En Red Voltaire –public. 6/4/16
No obstante, buen
día.
La
forma en que se da la campaña presidencial y, en particular, el resultado
del «Martes Grande» deja estupefacto al establishment estadounidense. Entre los
demócratas Clinton, la señora del sistema, a duras penas puede aventajar a
Sanders, socialista imposible de imaginar en Estados Unidos. Por el otro lado
el triunfo de Trump simplemente está rompiendo el cerebro del Beau Monde
republicano.
“Nuestros
líderes son estúpidos. Nuestros políticos son estúpidos. Tenemos un presidente
que no sabe nada. Yo podría decir que es incompetente, pero no lo haré porque
estas cosas no se dicen”, expresó Trump.
El
filósofo estadounidense Fukuyama, alguna vez de moda, anunció hace un cuarto de
siglo el fin de la historia, que la victoria de la democracia liberal en
todo el mundo significaba el punto final de la evolución sociocultural de
la humanidad. El fin de la historia es, en esencia, también el fin de la
política. Los valores liberales son tan absolutos e incuestionables que,
propiamente, no hay de qué discutir. Quienes no los comparten son marginales,
sujetos a aislamiento o, en lo ideal, a exterminación. Hasta el momento,
la ausencia de política la compensaba el problema de los matrimonios
homosexuales. Pero, al parecer, incluso en eso se ha alcanzado el
consenso.
El
proceso electoral se ha convertido en un megashow, en la imitación de la
discusión política. La cumbre fue, seguramente, la elección entre McCain y
Obama de 2008. «El soldado duro, incapaz de pronunciar palabras de amor»
y el refinado liberal-estudioso de origen afroamericano. ¿No es esto
una elección? ¿Necesitan algo más? Dos roles idealmente distintos que camuflan
la ausencia de distinciones políticas.
“Antes
teníamos dos partidos. Uno tenía conciencia, pero no tenía cerebro,
el otro tenía cerebro, pero no tenía conciencia. Ahora tenemos
dos partidos idénticos, sin conciencia ni cerebro, y
no entiendo para qué hacen falta”, dice Harlan Ullman, autor de
la doctrina «Conmoción y pavor en Irak», miembro de la junta directiva del Consejo
del Atlántico.
Pero ahora es
distinto. La maquinita electoral estadounidense, de dos partidos, claramente
está fallando. El socialista real Sanders y el vándalo-antisistema Trump,
hablamos del regreso de la política. ¿Qué es esto: falla o crisis sistémica?
De la
película El garaje: “Los que estén a favor de la lista propuesta por
la junta directiva por favor alcen la mano.”
Desde
luego el sistema se resistirá. Tratará de absorber o integrar a Trump .
Evidentemente lo logrará, una de las dos. Sin embargo, la maquinita de
todos modos falló. La política se escapó y no podrán encerrarla
nuevamente.
F.
Fukuyama, octubre de 2014: “El triste resultado es el siguiente: considerando
cómo se acentúa la enfermedad política de este país, y cuán poco probables son
las perspectivas de una reforma constructiva, el trastorno de la política
estadounidense seguramente continúe hasta que no se dé una conmoción
externa.”
Harlan
Ullman, febrero de 2016: “El sistema político estadounidense, posiblemente,
esté tan dañado que incluso la crisis más formidable no hará que se intente
repararlo.”
¿Qué
más se puede añadir a esto?
No
obstante, hasta la próxima.
Traducción Aldo Malca
Fuente 1tv (Rusia)
Colectivo Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Abril 7 de 2016
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