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La
Historia Está a Punto de Repetirse
EL SUICIDIO EUROPEO ANTE TURQUÍA
Al firmar con Turquía un acuerdo –por lo pronto ilegal a la luz
del derecho internacional– para frenar la oleada de migrantes, los dirigentes
de la Unión Europea dan un nuevo paso en lo que podríamos llamar su pacto con el
diablo. Gran parte de los 3 000 millones de euros asignados a Ankara irán a
parar al financiamiento de los yihadistas y, por tanto, incrementarán la
cantidad de migrantes que huyen de la guerra. Por cierto, al levantar, en los
próximos meses, la exigencia de visas a los ciudadanos turcos, los europeos
instituyen de hecho la libre circulación entre los campamentos de al-Qaeda y
Bruselas. Al imponer a los pueblos de Irak y Siria la amenaza y la opresión de
los yihadistas, a los que financian indirectamente, y al abandonar al pueblo
turco entre las garras de la dictadura del presidente Erdogan, los europeos
sientan las bases de un amplísimo enfrentamiento del que ellos mismo acabarán
siendo víctimas
Por Thierry Meyssan
En Red Voltaire –Public. 21/3/16
«La democracia es como un tranvía. Lo
tomamos para ir a donde queremos y una vez allí, nos bajamos.»
Recep
Tayyip Erdogan (1996)
El Consejo Europeo,
reunido el 17 y el 18 de marzo de 2016, adoptó un plan tendiente a resolver el
problema de la masiva oleada de migrantes provenientes de Turquía [1]. En
ese acuerdo, los 28 jefes de Estado y de gobierno de los países de la
Unión Europea se plegaron a todas las exigencias de Ankara.
Ya
habíamos analizado anteriormente, en este sitio web, la manera cómo
Estados Unidos planeaba utilizar los acontecimientos del Medio Oriente
para debilitar la Unión Europea [2]. Desde el inicio de la actual crisis
de los «refugiados», fuimos los primeros en observar simultáneamente que
se trataba de un fenómeno provocado de forma deliberada y los problemas
insolubles que plantearía [3]. Nuestros análisis, por desgracia,
se cumplieron, y nuestros detractores acabaron adoptando nuestras
posiciones.
Para
ir un poco más lejos, hoy queremos estudiar de qué manera se apoderó
Turquía de la iniciativa y la continua ceguera de la Unión Europea, que
persiste en seguir dejándose arrastrar por los acontecimientos.
El juego de Recep Tayyip Erdogan
El
presidente turco Erdogan no es un político común y corriente. Pero
los europeos, o sea ni los pueblos ni sus dirigentes,
no parecen haberse dado cuenta.
•
En primer lugar, Recep Tayyip Erdogan proviene de un movimiento islámico
panturquista vinculado a la Hermandad Musulmana de Egipto y favorable a la
restauración del Califato [4]. Según Erdogan –pero igualmente según
sus aliados del Milliyetci Hareket Partisi (MHP)–, los turcos son los
descendientes de los hunos de Atila, a su vez hijos del lobo de
las estepas del Asia Central, del que heredaron la resistencia y
la insensibilidad. Constituyen entonces una raza superior llamada a
gobernar el mundo. Su alma es el islam.
El
presidente Erdogan es el único jefe de Estado del mundo que reivindica
abiertamente una ideología de supremacía étnica, perfectamente comparable al
supremacismo ario de los nazis. Es, además, el único jefe de Estado
del mundo que niega los crímenes de su historia, principalmente las
masacres del sultán Abdulhamid II contra los no musulmanes (durante
las masacres hamidianas de 1894-1895, al menos 80 000 cristianos
fueron masacrados mientras que 100 000 cristianas eran incorporadas a la
fuerza a los serrallos) y, posteriormente, las masacres perpetradas por la
organización de los Jóvenes Turcos (genocidio contra los armenios, los asirios,
los caldeos, los siriacos, los griegos pónticos y los yazidíes,
desde 1915 hasta 1923, estimado en al menos 1 millón 200 000
muertos), genocidio perpetrado con ayuda de oficiales alemanes, entre los que
se hallaba Rudolf Hoss, futuro director del campo de concentración de
Auschwitz [5].
