo con anterioridad, como Osvaldo Enrique Romo Mena, quién comenzó a golpearme y a interrogarme sobre mis “puntos de contacto”.

Durante el trayecto desde el lugar de mi detención hacia el recinto clandestino de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) situado en la calle de Londres No 38 (hoy Londres 40), comuna de Santiago, Provincia de Santiago, Región Metropolitana, fui puesto boca abajo en el piso de la camioneta en donde recibí continuos golpes de puños y pies. Ese recinto lo pude identificar por el sonido de las campanas de la vecina iglesia de San Francisco, las que se podían escuchar incluso desde el interior del mismo, así como por los azulejos blanco y negro de la entrada, los que pude distinguir a través de un resquicio inferior en la venda que cubría mis ojos.

Estuve recluido en Londres 38 en dos ocasiones. La primera vez, fue desde el 06 hasta el 13 o 14 de mayo de 1974, fecha en que fui trasladado al Regimiento de Artillería Número 1 Tacna. Ahí estuve unos pocos días, quizás cuatro o cinco, y nuevamente fui trasladado, esta vez con destino al Estadio Chile, lugar en el cual permanecí hasta el 27 o 28 de mayo. En esa fecha fui retirado de ese último recinto por los mismos agentes responsables de mi detención y trasladado nuevamente a Londres 38, permaneciendo ahí hasta el 06 o 07 de junio de 1974, fecha en la que fui regresado al Estadio Chile. Cuando cerraron ese recinto de detención, fui traslado a Tres Álamos y, desde ahí, fui llevado, primero, a la Cárcel Pública de Santiago, y luego, a Melinka, Puchuncaví, lugar en el que permanecí desde el 11 de julio de 1974 hasta el 18 de noviembre de 1976. En esa fecha, que fue cuando cerraron los últimos campos de detención, fui trasladado a Tres Álamos y desde ese lugar recuperé mi libertad.

Al momento del ingreso al recinto de Londres 38 fui identificado a viva voz por el nombre con el que me había conocido Osvaldo Enrique Romo Mena durante el período que realicé actividad política en el tercer sector de Lo Hermida. La recepción consistió en una golpiza de puños y pies, acompañada por amenazas e insultos, por parte de varios individuos a los que no pude identificar por encontrarme en ese momento con la vista vendada. Posteriormente fui ingresado a una especie de oficina administrativa en donde alguien realizó el registro de mis datos personales.

Los agentes aprehensores me entregaron a los agentes encargados de la recepción y vigilancia de prisioneros en la planta inferior del recinto de Londres 38, lugar en el que permanecí por un momento, hasta que regresaron por mí los primeros y me condujeron a la planta superior para mi primer interrogatorio.

Durante mi estancia en Londres 38 adquirí la noción que existían dos niveles: la planta “baja” y la planta “alta”. La información, sin embargo, es imprecisa porque la mayor parte del tiempo estuve con la vista vendada.

En la planta baja se encontraba, además de la “recepción”, una sala común grande vigilada por guardias armados con fusiles AKA-47, donde permanecíamos los prisioneros, durante el día, sentados en sillas, a veces en el suelo, esposados y vendados esperando nuestro turno para ser llevados a interrogatorios, y durante la noche, tendidos en el suelo, esposados y vendados; y unas pequeñas “celdas” o cuartos, ubicadas a un costado de la sala común y pegadas al muro opuesto a la puerta de entrada, que eran utilizadas, tanto para interrogatorios como para el aislamiento de determinados prisioneros. Durante el período que permanecí en Londres 38 estuve tanto en la sala común (durante el día), como en una de las pequeñas “celdas” o cuartos (durante la noche), la que compartí todas las noches de mi segunda estancia en ese recinto, con Agustín Eduardo Reyes González, y por un breve momento, la noche del 04 al 05 de junio con Carlos Luis Cubillos Gálvez, también militantes del MIR, quienes se encuentran en la calidad de desaparecidos hasta la fecha.

