VICTORIA SIRIA EN PALMIRA, REPERCUSIONES
INTERNAS Y GLOBALES
La liberación de Palmira por parte del Ejército
Árabe Sirio marca un punto de inflexión definitivo en la crisis que desde hace
cinco años sufre el país árabe
En HispanTV
–public. 4/4/16
Se trata de la mayor
derrota infligida al EIIL (Daesh, en árabe) desde el verano de 2014 cuando esa
organización terrorista de vocación global –de ahí su nombre sin denominaciones
geográficas- adquirió proyección internacional. Más allá de su importancia
arqueológica e histórica, Palmira refleja lo que es Siria, una sociedad
multiconfesional y multiétnica en la que los distintos legados históricos se
complementan en una sociedad mosaico que nada tiene de parque temático y sí
mucho de realidad actual y antropología
viva. A ello hay que sumarle el hecho de que el feminismo sirio, uno de los más
sofisticados y avanzados del mundo, se inspira en Zenobia, indomable reina de
Palmira. Todo eso proyecta una victoria difundida internamente por el Estado
sirio con preocupación simbólica.
Así,
se ha destacado que la liberación de Palmira coincide con el Domingo de
Resurrección, que celebran los millones de cristianos sirios cuyos ritos son
respetados y difundidos por el aconfesional Estado sirio tanto como los de los
musulmanes. Esa idea de la resurrección de Siria se ha proyectado desde el
mismo lugar de los hechos por periodistas que han relatado los desmanes del
EIIL sobre el patrimonio pero también sobre las personas. Las ejecuciones por
decapitación de soldados cristianos y musulmanes del Ejército Árabe Sirio o del
famoso arqueólogo Jaled Al-Asaad en el teatro de Palmira se han recordado tanto
como la de los civiles cristianos y musulmanes ejecutados según los terroristas
entraban en la ciudad en mayo pasado. Lo han recordado en la Palmira recuperada
para Siria y la Humanidad hombres y mujeres de una Siria en la que hay más
ingenieras, así en femenino, que ingenieros varones y donde jamás han existido
códigos de vestuario sexistas o de inspiración religiosa como los que hay en
Arabia Saudí o Francia. Sin embargo, y como explica Robert Fisk en The
Independent, todas esas cosas han sido ocultadas por los medios de comunicación
salafistas y occidentales. En su sitio web, CNN seguía utilizando 24 horas
después de la victoria el condicional y los signos de interrogación para
referirse a un hecho de repercusiones indudables.
En
términos militares la liberación de Palmira permite al Ejército Árabe Sirio
controlar 30 mil kilómetros cuadrados de desierto y proyectarse tanto al este
como al norte. En el primer caso, para levantar el cerco que los terroristas
del EIIL mantienen sobre una parte de la ciudad de Deir al-Zur, en la frontera
con Iraq. Hacia el norte, la proyección apunta a Al-Raqa, capital del
autoproclamado califato del EIIL, al que algunos think tanks estadounidense y
británicos recomendaban hace menos de un año reconocer. La derrota en Palmira
del más fuerte y mejor preparado de los grupos extremistas que combaten al
Estado sirio, lanza de paso un mensaje claro a los otros grupos de inspiración
salafista y wahabita financiados por Arabia Saudí, Catar y Turquía y apoyados
política y mediáticamente por potencias occidentales como Francia, el Reino
Unido o EE.UU. Esos grupos, entre los que destaca la filial de Al-Qaeda en
Siria Jabat al Nusra tendrán que enfrentar ahora a un revigorizado Ejército
Árabe Sirio que como se ha visto en Palmira aún cuenta con el apoyo aéreo ruso.
Al tratarse de grupos con un número relativo de combatientes sirios —a
diferencia de un EIIL también globalizado en lo que a recursos humanos se
refiere— esas organizaciones aún pueden aprovecharse de los procesos de
Reconciliación Nacional que desde 2012 impulsa el Estado sirio.
