“La economía mundial en el Trienio
2017-2020”
En TeleSurTV
–public. 17/12/16
La Cumbre
del G20 que se celebró en la localidad china de Hangzhou tuvo como eje central
de sus debates la reactivación del comercio mundial pues la economía global
estaría amenazada por el riesgo de retorno a escenarios de recesión agravado
por la aparición de medidas neo-proteccionistas en los países del Primer Mundo,
especialmente tras la llegada al Poder en EEUU de Donald Trump.
¿Retorno a
escenarios de recesión?
China estaría inmersa en una crisis económica identitaria al tener que
implementar una amplia batería de reformas estructurales.
Así, entre las fragilidades de su economía se encuentran la todavía limitada integración financiera internacional, su aislamiento y control del aparato estatal en el ámbito interno, así como una asignación de recursos económicos poco eficiente provocada por el paternalismo público y un insuficiente nivel de desarrollo de las redes de distribución, marketing y venta.
Los desafíos están centrados en vencer la alta dependencia de China
respecto de la demanda de las economías desarrolladas y la incierta capacidad
de la demanda privada para tomar el relevo una vez que se agoten los estímulos
públicos.
Respecto a América Latina y el Caribe, la contracción de la demanda mundial de materias estaría ya provocando el estrangulamiento de sus exportaciones y la depreciación generalizada de sus monedas debido a la fortaleza del dólar, lo que se traducirá en aumentos de los costes de producción, pérdida de competitividad, tasas de inflación desbocadas e incrementos espectaculares de la Deuda Exterior.
Respecto a América Latina y el Caribe, la contracción de la demanda mundial de materias estaría ya provocando el estrangulamiento de sus exportaciones y la depreciación generalizada de sus monedas debido a la fortaleza del dólar, lo que se traducirá en aumentos de los costes de producción, pérdida de competitividad, tasas de inflación desbocadas e incrementos espectaculares de la Deuda Exterior.
Así, según la Directora Gerente del FMI, Lagarde, “la fortaleza del dólar
junto con la debilidad de los precios de los productos crea riesgos para los
balances y financiación de los países deudores en dólares”, de lo que se deduce
que las economías de América Latina y Caribe estarán más expuestas a una
posible apreciación del dólar y la reversión de los flujos de capital asociados,
fenómeno que podría reeditar la “Década perdida de América Latina” (Década de
los 80), agravado por un notable incremento de la inestabilidad social, el
aumento de las tasas de pobreza y un severo retroceso de las libertades
democráticas.
Por otra parte, la entrada en escenarios de recesión de países como
Argentina, Venezuela, Brasil, Rusia, Grecia y países subsaharianos debido al
desplome de las commodities y ciertos indicadores macroeconómicos recientes de
países como China o EEUU han alertado del riesgo de que el estancamiento
económico se adueñe de la economía mundial en el Trienio 2017-2020. Ello,
aunado con el drástico repunte del precio del crudo hasta los 70 $/barril
debido a los recortes de producción de la OPEP y Rusia y a factores geopolíticos
desestabilizadores (Ucrania, Libia, Siria e Irak), podría producir un nuevo
crash bursátil pues el nivel suelo de las Bolsas mundiales, (nivel en el que
confluyen beneficios y multiplicadores mínimos), se movería en la horquilla de
los 15.000-16.000 en Mercados Bursátiles como el Dow Jones, a años luz de los
estratosféricos techos actuales que recuerdan a escenarios previos al crack del
29.
Así, las próximas subida de tipos de interés del dólar en el 2017, harán
que los inversionistas se distancien de los activos de renta variable y que los
bajistas se alcen con el timón de la nave bursátil mundial, derivando en una
psicosis vendedora que terminará por desencadenar el estallido de la actual
burbuja bursátil. Dicho estallido provocará la consiguiente inanición
financiera de las empresas y subsiguiente devaluación de sus monedas para
incrementar sus exportaciones y tendrá como efectos benéficos el obligar a las
compañías a redefinir estrategias, ajustar estructuras, restaurar sus finanzas
y restablecer su crédito ante el mercado (como ocurrió en la crisis bursátil
del 2000-2002) y como daños colaterales la ruina de millones de pequeños
inversores todavía deslumbrados por las luces de la estratosfera, la inanición
financiera de las empresas y el consecuente efecto dominó en la declaración de
quiebras.
¿Finiquito a
los Tratados Comerciales Transnacionales?