Al
celebrar el 70º aniversario de la liberación de la pesadilla nazi, el
presidente ruso Vladimir Putin subrayaba que «las ideas de supremacía
racial y de exclusivismo provocaron la guerra más sangrienta de la
Historia» [6]. Posteriormente, en el marco de una marcha –y
sin mencionar a Turquía– el propio Putin llamaba a todos los rusos a
disponerse a reeditar el sacrificio que antes realizaron sus abuelos,
si ello llegara a ser necesario para salvar el principio mismo
de la igualdad entre los hombres.
•
En segundo lugar, el presidente Erdogan, respaldado sólo por un tercio de la
población turca, gobierna su país en solitario y recurriendo a medios
coercitivos. Hoy es imposible saber con precisión lo que piensa el
pueblo turco ya que la publicación de toda información que cuestione la
legitimidad del presidente Erdogan se considera una amenaza contra la
seguridad del Estado y se castiga con el encarcelamiento inmediato. Según
los últimos estudios publicados –en octubre de 2015–, sólo una
tercera parte de los electores respalda a Erdogan. Es mucho menos que
el respaldo que tenían los nazis en 1933, cuando obtuvieron un 43% de
los votos. Eso implica que el presidente Erdogan sólo pudo ganar las
elecciones legislativas “arreglándolas” descaradamente. Por ejemplo:
Los medios de prensa de la oposición fueron literalmente
amordazados: los matones del partido de Erdogan (AKP) asaltaron los importantes
diarios Hürriyet y Sabah; hubo investigaciones abiertas contra
periodistas y órganos de prensa acusados de respaldar el «terrorismo» o
de referirse al presidente Erdogan en términos difamatorios; también hubo
sitios web bloqueados; proveedores de servicios informáticos suprimieron de su
oferta los canales de televisión de la oposición; de los 5 canales de
televisión con cobertura nacional 3 fueron en su programación
claramente favorables al partido en el poder y la policía cerró los otros
dos canales, Bugun TV y Kanalturk.
Un Estado extranjero, Arabia Saudita, repartió 7 000
millones de libras (unos 2 000 millones de euros) en «donaciones»
para «convencer» a los electores de que debían votar por Erdogan.
128 oficinas del HDP (partido de izquierda) fueron atacadas por
los matones del partido del presidente Erdogan, muchos candidatos y sus equipos
de campaña fueron golpeados, más de 300 comercios pertenecientes a kurdos
fueron saqueados, decenas de candidatos del HDP fueron arrestados y puestos
bajo detención temporal durante la campaña electoral
A
partir de la «elección» de Erdogan, una placa de plomo cayó sobre el
país. Se hizo imposible obtener información sobre el estado de Turquía
a través de su prensa nacional. El principal diario de la oposición, Zaman,
fue puesto bajo tutela y ahora se limita a exaltar la grandeza del «sultán»
Erdogan. La guerra civil, que ya convulsiona el este de Turquía, está
extendiéndose, con atentados en Ankara e incluso en Estambul, ante la
total indiferencia de los europeos [7].
El
señor Erdogan está gobernando prácticamente solo, rodeado sólo de un grupo muy
restringido del que forma parte el primer ministro Ahmet Davutoglu. Como si eso
fuera poco, Erdogan declaró públicamente, en plena campaña electoral, que ya
no estaba aplicando la Constitución y que ahora todos los poderes
están en sus manos.
El
14 de marzo de 2016, el presidente Erdogan que, ante los kurdos, «la democracia,
la libertad y el estado de derecho ya no tienen el menor valor».
Y anunció su intención de ampliar la definición legal de «terrorista»
para incluir en ella a todos los que él considera «enemigos de los turcos»,
o sea a los turcos y no turcos que se oponen a
su supremacismo.
