Mientras Occidente presionaba a Irán para que
abandonara su programa nuclear civil, la familia real saudita compraba la bomba
atómica a Israel o a Pakistán. Para sorpresa de todos, ahora resulta que el
Medio Oriente se ha convertido en una zona nuclearizada, y quienes tienen las
armas atómicas son Israel y Arabia Saudita
En Red Voltaire
–Public. 7/3/16
En 1979, Israel
terminaba el proceso de obtención de su bomba atómica, con ayuda del régimen
sudafricano del apartheid. El Estado hebreo nunca firmó el Tratado de
No Proliferación y siempre ha esquivado responder a cualquier pregunta
sobre su programa nuclear.
Desde
1980, la Asamblea General de la ONU ha adoptado por consenso, año
tras año, una resolución en la que exhorta a convertir el Medio Oriente en
una zona desnuclearizada. El objetivo de esa resolución era lograr que
Israel renunciara a su arsenal atómico y evitar que otros Estados de esa
región emprendieran una carrera armamentista.
El
Irán del shah Mohamed Reza Pahlevi también tenía un programa nuclear de
carácter militar. Después de la revolución islámica aquel programa nuclear
iraní de carácter militar sobrevive sólo de manera marginal, fundamentalmente
debido a la guerra impuesta al país por Irak, de 1980 a 1988.
Pero al final de esa guerra, el ayatola Rullah Khomeini se opone a
las armas de destrucción masiva y prohíbe expresamente la fabricación,
la posesión y el uso del arma atómica.
Comienzan
entonces las negociaciones para la restitución de los 1 180 millones de
dólares que Irán había invertido en el complejo Eurodif de enriquecimiento
de uranio [1]. Pero la cuestión nunca llegó a resolverse.
Por consiguiente, en el momento de la disolución de Eurodif, en 2010,
la República Islámica seguía siendo propietaria de un 10% del capital.
Es incluso probable que Irán aún siga siendo hoy en día propietario de una
parte de la empresa de enriquecimiento nuclear que opera el complejo dedicado a
esa actividad en Tricastain, Francia.
De
2003 a 2005, el jeque Hassan Rohani, un religioso estrechamente vinculado a los
presidentes iraníes Rafsandjani y Khatami, preside la delegación iraní a
las negociaciones sobre el diferendo nuclear. En esas negociaciones,
los europeos exigen de paso que Irán renuncie a la enseñanza de la
física nuclear, para garantizar que el país no pueda reactivar su
programa militar.
En
2005, Mahmud Ahmadinejad –partidario del regreso a los principios fundamentales
de la revolución de Khomeiny– es electo presidente de la República
Islámica. Ahmadinejad rechaza el acuerdo negociado por el jeque Rohani y
lo destituye, reactiva la enseñanza de la física nuclear e inicia un programa
de investigación cuyo objetivo es lograr un proceso de producción de
electricidad a partir de la fusión, renunciando al proceso de fisión
actualmente utilizado por Estados Unidos, Rusia, Francia, China y Japón.
Acusando
al presidente Ahmadinejad de «preparar la apocalipsis para acelerar el
regreso del Mahdi» (sic), Israel desata entonces una campaña de prensa
internacional y exige el aislamiento de Irán.
En
realidad, Mahmud Ahmadinejad no comparte la visión judía, según la cual
vivimos en un mundo negativo que debe ser destruido para poder reconstruirlo.
Para Ahmadinejad, el regreso del Mahdi y de los profetas será fruto
de una madurez progresiva de la conciencia colectiva. En todo caso,
el Mossad israelí se dedica a asesinar uno a uno a los numerosos
científicos nucleares iraníes. Mientras tanto, las potencias occidentales y
el Consejo de Seguridad de la ONU adoptan contra Irán sanciones cada
vez más duras, hasta aislarlo totalmente en el plano económico y
financiero.
En
2013, el ayatola Alí Khamenei, Guía de la Revolución iraní, acepta conversar
en secreto con Washington, en Omán. Convencido de que tiene que
hallar la manera de aflojar el cerco que asfixia su país, Khamenei
se plantea la posibilidad de obtener un acuerdo temporal de 10 años.
