Alfredo Ovalle, el ex mandamás de la poderosa CPC |
Este domingo se supo algo que no debiera
ser novedad: los más ricos del mundo ponen sus platas en ‘paraísos fiscales’,
tanto para no declarar su origen –la mayor parte de las veces ilegal- como para
evitar el pago de impuestos. Cómo no, varios acaudalados chilenos figuran en el
voluminoso listado: Agustín Edwards, Alfredo Ovalle, Hernán Büchi, Iván
Zamorano, los dueños de Ripley y el BCI. ¡Hasta el presidente de Chile
Transparente!
Todo empezó
con una filtración al Süddeutsche
Zeitung. Pero no era una filtración cualquiera. Eran más de 11,5
millones de documentos, más de 2,6 terabytes, un volumen 46 veces mayor que el
de Wikileaks que acabó en manos de los periodistas Bastian Obermayer y
Frederik Obermaier. El periódico alemán compartió toda la información con el Consorcio Internacional de Periodistas de
Investigación (ICJC) que ha estado un año analizando,
investigando y contrastando los papeles.
Más
de 100 medios de 78 países participaron en la indagación. Hasta 378 periodistas
de todo el mundo han colaborado para estudiar hasta el último detalle de la
información del bufete panameño Mossack-Fonseca que ha dado lugar a lo
que se conoce como ‘los papeles de Panamá ’. La mayor cooperación internacional
de periodista jamás que ha incluido a medios de comunicación como la BBC,
Le Monde, The Guardian, Univisión, ABC (EE.UU.), La
Nación, Miami Herald, Expresso, Le Soir o La Sexta.
El
objetivo era desentrañar cómo funcionan los paraísos fiscales y cómo se mueve
de forma opaca grandes cantidades de dinero en todo el mundo. Los datos
filtrados cubren el periodo comprendido entre 1977 y finales de 2015. Pero, ¿de
dónde salieron los documentos?
Marcos
García Rey, miembro del ICJC, ha asegurado en una entrevista al canal 3/24 que
los documentos no se consiguieron a través de un ataque informático. “Nuestra
deontología nos impediría hacer ningún crackeo de un bufete de abogados, de
ninguna empresa ni de ningún gobierno. La información llegó hace un año a
través de una filtración al Süddeutsche Zeitung, ha asegurado.
“Nosotros
no estamos desvelando quién son nuestras fuentes justamente para protegerlas.
Hay gente que se juega la vida para obtener esta información”, explicaba la
también periodista del ICJC Mar Cabra en La Sexta. “Una parte muy pequeña de
esta información ha sido obtenida por las agencias tributarias de países como
Alemania, Estados Unidos, Holanda, Islandia, Canadá, Reino Unido. ¿Por qué?
Porque han podido pagar por la información”, añadía.
El
bufete Mossack-Fonseca, en una carta que envió a sus clientes cuando descubrió
que la información iba a ser divulgada a nivel mundial este domingo, insiste
sin embargo a que la filtración se debió a “una intromisión no autorizada” en
su servidor de correo electrónico.
“Les
dirigimos la presente para informarles que estamos en medio de un proceso de
investigación exhaustiva con expertos que nos confirman que hemos sido objeto
de una intromisión no autorizada a nuestro servidor de correo electrónico. En
este momento, estamos trabajando con la asistencia de consultores externos para
determinar en qué medida ha sido accedido nuestro sistema por parte de personas
no autorizadas, qué información específica obtuvieron y el número de personas
afectadas”, escribe Carlos Sousa-Lennox, director de Mercadeo y Ventas de la
empresa panameña.
El
directivo del bufete panameño explica que su compañía utiliza “niveles
múltiples de seguridad electrónica” y limita “el acceso a los archivos a un
reducido número de personas con el fin de prevenir vulneraciones”.
“Hubo
un acceso no autorizado a nuestro servidor de correo electrónico por medio del
cual cierta información fue recopilada por terceros externos. La identidad de
ciertos individuos e información sobre ciertos aspectos de sus asuntos pueden
haber sido expuestos como resultado de este acceso no autorizado. No conocemos
aún la identidad o la motivación de las personas que han cometido este acto”,
añade Sousa-Lennox.
Mossack-Fonseca
ha contratado a un “consultor externo para determinar todo el alcance del
acceso no autorizado” y acusa a los medios de comunicación de utilizar esa
información “fuera de contexto y haciendo falsas suposiciones” respecto a la
naturaleza de sus servicios.