Estos
procesos basados en la amnistía han permitido pacificar decenas de pueblos,
localidades y barrios en ciudades tan importantes como Homs. Ignorados por los
medios de comunicación salafistas y globales, han sido una de las claves para
reconducir con éxito la situación en la propia Siria. Expuestos a correr la
misma suerte que el EIIL, que perdió 400 efectivos en una semana de combates en
Palmira, grupos como Al-Nusra, el Ejército del Islam o Ahrar al-Sham y otras
franquicias del extremismo más o menos local deben decidir si mantienen sus
posiciones en los cuatro barrios de Alepo que controlan, en las despobladas
ciudades de Jisr al Shugur e Idlib y en las ciudades dormitorio damascenas de
Harasta, Jobar y Duma o se benefician de los procesos de Reconciliación
Nacional para evitar así un asalto final a unas posiciones hoy meramente
defensivas y sin posibilidad de proyección dada su debilidad militar y, sobre
todo política, ya que desde el comienzo de la crisis son repudiados por la
mayoría de una población siria que no soporta su sectario fanatismo religioso y
sus connivencias con potencias extranjeras. La sociedad siria es históricamente
multiconfesional y antimperialista, de ahí su resistencia a grupos que atentan
contra esas dos señas de identidad.
La
liberación de Palmira también tiene efectos en el ámbito político y
diplomático. En el primer caso y de cara a las elecciones legislativas del 13
de abril, fortalece a los partidos que siendo de oposición o gobierno han sido
leales al Estado sirio estos cinco años –en Siria jamás ha habido un régimen de
partido único, sectario o familiar como se ha señalado propagandísticamente-. A
nivel externo, la liberación de Palmira deja claro quiénes combaten de verdad a
ese EIIL que todos dicen temer. Mientras la aviación de EE.UU. no hizo nada en
mayo de 2015 para evitar el asalto del EIIL en Palmira –por no señalar otro
tipo de connivencias-, Siria y Rusia le han endosado su mayor derrota. Visible
y comprobable.
Ocurre
todo mientras Europa se recrea en sus mezquindades respecto a los refugiados y
los atentados de Bruselas. Una y otra cosa también tienen que ver con la
liberación de Palmira. En el primer caso, semejante victoria del Estado sirio
ofrece seguridades de regreso a muchos desplazados y el freno a nuevas salidas.
En cuanto a lo otro, Palmira exige con urgencia un cambio de las políticas de
la Unión Europea (UE) inspirada por el inefable y sectario neoimperialismo
francés, los negocios con las dictaduras absolutistas del Golfo y la
condescendencia con una Turquía neotomana que ha promovido la inestabilidad en
Oriente Próximo.
La
derrota del EIIL en Palmira intensifica el regreso a Europa a través de Turquía
de esos extremistas que han adquirido en Siria formación militar y se han
ideologizado al extremo. Entre las imágenes censuradas por los medios de
comunicación occidentales que han proyectado equívocamente la crisis siria como
una “guerra civil” y a los terroristas como “rebeldes moderados”, las de
decenas de ordenadores y teléfonos móviles de los extremistas muertos en
Palmira. La información de esos dispositivos está ya en manos de los servicios
de inteligencia sirios, los únicos que pueden informar a los europeos de los
contactos y el paradero de esos terroristas europeos hoy de vuelta a casa para
pasar de la “lucha en frente abierto” en Siria a la “lucha por células” en su
Europa natal, según la teoría del ideólogo del extremismo Mustafá Setmariam,
protagonista del anterior levantamiento armado en Siria entre los años 1973 y
1982. Damasco ya ha dejado claro que esa información no es gratis. La UE debe
recomponer sus relaciones con Siria, reabrir sus embajadas y enterrar sus
veleidades neo imperiales. No es mucho comparado con el precio que Siria ha
pagado en vidas e infraestructuras estos cinco años, entre otras cosas, para
recuperar Palmira y lo que ella significa para Siria, sí, pero también para la
Humanidad toda.
Escrito por Pablo Sapag M.: Profesor-investigador Universidad
Complutense de Madrid y del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de
Chile
Colectivo Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Abril 10 de 2016
No hay comentarios :
Publicar un comentario