En estos días arrecian los llamados a la
autoridad para que aplique “todo el rigor de la ley” a quienes luchan por las
demandas históricas del pueblo Mapuche. Sin embargo, dicho clamor proviene de aquellos
que carecen de toda moral y decencia, pues son los mismos que han impulsado y
practicado el terrorismo de clase y de Estado
en Chile desde hace más de cuatro décadas
El pasado 10 de marzo, el Instituto
Nacional de Derechos Humanos presentó una querella en el Tribunal de
Garantía de Cañete contra Carabineros por las torturas a las que algunos
de sus efectivos sometieron a 8 comuneros mapuche de la comuna de Tirúa,
VIII Región. Tal hecho no agradó para nada al diputado de la reaccionaria Unión
Demócrata Independiente UDI, Gustavo Hasbún, quien lanzó sus diatribas en
contra de la institución autónoma de derecho público.
Las
graves circunstancias que dieron origen a la querella del INDH se remontan al 10
de febrero pasado. Entonces, los comuneros atacados se trasladaron a diferentes
horas del día por un camino del sector. En un trayecto de la ruta se encontraba
parapetado un grupo de 10 a 15 funcionarios de carabineros, con su rostro
cubierto y sin identificación, los cuales comenzaron a detener a los comuneros
que transitaban por dicha ruta. De este modo, los represores detienen durante
la mañana al primer grupo de comuneros, maniatándolos, insultándolos y golpeándolos
con puños, pies y objetos contundentes, para posteriormente detener a un
segundo grupo, aplicándole los mismos castigos. “Durante la tarde de ese día,
el primer grupo de comuneros detenidos fue trasladado hasta un sector cercano,
lugar en el que –según consigna el relato de las víctimas- fueron desnudados,
dejándolos en ropa interior, momento en que funcionarios de carabineros se
suben sobre dos de los detenidos, simulando movimientos de connotación
sexual y amenazándolos con una
violación.”
Pero
el adalid de la democracia Hasbún, sin detenerse a considerar la gravedad y efectividad
de la denuncia, simplemente espetó que, “el INDH se está transformando
en representante de los delincuentes y de los terroristas, ya que permanentemente
cuestiona a carabineros, sin ningún fundamento, y nunca los hemos visto
condenando cuando las policías son víctimas en forma permanente de la
delincuentes y subversivos”. “Cada declaración que emite este instituto, lo
hace con la finalidad de cuestionar la labor policial; pero cuando hay
carabineros o funcionarios de la PDI heridos o muertos en actos de servicio,
nunca dice nada”, agregó.
El
diputado derechista, siempre mirando hacia un puro lado, precisó que al
organismo “jamás los hemos visto sacando la voz por aquellos que son
víctimas del terrorismo y la delincuencia“. Es decir, el INDH defiende por
igual a ‘terroristas’ –léase población Mapuche que exige sus derechos y que reclama
lo que desde hace rato le fue arrebatado- y a delincuentes, identificando el
hijo putativo de Jaime Guzmán un binomio luchadores político-sociales/lumpen,
el cual debe ser execrado por todos y aplastado.
Finalmente,
para colocar al INDH en la mira de todos los defensores del sistema de dominación
y neutralizar cualquier apoyo que pueda prestar a las comunidades que se vean
amenazadas por la represión, pública y privada, el pretendido demócrata Hasbún lanzó
su flamígera acusación: “Su función se ha transformado en una constante
protección a los grupos de extrema izquierda, a los violentistas y a los
delincuentes. En vez de llamarse INDH se debería llamar la defensoría de
los delincuentes y extremistas“, sentenció. O sea, para Hasbún y tal como
en el tango, el INDH, los Mapuche, los delincuentes y otros tantos, están ‘en
un mismo lodo todos manoseados’.
La
verdad sea dicha, los integrantes de la UDI son legítimos herederos de Jaime
Guzmán y de todos aquellos ideólogos e instigadores del Golpe cívico-militar
del 11 de septiembre de 1973, de quienes prestaron colaboración e integraron el
aparato político-institucional de la dictadura militar. Por ende, están
salpicados de la sangre de todas las víctimas que las fuerzas armadas ocasionaron
durante su terrorista gobierno. En suma, son tanto o más terroristas que el
chacal Pinochet y su pandilla golpista.