•
En tercer lugar, el presidente Erdogan está utilizando poderes que se ha
arrogado, en violación de la Constitución turca, para convertir el Estado
turco en padrino del yihadismo internacional. En diciembre de 2015, la
policía y la justicia turcas lograron comprobar que el propio presidente
Erdogan y su hijo Bilal mantenían vínculos personales con Yasin al-Qadi,
el banquero de al-Qaeda. Así que el presidente turco destituyó a los
policías y magistrados que se habían atrevido a «atentar contra los
intereses de Turquía» (sic), mientras que el propio Yasin al-Qadi y el
Estado turco emprendían un proceso judicial contra el periódico de izquierda BirGün
por haber reproducido mi editorial titulado «Al-Qaeda, eterno auxiliar
de la OTAN».
En
febrero pasado, la Federación Rusa entregaba al Consejo de Seguridad de
la ONU un informe de inteligencia que demostraba el apoyo que el Estado turco
aporta al yihadismo internacional, en violación de numerosas resoluciones
de ese mismo órgano de Naciones Unidas [8]. Yo mismo publiqué un
estudio detallado sobre esas acusaciones, estudio que fue inmediatamente
censurado en Turquía [9].
La respuesta de la Unión Europea
La
Unión Europea había enviado una delegación encargada de supervisar las
elecciones legislativas turcas de noviembre de 2015. Esa delegación
pospuso durante mucho tiempo la publicación de su informe, para acabar
publicando una breve versión edulcorada de ese texto.
Presas
del pánico ante la respuesta de sus poblaciones, que están reaccionando
duramente ante la entrada masiva de migrantes –y, en el caso de los
alemanes, ante la abolición del salario mínimo provocada por esa oleada de
migrantes–, los 28 jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea han
preparado con Ankara un procedimiento para que Turquía se encargue de
resolverles el problema. El Alto Comisionado de Naciones Unidas
para los Refugiados, Filippo Grandi, señaló de inmediato que la solución
adoptada viola el derecho internacional. Pero, incluso suponiendo que sea
posible mejorar las cosas, no es ese el problema fundamental.
La
Unión Europea se ha comprometido:
a pagar a Turquía 3.000 millones de euros al año para que
ese país ayude la Unión a enfrentar sus obligaciones… pero no establece
ningún mecanismo de verificación del uso que dará Ankara a esos fondos;
a eliminar la exigencia de visas a los turcos para entrar en
los países de la Unión Europea [10] –medida que debe entrar en vigor
en sólo meses, quizás incluso en unas pocas semanas;
a acelerar las negociaciones sobre la adhesión de Turquía a
la Unión Europea –lo cual será a mucho más largo plazo y menos
probable que la medida sobre la eliminación de la exigencia de visas.
En
otras palabras, cegados por la reciente derrota electoral de Angela
Merkel [11], los dirigentes europeos se limitaron a buscar una
solución temporal para frenar el flujo de migrantes, sin tratar de
resolver la causa del problema y sin tener en cuenta la infiltración de
yihadistas que puede producirse a través de ese flujo.
El antecedente de Munich
En
los años 1930, las élites europeas y estadounidenses consideraban que la URSS,
debido a su modelo, representaba una amenaza para sus intereses de clase. Y
por eso apoyaron colectivamente el proyecto nazi tendiente a colonizar el
este de Europa y a destruir los pueblos eslavos. A pesar de los repetidos
llamados de Moscú a la creación de una gran alianza contra el nazismo, los
dirigentes europeos aceptaron entonces todas las exigencias del canciller
Adolfo Hitler, incluyendo la anexión de los Sudetes. Así surgieron los acuerdos
de Munich (1938), ante los cuales la URSS se vio obligada a adoptar una
política de “sálvese quien pueda” que la llevó, por su parte, a
firmar el pacto germano-soviético (1939). Ya era demasiado tarde cuando algunos
dirigentes europeos, y más tarde estadounidenses, por fin
se dieron cuenta del error que habían cometido y finalmente
se decidieron a aliarse con Moscú en contra de los nazis.