En la planta alta se encontraba un pequeño sanitario utilizado por los prisioneros, y la(s) sala(s) de interrogatorios y torturas. La principal de estas salas tenía en su interior un catre metálico (conocido como la “parrilla”) sobre el cual se colocaba a los prisioneros, desnudos y esposados, para ser “parrillados”, esto es, sujetos a la aplicación de corriente eléctrica en distintas partes del cuerpo. En esa sala, o quizás en una contigua, no lo tengo claro, había también una barra metálica que era utilizada para suspender a los prisioneros desnudos, en diversas posiciones, con o sin aplicación de electricidad, como el conocido “pau de arara”. En ese lugar fui objeto, en diversas ocasiones, de interrogatorios con tortura, los que siguieron casi siempre el mismo patrón: amenazas e insultos, golpes de puños y pies, aplicación de corriente eléctrica sentado en una silla, acostado en la “parrilla” o colgado de la barra metálica.

La persona que dirigía el recinto era Marcelo Luis Manuel Moren Brito, oficial de Ejército. El jefe de la unidad que realizó mi detención – Halcón 1 – era Miguel Krassnoff Martchenko, oficial de Ejército. Halcón 1 estaba conformada, entre otros, por dos sujetos a los que identifiqué con absoluta precisión: Basclay Humberto Zapata Reyes, suboficial de Ejército y Osvaldo Enrique Romo Mena, agente civil.

Aunque no existía una división de funciones demasiado estricta, y con frecuencia ocurrían traspasos de funciones, el personal que “laboraba” en el recinto de Londres 38 estaba dividido en: “operativos” que realizaban las detenciones y/o los traslados; “vigilantes” que custodiaban al recinto y a los detenidos y “analistas” que interrogaban, torturaban y clasificaban a los prisioneros de acuerdo a su grado de “peligrosidad”.

(…)

Para Martín Elgueta Pinto: Uno de los 119 de Nosotros


Hacía apenas 15 días que Martín Elgueta Pinto había festejado sus 21 años cuando fue detenido, al llegar al departamento de su amigo Juan Chacón, el 15 de julio de 1974, para desaparecer en Londres 38. Martín estudiaba Economía en la Universidad de Chile, y militaba en el MIR. Su novia, María Inés Alvarado había sido detenida horas antes en Providencia, acompañada de Verónica Martínez, esposa de Juan Chacón. En el operativo montado en casa de Chacón, en que se detuvo a la familia y a Martín, participaron diez efectivos de la DINA encabezados por Osvaldo Romo y movilizados en varios vehículos, entre éstos, camionetas Chevrolet C 10.

Martín, ex alumno del Liceo Manuel de Salas, hijo de un destacado dirigente socialista, ingresó al MIR cuando era estudiante secundario y pronto se destacó en la organización por su compromiso, su entusiasmo y brillante inteligencia.

Antes del golpe militar trabajó en estrecho contacto con Edgardo Enríquez, miembro de la Comisión Política del MIR, y luego asumió también tareas de dirección.

La “ratonera”

Alrededor de las 17:30 horas, unos 10 individuos fuertemente armados, entre ellos Osvaldo Romo, se presentaron en el departamento del matrimonio Chacón Martínez, en la Avenida Antonio Varas, identificándose como funcionarios de la DINA. Llevaban a María Inés Alvarado, muy asustada y sangrando del labio superior. A las 19 horas llegó Raúl Chacón Zenteno (padre de Juan), y media hora más tarde lo hizo Martín Elgueta. A las 8 de la noche, llegó a su domicilio Juan Rosendo Chacón (actualmente desaparecido). Todos ellos fueron detenidos, incluyendo a Verónica Martínez Ahumada y Antonio Osorio, y conducidos, vendados, a Londres 38, recinto secreto de reclusión y tortura de la DINA.