Como resultado de un acuerdo preliminar, el candidato de Ahmadinejad
a la elección presidencial no es autorizado a participar en el proceso
electoral. Se produce entonces la elección del jeque Rohani.
Este último retoma las negociaciones que ya había iniciado en 2005 y
acepta las condiciones de Occidente, como la prohibición de enriquecer
uranio al 20%, lo cual pone fin a las investigaciones sobre la
fusión.
En
noviembre de 2013, Arabia Saudita organiza una cumbre secreta entre los países
miembros del Consejo de Cooperación del Golfo y varios Estados musulmanes
amigos de Riad [2]. En presencia de delegados del secretario
general de la ONU, el presidente de Israel, Shimon Peres, interviene en el
encuentro por videoconferencia. Los participantes concluyen que
el peligro no es la bomba israelí sino la que Irán podría quizás
fabricar algún día. Los sauditas aseguran a sus interlocutores que
Riad tomará iniciativas al respecto.
La
cooperación militar entre Israel y Arabia Saudita es reciente, pero los
dos países ya vienen concertando acciones desde 2008, cuando Riad financió
la expedición punitiva «Plomo Fundido» de Israel
en Gaza [3].
El
acuerdo 5+1 no se hará público hasta mediados de 2015. Durante las negociaciones,
Arabia Saudita proclama repetidamente su intención de iniciar una carrera
armamentista si la comunidad internacional no logra que Irán
desmantele su programa nuclear [4].
El
6 de febrero de 2015, el presidente estadounidense Barack Obama publica su
nueva «Doctrina de Seguridad Nacional», donde escribe:
«Una estabilidad
a largo plazo [en el Medio Oriente y el norte de África] exige más que el uso y
la presencia de fuerzas militares estadounidenses. Exige socios que sean
capaces de defenderse por sí mismos. Por eso invertimos en la
capacidad de Israel, de Jordania y de nuestros socios del Golfo para
desestimular cualquier agresión manteniendo a la vez nuestro indefectible
compromiso con la seguridad de Israel, lo cual incluye su avance
militar cualitativo.» [5]
El
25 de marzo de 2015, Arabia Saudita
inicia en Yemen la operación «Tempestad Decisiva» para
restaurar el poder del presidente yemenita derrocado por una revolución
popular. Pero el verdadero objetivo es aplicar el acuerdo secreto
israelo-saudita de explotación del campo petrolífero de Rub’al-Khali [6].
El
26 de marzo de 2015, el entonces embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos,
Adel Al-Jubeir, se niega a responder una pregunta de CNN sobre el proyecto
saudita de obtención de la bomba atómica.
El
30 de marzo de 2015, Israel y Arabia Saudita instalan un estado mayor común en
Somalilandia, un Estado no reconocido. Desde el primer día, Arabia Saudita,
Egipto, los Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Marruecos y Sudán participan bajo
las órdenes de Israel.
Al
día siguiente, 1º de abril de 2015, la cumbre
de la Liga Árabe, reunida en Charm el-Cheick adopta el principio de una
«fuerza común árabe» [7]. Oficialmente, se trata de aplicar el Tratado de
Defensa árabe de 1950 para luchar contra el terrorismo. De hecho, la Liga Árabe
extiende su aval a la nueva alianza militar árabe bajo el mando israelí.
En mayo de 2015, la fuerza común árabe, bajo las
órdenes de Israel, utiliza en Yemen una bomba atómica táctica. Podría
tratarse de un intento de eliminación de un bunker subterráneo.
El 16 de julio de 2015, el especialista en temas de
inteligencia Duane Clarridge declara a
Fox Business que Arabia Saudita compró la bomba atómica
a Pakistán.
El 18 de enero de 2016, el secretario de Estado John Kerry afirma
ante las cámaras de CNN que no es posible comprar y transferir la bomba
atómica. También advierte a Arabia Saudita sobre toda violación del Tratado de
No Proliferación.
El 15 de febrero de 2016, el analista saudita Dahham Al-’Anzi declara
a Russia Today en árabe que Arabia Saudita posee la bomba atómica
desde hace 2 años, afirmando que la intención de Riad es proteger a
los árabes y que las grandes potencias lo saben.