The Panama Papers y
los Millonarios Chilenos
Hernán Büchi, ex ministro del chacal Pinochet |
Fue
CIPER
el medio chileno que trabajó junto a otros 109, liderados por ICIJ, en esta
investigación que devela negocios secretos de más de cien líderes mundiales y
políticos, además de monarcas, futbolistas, dirigentes de la FIFA y traficantes
de drogas y armas.
El
ahora famoso Mossack Fonseca también tiene un capítulo chileno. Aunque
formalmente abrió oficinas en nuestro país en diciembre de 2012, de la mano del
abogado Juan Cristóbal Recart Salas, sus vínculos con Chile son de larga
data y abundantes. Hasta ahora CIPER ha identificado que desde fines de
los ‘70 a la fecha, la firma panameña ha sido vehículo para la creación de
cerca de 200 entidades offshore vinculadas a chilenos o a
extranjeros con inversiones en Chile, en jurisdicciones como Panamá, Islas
Vírgenes Británicas, Bahamas, Seychelles y Nevada (USA).
En
algunos casos son sociedades instrumentales con un directorio de pantalla,
conformado por ejecutivos de la misma firma Mossack Fonseca o testaferros.
Valiéndose del secreto bancario y la opacidad que impera en esos
territorios, uno de los propósitos de estas estructuras de papel es resguardar
la identidad de los reales propietarios de los dineros que administran.
Los
registros que investigó CIPER y más de un centenar de medios de 76 países,
corresponden a 11,5 millones de archivos secretos de Mossack Fonseca que
abarcan desde 1977 a 2015. Los documentos fueron filtrados por una fuente
anónima al periódico alemán Süddeutsche Zeitung, el que los compartió con
ICIJ que organizó el trabajo colaborativo de investigación internacional.
Los
más de 11 millones de archivos de Mossfon –que contienen certificados,
pasaportes, actas de directorio, documentos legales y correos electrónicos,
entre otros- permiten penetrar los esquemas de ingeniería tributaria que ofrece
la compañía. Y, en muchos casos, esos registros proporcionan la llave para
develar el secreto mejor guardado de esas sociedades: la identidad oculta de
sus beneficiarios finales.
La
investigación realizada por 376 periodistas de todo el mundo –entre ellos el
equipo de CIPER- ilumina el oscuro y gigantesco subsuelo del mundo financiero
internacional. Según cálculos conservadores del economista francés Gabriel
Zucman (autor del libro “La riqueza escondida de las naciones: cómo
funcionan los paraísos fiscales y qué hacer con ellos”), en los paraísos
fiscales están alojados bajo secreto –y en ocasiones de manera ilícita–, cerca
de 5,8 billones de euros, lo que representa el 8% del patrimonio
financiero mundial.
En
Chile no se sabe con certeza el total de capitales invertidos en paraísos
fiscales. La única aproximación posible es a partir de las declaraciones
realizadas por contribuyentes chilenos con dineros alojados en esas
jurisdicciones. En 2015, según información entregada por el Servicio de
Impuestos Internos (SII) a CIPER, existían US$11.200 millones,
declarados por 408 contribuyentes con inversiones en Panamá, Islas Caimán e
Islas Vírgenes Británicas. La cifra equivale al total de los préstamos que hizo
en el mismo año el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en toda
América Latina y el Caribe.
Entre
los beneficiarios chilenos de las sociedades offshore creadas por
Mossack Fonseca aún activas, figuran el ex presidente de la Confederación de la
Producción y el Comercio (CPC), de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), y
socio del ex jefe financiero de la DINA, el abogado Alfredo Ovalle Rodríguez;
el empresario Isidoro Quiroga Moreno,quien ha hecho millonarios negocios
con la venta de derechos de agua entregados por el Estado (ver reportaje de CIPER); el dueño de la empresa El
Mercurio S.A.P., Agustín Edwards Eastman; el ex ministro de Hacienda,
candidato presidencial y hasta hace poco director de Soquimich, Hernán Büchi
Buc; la familia Calderón Volochinsky, controladora de la
empresa de retail Ripley; y los empresarios de las apuestas y
juegos de azar, Luis y Lientur Fuentealba Meier, entre
otros.