Con la frente marcada

El 25 de julio de 1974, Martín y María Inés fueron llevados por Osvaldo Romo y otros 2 civiles, hasta el domicilio de la madre de María Inés, Inés Börgel González, ubicado en la calle Dublé Almeyda en Ñuñoa. La señora Clara observó que ambos jóvenes tenían en sus frentes una mancha negra, producto de quemaduras en la tortura. María Inés dijo a su madre que ambos estaban detenidos. Al cabo de unos 10 minutos, los agentes se los llevaron en una camioneta Chevrolet C 10 nueva.

Poco antes, el mediodía del 17 de julio de 1974, Martín fue llevado hasta el domicilio de María Matilde Cheuquemán Cheuquemán, en la población Buzeta, quien guardaba enseres de la familia Elgueta, para retirar un par de frazadas. Según María Matilde, el afectado se veía muy sucio y con mal aspecto, y lo acompañaba un civil de más o menos su misma edad, “amable y rubio”, quien, en ningún momento se separó de su lado. La descripción de este agente corresponde a uno de los participantes en el operativo en que se detuvo a Martín.

Testigos sobrevivientes

Antonio Osorio Olivares señaló que a Martín lo llevaban a interrogatorio tres veces al día. Varias veces escuchó sus gritos de dolor y quejidos. También le oyó decir: “he sufrido muchas torturas, pero estoy bien de salud. Por más que me torturen, no hablaré, pues nada tengo que decir”.

Por su parte, Ramón Osvaldo Barceló, quien conocía a Martín desde niño, también lo vio en Londres 38 y en malas condiciones físicas, en la noche del 14 al 15 de agosto de 1974.

Las cuatro personas detenidas junto a Martín Elgueta fueron llevados cinco días más tarde al campamento de incomunicados de Cuatro Alamos, pero Martín y su compañera, María Inés, fueron dejados en Londres 38, desde donde desaparecieron.

Cristián Van Yurick, Graciela Scarlett Mathieu y la doctora Patricia Barceló también han testificado sobre la tortura a Martín en Londres 38. Durante su reclusión, Martín fue sacado del recinto de la DINA en dos oportunidades.

Las maniobras de la DINA

“Martín Elgueta se exiló en Argentina”. Eso dijeron en febrero de 1975, en una “conferencia de prensa”, con libreto pauteado por la DINA, realizada por cadena nacional de radio y televisión desde el Edificio Diego Portales, cuatro dirigentes del MIR detenidos. Así la dictadura preparaba el terreno para el momento en que, en julio de 1975, los nombres de Martín y su compañera aparecieron en una lista de los 119 chilenos presuntivamente muertos en enfrentamientos en Argentina. La nómina reproducida en los medios chilenos, provenía de la revista “Lea”, una publicación creada para la ocasión por los servicios de inteligencia.

Persecución a la familia

Antes de la detención de Martín, agentes de la DINA, encabezados también por Osvaldo Romo, habían detenido, torturado y amenazado de muerte a su hermano Raimundo Belarmino Elgueta (mayo de 1974), que permaneció desaparecido por más de 10 días.* Por otra parte, también el domicilio de su familia había sido allanado por Romo, mientras que su padre, Belarmino Elgueta Becker, alto dirigente del partido socialista, se encontraba en el exilio en México.

También su madre, Yolanda Pinto (ya fallecida), una de las fundadoras de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, y su hermana, Gloria, fueron víctimas de graves amedrentamientos por Osvaldo Romo en distintas ocasiones.

El liceo

En 1990, para el aniversario del Liceo Experimental Manuel de Salas, los ex alumnos realizaron un homenaje a Martín Elgueta y María Inés Alvarado, de la promoción de 1970, así como a Luis Guajardo, Jaime Buzio, Edwin Van Yurick y Jaime Robothan. Todos ellos figuran entre los “119” luchadores antidictatoriales cuya desaparición, denunciada a nivel internacional, intentó ser manipulada por la dictadura con ayuda de los servicios de inteligencia del Cono Sur.

* Testimonio Raimundo Elgueta Pinto.
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¡Ni Olvido Ni Perdón: Verdad, Justicia y Memoria!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!


Colectivo Acción Directa CAD –Chile
Septiembre 16 de 2017

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