En HispanTV
Enero
3 de 2016
Al
examinar la historia de América Latina y el Caribe, encontramos que las formas
de gobierno instaladas dependen también de la dinámica exógena.
Así, en los años de
la Guerra Fría, cuando la contención del comunismo era la base de la política
exterior de los Estados Unidos, la dictadura militar se convirtió en la norma.
La democracia representativa, se consolidó bajo la alternancia de las élites en
el poder. En teoría, la democracia liberal estaba sustentada en un ciclo
virtuoso de opciones.
Para
diagnosticar la salud de la democracia en América Latina y el Caribe, es
necesario revisar las estadísticas sobre la desigualdad. La democracia liberal
basada en consensos, se caracterizó por un fuerte elitismo. La legitimidad
obtenida por un sistema monocromático de partidos, terminó desgastándose. Lo
político como complejidad, no podía ser ordenado siguiendo la reproducción del
capital en las mismas condiciones del centro y, dependió de la captación de las
renta en base a los recursos naturales. Esta clase dominante, edificó modelos
de Estados altamente dependientes del capital transnacional, codificados bajo
la exigencia del mercado.
La
alineación de un bloque de países progresistas a inicios del Siglo XXI,
permitió una ventana para visualizar las demandas de los sectores vulnerables.
En base a la tradición liberal, este nuevo contrato se materializó convocando
el poder constituyente en Bolivia, Ecuador y Venezuela. El instrumento del
sufragio, permitió la conquista de derechos para incluir a mayorías
“invisibles”. A este punto, se suman las iniciativas de integración regional,
la reconexión con Cuba y la recuperación de los recursos naturales; una etapa
que marcó distancia con el modelo del neocapital.
Sin
embargo, estos cambios no incluyeron a todos los países por igual. Los
gobiernos conservadores, devinieron en pragmáticos en su relación con los
vecinos, mientras la disputa de los Estados Unidos por la hegemonía, se
trasladó al hemisferio. Las inversiones de China, la presencia de Irán o Rusia,
consolidaron el marco de la multipolaridad. El boom de las materias primas,
permitió a los gobiernos progresistas aumentar la redistribución de la riqueza.
Pero en el fondo, la dependencia económica no logró ser resuelta y, el cambio
de acreedores no implicó una alteración de las reglas del juego basadas en el
capitalismo.
La
economía se convirtió en el Talón de Aquiles para los gobiernos de Venezuela y
Argentina, agobiados por la presión inflacionaria, los controles cambiarios y
el fantasma de la recesión. El impacto es evidente, con las derrotas de las
alianzas de izquierda en las elecciones de 2015. ¿La restauración se
consolida?, el discurso de los sectores conservadores varía poco a la hora de
leer la crisis económica, escondiendo del debate público los programas de
gobierno a ejecutar. Las medidas de Macri ilustran un camino lleno de
devaluaciones, reducción de inversión social y desmantelamiento jurídico para
garantizar las privatizaciones; adicional al retorno del FMI.
La
desaceleración de la economía mundial o la guerra de precios en los
hidrocarburos han tenido su impacto directo en las economías locales. Lo que
Maduro denomina “guerra económica” no es otra cosa que la naturaleza
espasmódica del capitalismo rentístico. La crisis no es sólo regional, la
capacidad de gestionar alternativas no depende de políticas de austeridad como
proponen los sectores conservadores, que exponen el gasto público como blanco
para la crítica. El estancamiento de los gobiernos progresistas en América
Latina, no se puede leer sólo en indicadores económicos, han hecho lastre del
mismo modo la ineficiencia y la corrupción.
El
sostenimiento de la gobernabilidad, ha dado pasos a coaliciones donde el
reformismo cierra el camino a las alternativas anticapitalistas. La
movilización de los pueblos por una vida digna no se detendrá ante la
restauración conservadora; no obstante, se complica. Es preciso evocar el manifiesto
zapatista, cuando afirma que “la palabra que vino desde el fondo de la historia
y de la tierra ya no podrá ser arrancada por la soberbia del poder.”
Escrito por José Fortique
Equipo Internacional – CAD CHILE
Enero 7 de 2016
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