Dirección del PRT. A la izq. su líder, Mario Roberto Santucho |
Declaración
del Partido Revolucionario de los Trabajadores - Ejército Revolucionario del
Pueblo
En la noche del 23
al 24 de marzo las Fuerzas Armadas contrarrevolucionarias derribaron al
gobierno peronista para instaurar otra Dictadura Militar. El paso dado por los
militares es como sabemos una irracional aventura condenada de antemano al
fracaso.
El
programa levantado por la Junta Militar poco después de asumir y las primeras
medidas de gobierno no dejan ninguna duda respecto al carácter profundamente
antiobrero, antipopular y antinacional de la Dictadura. Intervención a la CGT y
a todos los gremios, despido de miles de obreros, centenares de dirigentes,
activistas y obreros de fábricas detenidos, decenas de nuevos trabajadores
desaparecidos, clausura del parlamento, ¡legalización o prohibición de los
partidos políticos, implantación de la pena de muerte discrecional y ejercicio
de la justicia por Tribunales militares, otorgamiento de condiciones favorables
para la actividad explotadora del gran capital nacional y extranjero,
alineación internacional junto al imperialismo yanqui, etc., etc.
La
usurpación del gobierno por los militares y el recrudecimiento de la represión
antipopular que caracteriza a la nueva Dictadura coloca a todo nuestro pueblo
frente a un desafío histórico, en una nueva etapa de la lucha revolucionaria ya
iniciada, a las puertas de una época histórica y gloriosa por La que ya marcha
erguida y determinada su vanguardia guerrillera.
El
fracaso final del peronismo y el golpe militar reaccionario, imponen al pueblo
argentino la histórica responsabilidad de rebelarse masivamente, tomar en sus
manos los destinos de la patria, afrontar con heroísmo los sacrificios
necesarios y librar con nuestra poderosa clase obrera como columna vertebral,
la victoriosa guerra revolucionaria de nuestra Segunda y definitiva
Independencia.
Es
una tarea grandiosa que nos honrará y purificara, que despenará y activará las
mejores virtudes, que hará surgir de nuestro pueblo miles y miles de héroes.
¡El espíritu del Che, del Negrito Fernández, de los heroicos compañeros que
cayeron en la lucha se multiplicará por miles en las filas populares!
Respondiendo con honor y vigor al desafío de la hora, uniéndonos y
organizándonos para la resistencia y la victoria conquistaremos para nuestros
hijos el nuevo mundo socialista de felicidad colectiva. Nadie podrá decir el
día de mañana que los argentinos no supimos cumplir nuestros deberes de
patriotas y revolucionarios. Las nuevas generaciones, por cuya felicidad
daremos todo de nosotros, recordarán con orgullo a sus mayores, como nosotros
recordamos a los patriotas que fundaron la nacionalidad.
Y
esa histórica responsabilidad que pesa sobre nuestros hombros será dignamente
cumplida por nuestro pueblo, por nuestro Partido, por nuestro Ejército
Guerrillero y todas las fuerzas revolucionarias progresistas y patrióticas,
organizando e impulsando virilmente la resistencia popular, avanzando en la
unidad obrera, popular y patriótica, movilizando amplias masas, empleando todos
los medios y formas de lucha, desarrollando el trabajo político entre los
soldados y suboficiales, aniquilando con decisión a la oficialidad enemiga,
construyendo con energía y habilidad profesional las fuerzas revolucionarias
políticas y militares.
El
régimen que se acaba de establecer con el golpe militar de Videla no es
provisorio. Es el tipo de gobierno definitivo que se dan las fuerzas
burguesas-imperialistas para luchar contra las fuerzas revolucionarias
argentinas.
