HONDURAS:
“EL GOBIERNO DICTATORIAL ENTRÓ EN CRISIS POR LO QUE SIGNIFICA BERTA PARA
NUESTRO PUEBLO Y EL MUNDO”
- Entrevista con la parlamentaria del partido
Libre (Libertad y Refundación), Scherly Arriaga, opositora acérrima de la
dictadura en el país centroamericano
- “Otra vez Honduras se levanta convencido de que los
únicos que podemos cambiar el futuro y hacia dónde vamos, es el pueblo mismo y
en las calles”
“Ya contuve mi sangre cuando hervía, y
cualquier desaire puede ser la gota de agua”
-Chico Buarque
Por
Andrés Figueroa Cornejo
Scherly Arriaga es
odontóloga y diputada del partido Libre [1], la
única tienda política en Honduras con representación parlamentaria que postula
el socialismo democrático como alternativa de desarrollo (29 escaños de 128).
Desde el 2009, uno de los países más empobrecidos de América Latina (casi el
70% de su población sobrevive bajo el umbral de la pobreza, según la Cepal), es
presa de un régimen dictatorial sui generis, oligárquico y excluyente en
todos los ámbitos, y dependiente del Estado corporativo norteamericano. Como la
violencia va de la mano con la miseria y la ignorancia premeditada, Honduras
está en el ránking de los países con más alta criminalidad del continente y del
mundo, de acuerdo al Índice de Paz Global.
Honduras,
la olvidada y empobrecida, sin embargo, desde la madrugada del 3 de marzo de
2016 es noticia en todo el planeta debido al asesinato de Berta Cáceres [2],
dirigenta indiscutible de los derechos humanos y sociales de los pueblos
indígenas, el ambientalismo y feminismo populares y consecuentes, y del combate
antiimperialista y anticapitalista en sus expresiones de saqueo extractivista,
sepultura de humanidad, identidad, soberanía y territorio.
La
joven diputada hondureña Scherly Arriaga es directa, crítica y autocrítica.
“Luego del golpe de Estado de 2009 [3], el país cayó en
una crisis profunda de carácter político, social y económico. Su manifestación
más grave son los actos violentos en contra de la población, vulnerando al
conjunto de las y los dirigentes sociales y políticos”, señala.
-¿Qué
significa el crimen de Berta Cáceres?
“Berta
era la máxima representación de defensa de los derechos del pueblo indígena
Lenca (el más numeroso del país y ubicado en el occidente del territorio). Ella
conducía y coordinaba todas las acciones en contra de las inversiones de las
grandes transnacionales y llevaba luchando hace años por la defensa del Río
Blanco y Gualcarque frente al proyecto depredador hidroeléctrico Agua Zarca,
impulsado por la empresa de capital hondureño Desarrollos Energéticos S.A. de
C.V. (DESA) y capitalizado por instituciones financieras europeas y empresas
constructoras de capital chino. Por ese combate Berta había sido amenazada en
varias ocasiones. De hecho, ya habían asesinado a miembros de la agrupación que
lideraba, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras
(Copinh). Durante la semana anterior a su asesinato, Berta realizó denuncias
debido a que los militares bloquearon la movilización de algunas de las
comunidades indígenas.
Berta
para nosotros/as significa un golpe al resguardo de los recursos naturales de
nuestro pueblo. Y su crimen es un mensaje del poder para intentar silenciar a
los defensores de las mujeres, del medioambiente y de los DDHH. El repudio
nacional e internacional que causa su muerte, revela la incapacidad y la
complicidad del Estado de Honduras. Berta contaba con medidas cautelares a
causa de las amenazas recibidas.
Honduras
llora y condena el asesinato de una luchadora implacable por la soberanía de
nuestra biodiversidad y recursos naturales que, por el contrario, el actual
gobierno, únicamente se dedica a concesionar (privatizar).”
-¿Cómo
se ha desenvuelto el capitalismo hondureño y su Estado en los últimos tiempos?
“El
partido Libre (Libertad y Refundación), del cual formo parte, nace para
denunciar estos hechos de violencia del Estado. Libre colaboró para que la
policía-militar no pasara a ser nombrada constitucionalmente. Sin embargo,
Honduras es un Estado militarizado, y en el curso de estos años aumentó el
número de uniformados, como el número de asesinatos y de hechos violentos. El
actual gobierno se ha encargado de manipular y maquillar las cifras de
homicidios recurrentes en la sociedad hondureña, intentando reducirlas. Y
aunque los medios de comunicación hegemónicos pretenden ocultar el horror, la
violencia es demasiado evidente. Al respecto, las redes sociales han aportado a
la comunicación verdadera y alternativa. Esas vías son las utilizadas por las
organizaciones populares en contra de los intereses de los imperialismos, los
tratados de libre comercio (asimétricos), etc. En la bancada de Libre en el
congreso hondureño, somos testigos de cómo a diario se firman contratos
multimillonarios con empresas estadounidenses, con capitales chinos y
canadienses, mientras la población ni siquiera logra enterarse de ello. Resulta
aberrante cómo el régimen en curso está entregando la soberanía hondureña a
capitales norteamericanos y a otros grandes capitales soportados por los
Estados centrales del mundo. Por ejemplo, además de la venta “clásica” de los
recursos naturales, ahora se regala soberanía mediante los proyectos ligados a
las llamadas Zonas de Desarrollo Inteligente, que consisten en privatizar
nuestras regiones, playas, carreteras, recursos, con el fin de beneficiar a un grupo
de elite empresarial nativa y/o a la inversión transnacional.”
