Lunes,
18 de enero de 2016
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EN EL S. XVIII:
HOY, S. XXI, ¿HA CAMBIADO LA SITUACIÓN PARA LAS MUJERES?
Las
quejas que presentó a la Junta de Portugal la condesa de Alcira. He aquí lo
esencial de ellas:
«El
Evangelio prohíbe el adulterio lo mismo a mi marido que a mí, y por tanto debe
ser condenado como yo. Cuando cometió conmigo veinte infidelidades, cuando dio
mi collar a una de mis rivales y mis pendientes a otra, no pedí que le cortaran
el pelo al rape, le encerraran en un convento, ni que me entregaran sus bienes.
Y yo, por haberle imitado una sola vez, por haber hecho con el barbián más majo
de Lisboa lo que él hace impunemente todos los días con las casquivanas de más
baja estofa de la corte y de la ciudad, tengo que sentarme en el banquillo de
los acusados ante jueces que se hincarían de rodillas a mis pies si estuvieran
conmigo dentro de mi alcoba. Y es preciso también que me corten el pelo, que
llame la atención de todo el mundo; que luego me encierren en un convento de
monjas, que carecen de sentido común; que me priven de mi dote y de mi contrato
matrimonial y que entregue todos mis bienes a mi fatuo marido para que le
ayuden a seducir a otras mujeres y cometer otros adulterios.
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