Y
hoy estamos viendo la repetición de los mismos errores. Las élites
europeas ven en la República Árabe Siria un adversario, ya sea porque
defienden el punto de vista colonialista de Israel o porque
abrigan la esperanza de recolonizar el Levante para sí mismas y de
apoderarse así de las gigantescas reservas de gas aún sin explotar que existen
en esa región. Por eso apoyaron la operación secreta de
Estados Unidos tendiente a provocar un «cambio de régimen» y
fingieron creerse la fábula de la «primavera árabe». Al cabo
de 5 años de guerra a través de intermediarios, viendo que el
presidente sirio Bachar al-Assad sigue en Damasco a pesar de los
miles de veces que se predijo su dimisión, los europeos deciden
ahora financiar con 3 000 millones de euros al año el apoyo que
Turquía aporta a los yihadistas. Según la lógica de las élites europeas,
ese financiamiento tendría que llevarlas finalmente a la victoria y
poner fin a la ola migratoria. Y ya será demasiado tarde cuando
se den cuenta [12] de que, al eliminar la exigencia de
visas a los nacionales turcos, han autorizado la libre circulación entre los
campamentos de al-Qaeda en Turquía y Bruselas [13].
La
comparación con el fin de los años 1930 viene a nuestra mente sobre todo
porque en el momento de los acuerdos de Munich el Reich nazi ya había
anexado Austria, sin que ello provocara ninguna reacción notable
de parte de los demás Estados europeos. Hoy en día, Turquía ya ocupa
el noreste de Chipre, país miembro de la Unión Europea, y una
franja de varios kilómetros de profundidad en Siria, territorio sirio
que incluso administra a través de un walli (prefecto), nombrado
expresamente por Ankara. No sólo la Unión Europea guarda silencio
sobre esos hechos sino que, con su actitud, estimula a Ankara a proseguir
con su política de anexiones, que de hecho viola el derecho internacional.
La lógica común del canciller Hitler y del presidente Erdogan se basa
en la unificación de la «raza» y la purificación de la población.
Hitler quería unir las poblaciones de «raza alemana» y purificarlas
excluyendo a los elementos «extranjeros» (judíos y roms),
Erdogan quiere unir las poblaciones de «raza turca» y purificarlas
excluyendo a los elementos «extranjeros» (kurdos y cristianos).
En
1938, las élites europeas creían en la amistad del canciller Hitler. Hoy
en día creen en la del presidente Erdogan.
[1] “Next operational steps in EU-Turkey cooperation
in the field of migration”, Voltaire
Network, 16 de marzo de 2016.
[2]
«La miopía de la Unión
Europea ante la estrategia militar de Estados Unidos», por Thierry
Meyssan, Red Voltaire, 27 de abril de 2015.
[3]
«La falsa “crisis de
los refugiados”», por Thierry Meyssan, La República (España) y Red Voltaire,
7 de septiembre de 2015.
[4]
«Hacia el fin del
sistema Erdogan», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 15 de
junio de 2015.
[5]
«La Turquía de hoy
continúa el genocidio armenio», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
30 de abril de 2015.
[6]
«Discours de Vladimir
Poutine pour le 70e anniversaire de la Victoire de la Grande Guerre Patriotique
», por Vladimir Putin, Réseau Voltaire, 9 de mayo de 2015.
[7]
«La Unión Europea abandona
a los defensores de las libertades en Turquía», por Can Dundar, Le Monde
(Francia) , Red Voltaire, 19 de marzo de 2016.
[8]
«Informe de la
inteligencia rusa sobre actual apoyo de Turquía al Emirato Islámico», Red Voltaire,
18 de febrero de 2016.
[9]
«Cómo apoya Turquía a
los yihadistas», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 22 de
febrero de 2016.
[11] “Alternative für Deutschland nimmt kein Blatt
vor den Mund”, por Ian Blohm,
Übersetzung Horst Frohlich, Strategic Culture Foundation (Rusia), Voltaire
Netzwerk, 12 de marzo de 2016.
[12]
«Carta abierta a los
europeos atrapados tras la cortina de hierro israelo-estadounidense», por
Hassan Hamadé, Red Voltaire, 24 de mayo de 2014.
[13] “Israeli general says al Qaeda’s
Syria fighters set up in Turkey”,
Dan Williams, Reuters, 29 de enero de 2014.
Colectivo Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Marzo 23 de 2016
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