“Si
el objetivo de los culpables del asesinato de Berta fue sembrar terror entre la
gente, en la realidad, el efecto es absolutamente contrario”
-El
repertorio privatizador, de súper explotación del trabajo humano y la
expoliación de la biodiversidad, es conocido en Chile desde mediados de los 70
del siglo XX, y tiene que ver con la presente fase del capitalismo, la
financiarización mundial y el saqueo incesante de materias primas, como una
manera desesperada del capital por contrarrestar la caída de su tasa de
ganancia. Ya sabemos cómo se manifiesta en Honduras a través del asesinato de
Berta Cáceres y del propio testimonio que haces como parlamentaria de Libre.
“A
las y los hondureños ese programa se les vende muy bonito, como “desarrollo”,
como “más empleo”, etc., cuando es todo lo contrario. Honduras está situada
geopolítica y económicamente en una zona estratégica que facilita la
circulación de todo tipo de mercancías.
Ahora
bien, después del golpe de Estado de 2009, el pueblo hondureño se lanzó a las
calles para expresar su disconformidad como jamás en la historia contemporánea
del país y organizado por medio del Frente Nacional de Resistencia Popular
(FNRP). Justo en la administración ejecutiva del gobierno de Juan Orlando
Hernández y hace pocos días atrás, comenzó a levantarse nuevamente el
movimiento popular, pero de una manera superior al propio FNRP, como resultado
de la corrupción por arriba que reina en Honduras. Y con el asesinato de Berta,
este nuevo ciclo de lucha popular se ve nutrido de más razones. Existe una
enorme necesidad de la gente, a todo nivel, de tomar con mayor brío las causas
que abrazó Berta, por un lado, y de exigir justicia y no a la impunidad frente
al crimen, por otro.”
-¿Qué
sentido político tiene lo que dices?
“Que
el pueblo de Honduras retoma ahora nuevamente las calles y la lucha social y
política. El gobierno de Juan Orlando Hernández entró en crisis porque lo que
significa Berta para el mundo y su rol cómplice al no haber respondido a la
seguridad de ella. Creo que otra vez Honduras se levanta convencido de que los
únicos que podemos cambiar el futuro y hacia dónde va el país, es el pueblo
mismo y en las calles. Si el objetivo de los culpables del asesinato de Berta
fue sembrar terror entre la gente, en la realidad, el efecto es absolutamente
contrario.”
-En
el plano de la crítica y la autocrítica, ¿las fuerzas de la democracia radical
y el antifascismo en Honduras, de alguna manera, subordinaron a esas mismas
fuerzas sociales a la mera lucha electoral en un momento dado y, en
consecuencia, la lucha institucional comportó un cierto abandono de la potencia
estratégica del movimiento popular en acción?
“Al
respecto, debo también hacerme responsable de conducirnos por una vía de lucha,
descuidando la otra. Por eso Berta significa tanto. Porque ella, a pesar de la
desorganización del movimiento popular, continúo en las calles y en la
movilización. El FNRP en algún momento se convirtió también en un brazo electoral.
Creo que, desde mi posición de diputada, es preciso replantear la lucha social
y hoy es una inmejorable oportunidad para ello.”
-¿Qué
significa luchar desde una institucionalidad con las características del Estado
hondureño?
“Muy
poco. Ganamos algún espacio de visibilización en los medios masivos de
comunicación, y con los límites editoriales que esos mismos medios nos
imponen.”
-¿Cómo
funcionan estas “dictaduras de nuevo tipo”, donde una fracción de la disidencia
puede tener presencia minoritaria en el poder legislativo del Estado?
“No
existe independencia de los poderes del Estado; un poder del Estado se impone
sobre otro; los que dieron el golpe de Estado instalan a los miembros de la
Justicia que sólo a ellos les convienen. ¿Recuerdas que el origen del golpe de
Estado, al menos formalmente, fue que el legítimo presidente de Honduras hasta
el 2009, Manuel Zelaya, pretendía realizar una consulta sobre si el pueblo
deseaba realizar una asamblea constituyente? Pues ahora, Juan Hernández tiene en
sus manos la sentencia de la Corte de Justicia donde él cuenta con la facultad
de reelegirse cuando, supuestamente y en su momento, acusaron a Manuel Zelaya
de lo mismo. Así, la dictadura manipula el congreso nacional y el poder
judicial.
En
este sentido, es importante constatar que hoy la gente es más crítica y más
política; se informa más de los movimientos de la dictadura. Por eso hoy
nuestro pueblo sabe que existe corrupción, que hay violencia, que hay un 95% de
impunidad, etc. Todo redunda en que el actual gobierno es tremendamente
impopular y nadie lo quiere. Ni siquiera quienes lo votaron. Por tanto, al
régimen no le queda otro recurso más que el de la fuerza, la intimidación y el
terror militar para sostenerse.
Ahora
bien, yo sí confío en las fuerzas del pueblo y en que el Partido Nacional
dejará de gobernar. Soy una convencida de que debemos y podemos aprender de los
errores.”
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