“La
prueba PISA como herramienta de control”
Tal
pareciera que bajo el empeño de elevar la “calidad educativa”, la única vía
posible son las pruebas estandarizadas
Por María Ramos Casiano*
En El Universal (México) –public. 11/12/16
La prueba
estandarizada que aplica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), a través del Programa Internacional para la Evaluación de
Alumnos (PISA), evalúa cada tres años a los treinta y cuatro países integrantes
de dicho organismo y, a treinta y ocho países asociados, bajo el argumento de
“medir el grado en el que los alumnos han adquirido conocimientos y habilidades
necesarias para la participación en la sociedad del saber” (OCDE, 2016). La
prueba es aplicada a los estudiantes de quince años que cursan secundaria y
bachillerato, ya que son jóvenes cercanos a finalizar la educación obligatoria.
El
pasado 5 de diciembre se dieron a conocer los resultados 2015. En el caso de
México, la OCDE señala que “fueron decepcionantes”, al no alcanzar el nivel
básico de competencias, con lo cual consideran, se expone a los jóvenes a no
tener posibilidades profesionales en un mundo global.
En
respuesta, el secretario de Educación, Aurelio Nuño, ha justificado el fracaso
de las políticas educativas, señalando que los resultados de la fallida reforma
educativa se mostrarán en el largo plazo pero, ¿qué buscan mostrar, acaso la
aspiración del gobierno es sólo incrementar el puntaje de la prueba PISA? ¿Es
ese el sentido de una transformación en la educación pública? Tal pareciera que
sí, que bajo el empeño de elevar la “calidad educativa”, la única vía posible
son las pruebas estandarizadas.
Lo
que hoy se discute en México a raíz de la publicación de los resultados de
PISA, también está en el debate internacional, con iniciativas como el
“Manifiesto contra PISA y la lógica estandarizadora de la educación en el
mundo”, la cual circula en las redes sociales a iniciativa de la Coalición
Trinacional en Defensa de la Educación Pública y la Red Social para la
Educación Pública en las Américas. Dicha iniciativa busca cuestionar el sistema
PISA, no asumir sus resultados y sus puntajes como validación del estado de la
educación en el mundo.
La
prueba PISA será usada con diferentes fines: los países con puntajes altos se
felicitarán a sí mismos por sus buenos resultados y justificarán que no haya
aumento de presupuestos en educación. Los países con puestos más bajos, como
México, harán señalamientos de culpa y aprovecharán los bajos resultados para
impulsar políticas de control, que permitan a los organismos internacionales,
como la OCDE, definir los objetivos, contenidos, la formación docente y el
sentido de la educación toda.
Los
resultados, en sí mismos, no pueden usarse como el indicador absoluto para
validar la situación de la educación en el mundo. Sabemos que algo no anda bien
en los sistemas educativos, por ello se debe reflexionar si lo que queremos
para nuestros jóvenes es una educación que los entrene para las pruebas. Otra
definición en la que la sociedad debe opinar es si el camino a seguir para
mejorar la educación pasa por que los gobiernos sigan pagando miles de dólares
a la OCDE por elaborar y aplicar estos exámenes, para que cada tres años nos
digan que sigue mal el nivel educativo. Por cierto, en la versión para 2018, la
prueba PISA se entregará a la millonaria empresa transnacional Pearson, por lo
que los impuestos en México y de los 72 países en los que se aplica la prueba,
servirán para enriquecer más a esa gran transnacional.
*Profesora
de la Facultad de Economía e integrante del Centro de Análisis de
Coyuntura Económica, Política y Social, CACEPS, UNAM.
caceps@gmail.com
caceps@gmail.com
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“La
evaluación estandarizada no refleja lo que sucede en clase”: el caso mexicano
- No puede
incidir en los resultados educativos, aseguraron expertos en foro
- Los
fondos destinados a pruebas como PISA deberían dedicarse a escuelas y formación
de maestros
Por Laura Poy Solano
En La Jornada –public. 11/12/16
Ante los resultados
del Programa Internacional para la Evaluación de los Alumnos (PISA, por sus
siglas en inglés) 2015, que dieron para México los resultados más bajos de
desempeño en ciencias, matemáticas y lectura de los 35 países miembros de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), podemos
concluir que no está mostrando lo que realmente pasa en el aula, afirmaron
especialistas e investigadores.
Una
evaluación estandarizada, señalaron, no puede recoger lo que pasa de forma cotidiana
en los salones de clase. Lo hemos comprobado año con año y decenio tras
decenio, por lo que no puede incidir en los resultados educativos.
Destacaron
que México ha invertido enorme cantidad de recursos –tan sólo la aplicación de
PISA 2015 implicó un pago de 44 millones de pesos– en este esquema de
evaluaciones, que sólo reportan estancamiento, por lo que esos fondos deberían
invertirse en las escuelas y en la formación de los maestros.
Durante
los trabajos del tercer foro Hacia la construcción del proyecto de educación
democrática, convocado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE), Teresa Garduño, integrante del equipo académico del
magisterio disidente y experta en el sistema educativo nacional, afirmó que lo
que realmente se debe hacer es evaluar profundamente el trabajo en el aula, y
eso sólo puede hacerse dentro del salón de clases y no con elementos externos.
En
ese acto, realizado en la sede de la sección 9 de la Ciudad de México, se
presentaron algunos avances del documento denominado Bases para una
propuesta de educación democrática en México.
Hugo
Casanova, profesor del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la
Educación de la Universidad Nacional Autónoma de México e integrante de la
comisión académica que asesora a la CNTE, destacó que se trata de un esfuerzo
que ha recogido diversas propuestas del magisterio, pero con un profundo rigor
académico, a fin de dar sustento y contenido a lo que sí podemos considerar una
propuesta para abrir el debate sobre un verdadero proyecto alternativo de
educación.
No
se trata, dijo, de un documento estrictamente político, sino que busca tener
una propuesta pedagógica, porque la CNTE tiene una expresión muy clara de
lucha, pero con este esfuerzo lo que se demuestra es que al elaborar estas
bases también hay una dimensión de aportación académica al debate central de
para qué queremos la educación.
La
CNTE y el equipo académico, en el que también participan Juan Manuel Rendón, ex
rector de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, y César Navarro Gallegos,
profesor investigador del Instituto Mora, entre otros, dijo, estamos
privilegiando la propuesta académica, porque no tenemos un producto milagro ni
plantear con soberbia que tenemos la razón, sino que tenemos una propuesta que
aspira a sumarse a la reflexión educativa nacional.
Casanova,
quien presentó los principales avances en la elaboración del documento, la que
–aclaró– aún no ha concluido, indicó que enfrentamos un Estado que nos ha
fallado en la vertebración de un proyecto educativo nacional, que es su
responsabilidad, pero su propuesta ha generado muchos más problemas que las
pretendidas soluciones que ofrecía. Es evidente que hay una crisis en la conducción
de la educación en México.
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