Llenos
de pánico por el vigoroso desarrollo revolucionario de la clase obrera y del
pueblo argentino, por el crecimiento constante y acelerado de las
organizaciones de vanguardia, por la amenaza real que ello representa para el
régimen capitalista, el Partido Militar, como representante principal de los más
grandes capitales extranjeros y nacionales, se ha decidido por la guerra total,
por una prueba de fuerza definitiva. Con esa resolución se han apoderado del
gobierno para dedicar todos los recursos al accionar contraguerrillero y sólo
se los desplazará de allí nuevamente, después de derrotarlos, después de
aniquilar sus fuerzas principales.
El
cálculo de nuestro Partido es que efectivamente éste será el tipo de gobierno
contra el que tendremos que batallar a todo lo largo de nuestra guerra
revolucionaria, que ya no habrá más elecciones democrático-burguesas, que a
este gobierno lo derribaremos al contar con grandes fuerzas revolucionarias
políticas y militares, cercanos al triunfo definitivo de nuestra revolución
antiimperialista y socialista.
Ya
hay quien sostiene que esta Dictadura no durará nada, que los militares
volverán pronto a llamar a elecciones. Nosotros pensamos que no es así. Que
este régimen se mantendrá hasta que las fuerzas revolucionarias estén en
condiciones de derribarlo, y que después de él nos encontraremos a las puertas
del socialismo, próximos a la instauración del gobierno revolucionario obrero y
popular que comenzará a solucionar los problemas de la patria y traerá
felicidad al pueblo argentino.
La
Dictadura Militar fracasará completamente desde el comienzo en sus objetivos de
aniquilar las fuerzas revolucionarias y estabilizar el capitalismo. Por el
contrario, las fuerzas revolucionarias crecerán más que nunca y la economía
seguirá en permanente crisis y desequilibrio.
Pero
el Partido Militar no cederá el gobierno a los políticos sino que aumentará su
aparato represivo, entregará toda la economía al capital imperialista e
institucionalizará la corrupción y el negociado.
Los
militares no se retirarán porque sería una total capitulación y porque no
cuentan con recambio que influencie a la masa y les permita reorganizarse y
ganar tiempo. Lanusse organizó el GAN para retirarse momentáneamente porque
contaban con Perón, su habilidad v su enorme influencia, abrigaron frustradas
esperanzas de que el FREJULI lograría contener y desviar el proceso
revolucionario.
Hoy
la situación es completamente diferente. Ningún líder o Partido que quiera
conquistar apoyo político de masas, tiene la más mínima probabilidad de
sustraerse a las imperiosas demandas democráticas y reivindicativas ni a la
influencia de las justas banderas que levantan las organizaciones
revolucionarias.
PLAZOS Y RITMOS
El
tiempo que demandará a la clase obrera y al pueblo argentino dar por tierra con
el régimen dictatorial que se acaba de implantar, dependerá de dos cuestiones
fundamentales además de la base objetiva existente de profunda crisis
económico-social, a saber: a) El ritmo de desarrollo de las fuerzas
revolucionarias; b) La situación internacional.
En
un proceso prolongado de guerra revolucionaria en constantes luchas armadas y
no armadas, con el empleo de todas las formas combativas pacíficas y violentas,
legales e ilegales, con desencadenamiento de insurrecciones parciales y
liberación de zonas, se irán construyendo gradualmente las fuerzas
revolucionarias políticas y militares del pueblo argentino, el Partido
Revolucionario, el Ejército Guerrillero y el Frente de Liberación Nacional.
Mientras más rápido sea el ritmo de desarrollo de dichas fuerzas, menor será el
tiempo que nos demandará derrotar al Partido Militar.
Los
recientes Acuerdos de Montevideo de los Ejércitos Americanos prevén la
intervención conjunta -incluido el Ejército yanqui- en el país que sufra graves
amenazas insurreccionales. Es decir, el enemigo tiene el definido propósito de
aceptar la participación de fuerzas militares extranjeras en su lucha
contrarrevolucionaria. Independientemente de que tal paso mejoraría
extraordinariamente nuestra posición política, es incuestionable que la
intervención extranjera puede prolongar nuestro esfuerzo de guerra. Pero el
propósito intervencionista de los Acuerdos de Montevideo puede o no concretarse
en Dependencia de la situación internacional. Porque es posible que la relación
de fuerzas internacional impida o anule la intervención contrarrevolucionaria
extranjera como acaba de suceder en Angola.