Las
declaraciones del analista saudita Dahham Al-’Anzi a Russia Today,
el 15 de enero de 2016, declaraciones inmediatamente traducidas y divulgadas
por el servicio israelí del MEMRI (Instituto de Investigación sobre los Medios
de Comunicación en el Medio Oriente, siglas en inglés.), tuvieron
considerable repercusión en el mundo árabe. Sin embargo,
ningún responsable político internacional, ni siquiera de la propia
Arabia Saudita, ha emitido comentario al respecto. Y Russia Today
las retiró de su sitio web.
Las
declaraciones de Dahham Al-’Anzi, intelectual cercano al príncipe Mohamed
ben Salman –hijo del rey Salman y actual ministro de Defensa de Arabia
Saudita–, permiten pensar que no hablaba de una bomba atómica estratégica
(bomba A o H) sino de un artefacto táctico (bomba N). En efecto,
es imposible imaginar cómo podría Arabia Saudita «proteger a los árabes»
de «la dictadura» en Siria utilizando una bomba atómica
estratégica. En todo caso, la posesión de una bomba nuclear táctica
corresponde a la explosión que se vio en Yemen. Pero nada
ha podido comprobarse con certeza.
Es,
por supuesto, muy poco probable que Arabia Saudita haya fabricado una bomba
atómica, sobre todo porque ese país carece totalmente de las capacidades
científicas necesarias. Lo que sí es posible es que Riad haya
comprado la bomba atómica a un país no firmante del Tratado de
No Proliferación, como Israel o Pakistán. Según Duane Clarridge,
el vendedor sería Islamabad, lo cual excluiría la posibilidad de que
se trate de una bomba de neutrones.
Sea
cual sea el tipo de bomba nuclear comprada, Arabia Saudita es firmante del
Tratado de No Proliferación (TNP) y no tenía derecho a comprar ese
tipo de armamento. Pero el rey Salman podría declarar que compró la
bomba atómica a título personal. Como se sabe, el Estado llamado Arabia
Saudita es propiedad privada del rey y su presupuesto sólo es parte del
patrimonio real. Asistiríamos así una “privatización” del armamento nuclear,
escenario hasta hoy inimaginable, pero que debe tomarse muy en serio.
En
definitiva, todo hace pensar que los sauditas han actuado en el marco de la
política estadounidense, pero que han ido demasiado lejos al violar el
Tratado de No Proliferación. Su acción ha sentado las bases de un
Medio Oriente nuclearizado, donde Irán no podrá desempeñar el papel que el
jeque Rohani esperaba recuperar, el papel de «gendarme regional»
al servicio de sus amigos anglosajones.
[1]
Eurodif SA es una empresa especializada en el enriquecimiento de uranio creada
en 1973 con la participación de varias firmas europeas. En 1974, el
Irán del shah Mohamed Reza Pahlevi había adquirido el 10% de Eurodif en el
marco de un acuerdo franco-iraní firmado el 27 de junio. En aquel mismo
acuerdo, Francia se comprometía además a construir varias instalaciones
nucleares en Irán, a garantizar la formación de científicos y
especialistas iraníes y a proporcionar a Irán uranio enriquecido (10% de la
producción de Eurodif). Nota de la Red Voltaire.
[2]
«El presidente de
Israel habló ante el Consejo de Seguridad del Golfo a fines de noviembre», Red Voltaire,
3 de diciembre de 2013.
[3]
«La guerra de Israel en
Gaza, Palestina, es financiada por Arabia Saudita», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
7 de enero de 2009.
[4] “Prospect of deal with Iran pushes
Saudi Arabia and Israel into an unlikely alliance”, Kim Sengupta, The Independent, 30 de
marzo de 2015.
[5]
«El rearme de Obama»,
por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 9 de febrero de 2015.
[6]
«Exclusivo: los places
secretos de Israel y Arabia Saudita», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
22 de junio de 2015.
[7]
«La Fuerza “Árabe” de
Defensa Común», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de abril
de 2015.
Colectivo Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Marzo 13 de 2016
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