La obsesión paranoica de las multinacionales apátridas o corporaciones
transnacionales por maximizar los beneficios, (debido al apetito insaciable de
sus accionistas, al exigir incrementos constantes en los dividendos), les
habría inducido a endeudarse peligrosamente en aras del gigantismo mediante
OPAS hostiles y a la intensificación de la política de deslocalización de
empresas a países emergentes en aras de reducir los costes de producción (dado
el enorme diferencial en salarios y la ausencia de derechos laborales de los
trabajadores).
Así, el Tratado de Libre Comercio entre EEUU, Canadá y México (NAFTA o
TLCAN), firmado por el Presidente Clinton en 1964 habría provocado que adultos
blancos de más de 45 años sin estudios universitarios y con empleos de bajo
valor añadido tras quedar enrolados en las filas del paro, habrían terminado
sumido en un círculo explosivo de depresión, alcoholismo, drogadicción y suicidio
tras ver esfumarse el mirlo del “sueño americano”, lo que habría tenido como
efecto colateral la desafección de dichos segmentos de población blanca
respecto del establishment tradicional demócrata y republicano, por lo que el
candidato republicano Trump se propone renegociarlo. Igualmente, la Asociación
Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés) sería la pieza central de Obama en
su política de reafirmación del poder económico y militar en la región del
Pacífico para hacer frente a la Unión EuroAsiática que inició su singladura el
1 de enero del 2015, pero el Presidente electo de EEUU, Donald Trump incluyó en
su programa electoral la salida de EEUU de dicha asociación.
Asimismo, tenemos el TTIP (Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión
entre EEUU y la UE) cuyas negociaciones debieran finalizar para principios del
2017, pues -en teoría- tan sólo implican la eliminación de aranceles, la
normativa innecesaria y las barreras burocráticas pero que en la práctica
estarían plagada de escollos, como la normativa alimentaria y fitosanitaria.
Francia y Alemania ya expresaron serias reservas a la Comisión ante algunos
precedentes en los que las multinacionales han impuesto sus criterios frente a
los legisladores gracias a estos sistemas de resolución de conflicto
inversor-Estado (en inglés, ISDS) y dado que el euro-Parlamento tiene potestad
para tumbar todo el TTIP una vez hayan concluido las negociaciones, no sería
descartable en el 2017 el rechazo de la mayoría europarlamentaria a la
aprobación de dicho Tratado debido a una tardía reafirmación de la soberanía
europeísta por parte franco-alemana coadyuvada por los efectos colaterales de
la imposición de sanciones a Rusia.
¿Hacia el
Neo-proteccionismo?
Por otra parte, el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría entre
EEUU-Rusia tras la crisis de Ucrania y la mutua imposición de sanciones entre
UE-Japón-EEUU por un lado y Rusia por el otro, marcarían el inicio del ocaso de
la economía global y del libre comercio, máxime al haberse demostrado inoperante
la Ronda Doha (organismo que tenía como objetivo principal de liberalizar el
comercio mundial por medio de una gran negociación entre los 153 países
miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y haber fracasado en
todos sus intentos desde su creación en el 2011.
Así, asistiremos al finiquito de los Tratados Comerciales transnacionales
(TTIP, NAFTA y TTP) y a la implementación por las economías del Primer Mundo de
medidas proteccionistas frente a los países emergentes cuyo paradigma sería el
establecimiento por la UE y EEUU de medidas antidumping contra el acero Chino
con aranceles que oscilarán del 20% europeo al 500% estadounidense y que
significarán el retorno al Neo-Proteccionismo económico.
Finalmente, tanto la UE como EEUU implementarán la Doctrina del Fomento del
Consumo de Productos nacionales en forma de ayudas para evitar la
deslocalización de empresas, subvenciones a la industria agroalimentaria para
la Instauración de la etiqueta BIO a todos sus productos manufacturados,
Elevación de los Parámetros de calidad exigidos a los productos manufacturados
del exterior y la imposición de medidas fitosanitarias adicionales a los
productos de países emergentes.
Ello obligará a China, México, Sudáfrica, Brasil e India a realizar
costosísimas inversiones para reducir sus niveles de contaminación y mejorar
los parámetros de calidad, dibujándose un escenario a cinco años en el que se
pasaría de las guerras comerciales al proteccionismo económico, con la
subsiguiente contracción del comercio mundial, posterior finiquito a la
globalización económica y ulterior regreso a los compartimentos estancos en la
economía mundial.
Colectivo
Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Diciembre 18 de 2016
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