Neutralizar
o no una posible intervención extranjera no depende en lo fundamental de
nosotros sino de la evolución de la política internacional.
En
cambio el ritmo de desarrollo de las fuerzas revolucionarias argentinas depende
por entero de la vanguardia obrera y popular, de su ligazón con las masas, de
su conciencia y espíritu unitario, de su preparación política, moral combativa,
estilo proletario, espíritu de sacrificio, tesón, heroísmo y capacidad
profesional. Cuanto más pronto se llegue a la unidad revolucionaria en un solo
Partido Proletario y en un solo Ejército Popular y se construya el Frente de
Liberación Nacional, cuanto más acelerado sea el crecimiento y el poderío de
dichas organizaciones, gracias al aporte máximo de cada revolucionario
argentino, menor será la duración de nuestra guerra y por tanto menores los
sufrimientos de nuestro pueblo.
LAS GRANDES TAREAS
DE LA RESISTENCIA
Como
ya señaló nuestro Partido, al anticipar acertadamente la decisión golpista de
los militares y como lo comprueba claramente por el programa y medidas de la
Junta, la aventura iniciada por la oficialidad contrarrevolucionaria,
constituye una declaración formal de guerra a la clase obrera y al pueblo
argentino, e inicia por tanto la etapa de la guerra civil generalizada en
nuestro proceso revolucionario.
En
esta situación, con el programa de la resistencia antidictatorial,
antiimperialista y socialista, tenemos por delante grandes y fundamentales
tareas. Con eje en el proletariado fabril, intensificando la concentración del
trabajo revolucionario en las grandes fábricas, debemos luchar por movilizar a
las más amplias masas por todo tipo de reivindicaciones. Por los problemas
específicos de las fábricas, de barrios y villas, del campo, de los colegios y
universidades, de los jóvenes y las mujeres; en solidaridad con los presos; en
defensa de los derechos humanos y democráticos, etc., etc., y hacer confluir
toda esa movilización en la formación y desarrollo del Frente Antidictatorial,
Democrático y Patriótico.
En
el terreno militar la consolidación y desarrollo del Ejército del Pueblo, el
fortalecimiento de las unidades existentes y la creación de otras nuevas. El impulso
a la autodefensa de masas. El trabajo de proselitismo militar en las unidades
enemigas dirigido fundamentalmente a neutralizar el personal de soldados y
suboficiales.
Con
nuevas condiciones favorables, debemos intensificar y ampliar considerablemente
nuestra actividad internacional, Luchar por el aislamiento de la Dictadura,
impulsar la solidaridad internacional con la justa causa de nuestro pueblo. Y
hoy más que nunca, la principal de nuestras tareas, la que garantizara avances
consistentes en todos los aspectos de la actividad revolucionaria, es la
construcción del Partido, su consolidación y desarrollo, su fortalecimiento
incesante. El enraizamiento en la masa, la moral y el heroísmo, la
combatividad, precisión de línea, capacidad organizativa y dominio de la
profesión revolucionaria son virtudes y aspectos de nuestro Partido que debemos
cultivar con esmero para que crezcan, florezcan y fructifiquen con máximos
resultados.
La
nueva y decisiva etapa en que nos internamos, coloca a nuestro Partido en un
escenario histórico. Grande es nuestra responsabilidad colectiva y más grande
aún debe ser nuestra conciencia, nuestro valor y nuestra determinación de
vencer.
Estrechamente
unidos en torno al Comité Central, siguiendo el elevado y poderoso ejemplo de nuestros
héroes y mártires, los militantes del PRT cumpliremos cabalmente y con honor
nuestras misiones revolucionarias.
[Aproximadamente 27 de marzo de 2016]
En Cedema
Colectivo Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Marzo 22 de 2016
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