Mención
aparte merecen los abogados que aparecen en estos registros actuando como
intermediarios entre los propietarios reales de esas sociedades y el polémico
bufete panameño. Allí se encuentra el presidente de Chile Transparente (capítulo
chileno de Transparencia Internacional), Gonzalo Delaveau Swett, quien
ha gestionado a través de Mossack Fonseca la administración de una serie de
sociedades offshore con domicilio en Bahamas, desde las que se controla un millonario proyecto
minero e hidroeléctrico en la V Región.
Agustín
Edwards no es el único empresario chileno con vínculos con Mossack Fonseca. Los
registros secretos del bufete panameño muestran cómo el ex presidente de la
Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) y de la Sociedad Nacional de
Minería (Sonami), Alfredo Ovalle Rodríguez, montó una compleja
estructura offshore en Panamá para administrar los capitales que generan
sus inversiones en Chile, principalmente las relacionadas al grupo minero Las
Cenizas.
En
1976 Ovalle, junto a su socio Raimundo Langlois Vicuña (ambos abogados),
crearon la primera de una serie de empresas con el jefe del Departamento
Financiero de la DINA, Humberto Olavarría Aranguren, ex oficial de
Armada y amigo de Manuel Contreras. Algunas de esas sociedades fueron
constituidas cuando Olavarría controlaba el aparato financiero de la policía
secreta del régimen de Pinochet. Ovalle fue también el nexo entre Olavarría y
el ex presidente panameño entre 1990 y 1994, Guillermo Endara Gallimany,
a quien había conocido en Nueva York en la década de los ‘60. El mismo año en
que Ovalle y Olavarría pusieron en marcha su primer emprendimiento, Endara
constituyó varias sociedades pantalla para la DINA en Panamá destinadas a
financiar nada menos que la Operación Cóndor (ver reportaje de CIPER).
Mossack
Fonseca fue el vehículo con el que Ovalle creó en 1987 la sociedad Sierra
Leona, con domicilio en Panamá. Parte de las acciones de esa sociedad se
emitieron al portador y otro tanto a nombre de otras dos compañías también
registradas en ese país: Thames Global Corporation y Blue Hill Group
Incorporated.
Sierra
Leona es a su vez propietaria o tiene participación en una serie de empresas
mineras, agrícolas y de inversiones en Chile de las que Ovalle es dueño.
En octubre de 2008 todas las acciones de Sierra Leona fueron traspasadas a una
nueva estructura creada en Panamá por el ex timonel de la CPC: la Fundación
Bello Amanecer. En palabras de la propia firma Mossack Fonseca, una
fundación offshore ofrece la posibilidad de mantener con mayor resguardo
“la confidencialidad respecto del propietario de los capitales, incluso una
vez disuelta”, “puede funcionar como un holding” y “como vehículo
para recaudar royalties y otro tipo de retornos”, entre otros beneficios.
Alfredo
Ovalle ha tomado todas las precauciones para mantener su identidad lo más
desconectada de las entidades offshore que controla. La administración
de Sierra Leona está en manos de un “directorio pantalla” conformado por
ejecutivos de la propia Mossack Fonseca. Los mismos nombres se repiten una y
otra vez en los directorios de cientos de sociedades creadas por el bufete
panameño en distintos paraísos fiscales. Este directorio ficticio, con poderes
para representar a la sociedad, recibe instrucciones de manera remota (por email)
para formalizar en actas las decisiones que se toman en Chile respecto de
reestructuraciones, aumentos de capital, apertura de cuentas bancarias y otras
operaciones financieras.
Sierra
Leona ha abierto cuentas corrientes con distintos bancos, como el HSBC, Credit
Suisse y Multibank, domiciliados en Panamá. En los papeles de Mossack Fonseca
no existen registros que permitan cuantificar el monto de los capitales que
Ovalle maneja en ese país, aunque un correo electrónico de octubre de 2012
ofrece una aproximación.
La
investigación sobre los Papeles de Panamá sigue y seguirá por largo rato. Por
ahora, sólo conocemos la punta del iceberg, pero es suficiente para refrendar
que los buitres internos del capital financiero hace rato que ponen a resguardo,
fuera del país, divisas mal habidas, impidiendo con ello un desarrollo decente
para millones de chilen@s.
¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!
Colectivo Acción Directa CAD – Chile
Abril 4 de 2016
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