En
tanto, los empresarios dueños de camiones se quejan por pérdidas de sus máquinas
en ataques ocurridos en las regiones del Biobío y La Araucanía, exigiendo
también mano dura y menos consideraciones hacia los ‘delincuentes’ Mapuche.
Pero, a poco andar, aprovechan de pedir rebajas en el precio del combustible y
que se les exima del pago de peajes. ¡No son tontos estos camioneros!; quieren
pan y pedazo.
Resulta
que los propietarios de camiones son un gremio que forma parte de la elite que
es dueña del país (por algo son todos reaccionarios). Son los mismos que pagados por la CIA vendieron a Chile, desestabilizando al
Gobierno de Allende con el recurso del terrorismo , son los que tienen absurdos beneficios tributarios y excepciones de
impuestos, y son los que tienen el monopolio del transporte absoluto, ya
que en el período mediado entre la dictadura cívico-militar y Lagos eliminaron los ferrocarriles y el tráfico naviero al interior
de Chile. Y como carabineros sólo existe para servir a los intereses de la clase dominante, por eso es
que mientras a los estudiantes los apalean por cortar un segundo el tránsito de
una calle o detienen a personas por evadir el pago del pasaje del Metro,
los dueños de camiones pueden estar días enteros bloqueando las carreteras sin
temor alguno a sufrir el garrote represor del Estado.
Ahora
bien, en esta cruzada en contra del ‘terrorismo’ –donde debiera leerse “lucha por
parte de los de ‘abajo’ exigiendo derechos y demandas postergadas”- mención
especial merecen la prensa, los demás partidos de derecha, el
gobierno mantenedor del sistema de dominación y los empresarios forestales.
La
prensa, que ante cualquier marcha criminaliza a las personas que se manifiestan
exigiendo sus derechos o que motejan toda lucha del pueblo Mapuche de “terrorista”,
no duda en resaltar “cuánto dinero pierde Chile” ante cada paro o huelga de
trabajadores y “como afecta esto a las personas”, pero con las camioneros no sólo no lo hacen, si no que incluso los
apoyan dándoles amplios minutos de cobertura.
Los
partidos de derecha y el gobierno de la Nueva Mayoría, lo mismo. Mientras
amenazan y condenan cualquier manifestación y hablan de la defensa del
sacrosanto derecho de propiedad y de que “no se puede afectar la libertad de
otros ni el libre tránsito”, el discurso les cambia por completo cuando se trata de los
dueños de camiones, y con ellos se ponen a hablar de la “tolerancia” y del
“derecho a manifestarse”. Si hasta miembros
de las filas gobiernistas se quieren congraciar con los dueños del poder y
exigen que se envíen pronto milicos al Wallmapu, para detener tanto ‘terrorismo’
–de los Mapuche, claro-.
Finalmente,
pero no menor, el exclusivo clan de los dueños de las empresas forestales
presionan por lo suyo, denunciando el ‘terrorismo’ de las comunidades a las
cuales sus antinaturales plantíos acosan, contaminan y desecan. Sus
empingorotados representantes son capaces de enviar al frente, como carne de cañón,
a los trabajadores forestales. Asimismo, viene
a cuento recordar el rol verdaderamente terrorista jugado por los dueños de las
forestales, tanto antes del Golpe cívico-militar, financiando acciones
terroristas en contra del gobierno de la UP y el movimiento popular; como después
de él, lo que se prueba con el
apoyo prestado por la planta Laja de la CMPC -del grupo monopólico-financiero
Matte- para la masacre, a manos de carabineros, de 19 trabajadores de la
Papelera y de Ferrocarriles.
En
suma, no son terroristas los Mapuche, los pueblos y los trabajadores de Chile. Antes
bien, los que han hecho mérito para ello –y harto- han sido las derechas
económica y política, las fuerzas armadas y de orden, los gobiernos serviles de
estos 25 años de democracia gorila y la prensa oficial.
¡NI OLVIDO NI PERDON: VERDAD, JUSTICIA Y
MEMORIA!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!
Colectivo Acción Directa CAD –Chile
Marzo
15 de 2016
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