El designado obispo de la
diócesis de Osorno, Juan Barros Madrid, "hizo todo el trabajo sucio de
Fernando Karadima" y se encuentra acusado de amenazas a seminaristas, encubrimiento
de abusos sexuales y ruptura del secreto de confesión
Al cumplirse un año de la desgraciada designación
de Juan Barros como obispo de la diócesis, la mañana de éste sábado 9 unos
cuarenta laicos y laicas se tomaron dependencias de la catedral osornina en
protesta por tal nombramiento vaticano.
La
medida de protesta fue protagonizada por la Agrupación de Laicos de Osorno. Sus
integrantes llegaron cerca de las 10:00 de la mañana de este sábado a la
catedral, a la que ingresaron para manifestarse en contra de la presencia de
Juan Barros como obispo de la ciudad, el que fuera impuesto el 10 de enero del
año pasado por el Papa Francisco como supuesto pastor de la grey local.
Como
no, la acción fue definida por el vicario de la catedral Mauricio Bello como
una “violación a la morada”, ya que según dijo, “no hay problema con acoger a
ningún grupo, pero ellos irrumpieron sin pedir permiso. Es como si invadieran
tu casa”. No obstante, Juan
Claret, uno de los voceros de la mencionada Agrupación de Laicos, respondió que:
“Al respecto, sólo precisar que no es una toma, pues no se impide ingreso o
cortan suministros, etc.
“Ocupación:
volvemos al lugar del cual nos
marginaron y del cual muchos se han automarginado a causa de quien dirige la
diócesis.
“Litúrgica:
oración durante todo el día. Si hay sacramentos, acompañamos.
“Como
ve, todo es pacífico: se entró pacíficamente y se saldrá de la misma forma. Por
eso, a diferencia de lo que sostiene el p. Mauricio Bello, no es toma.
“Se
terminó con romería a la tumba de Mons. Valdés y se salió tal cual se ingresó.”
Como
se puede apreciar ahora y siempre, los/as que rechazan la nominación de Barros son
católicos comprometidos con la verdad y la justicia cristianas. No se conforman
con la imposición de un cómplice de delitos de pedofilia a cargo del obispado de
Osorno. El principal cuestionamiento que realizan a su figura, es su cercanía
con Fernando Karadima, quien fue encontrado culpable por la justicia vaticana
por el delito de abuso a menores.
Respecto
de su lucha contra el desvergonzado Barros, otro de los voceros de la agrupación,
Mario Vargas, explicó que han llevado a cabo una serie de acciones -entre las
que se cuentan velatones, marchas y protestas- porque “nosotros queremos una
diócesis unida, con un pastor íntegro. Nadie nos puede cerrar las puertas de la
catedral, porque es nuestra”. Y aseguraron que este 2016 seguirán con las
protestas.
Es
una verdadera lástima que, a despecho del discurso que oficialmente gusta
utilizar el papa Francisco, de transparencia y condena frente al abuso infantil
por miembros del clero, la Nunciatura Apostólica, parte de los obispos chilenos
y el mismo papa exhiban tan impúdicamente su confianza y apoyo a Juan Barros
Madrid. En verdad, le hacen un flaco favor a la causa del catolicismo.
Con
ello, el gobierno vaticano y la jerarquía eclesiástica local dan a entender que
simplemente se pasaron por buena parte todas las peticiones provenientes de muchos
sectores sociales, de la feligresía osornina y de representantes políticos de variados
colores, respecto a reconsiderar el que fuera designado (no ‘electo’, como dijese
la declaración original de la Nunciatura) el amigote de Karadima.
Recordemos
que en carta del 3
de febrero del año pasado, dirigida al nuncio apostólico en Chile, Ivo
Scapolo, el que fuera una de las víctimas de Karadima, Juan Carlos Cruz,
denunció que el nuevo obispo de la diócesis sureña "hizo todo el trabajo
sucio de Fernando Karadima" y le acusa de amenazas a seminaristas,
encubrimiento de abusos sexuales y ruptura del secreto de confesión.
Karadima,
un influyente sacerdote octogenario que formó a cinco obispos chilenos y casi
medio centenar de sacerdotes, fue considerado por el Vaticano, en febrero de
2011, culpable de cometer abusos sexuales y le condenó a una vida de oración y
penitencia. Además, en noviembre de 2011 la justicia chilena determinó que el
religioso cometió abusos contra cuatro feligreses entre 1981 y 1995, cuando
tres de ellos (Juan Carlos Cruz, Jimmy Hamilton y José Andrés Murillo) eran menores
de edad, aunque consideró que los delitos habían prescrito (¡¿?!).
Apoyamos
e impulsamos el clamor de la comunidad católica de Osorno, en términos de
repudiar esta imposición obscena de un cura que carece de toda moral y en quien
no anida el espíritu de un verdadero cristiano. Por cierto, se debe insistir en
la realización de movilizaciones de las comunidades de base, de laic@s y de religios@s,
como las llevadas hasta ahora, a fin de hacer público el malestar y el hastío
por la injusta medida. Barros, si es que tuviese algo de decencia, debiera
renunciar a la espuria designación y a la iglesia.
¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!
Colectivo Acción Directa 8a – Chile
Enero 9 de 2015
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