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jueves, 8 de diciembre de 2016

POR EL CRIMEN DE MIGUEL ENRIQUEZ ESPINOSA ACUSAN A 4 EX DINOS


Los acusados son el reconocido criminal de lesa humanidad Miguel Krassnoff y otros tres esbirros de la funesta DINA. Miguel había combatido nuevamente con el miserable Krassnoff en julio pasado, cuando se realizara una reconstitución de escena en el lugar de los hechos, la mítica casa de Santa Fe 725, San Miguel

Por el delito de homicidio calificado del Secretario General del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR y líder de la Resistencia antidictatorial, MIGUEL ENRÍQUEZ ESPINOSA, ilícito perpetrado el 5 de octubre de 1974, el ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los DD.HH. de la Corte de Apelaciones de Santiago, Mario Carroza, dictó la acusación en la investigación que sustancia por tal transgresión a los derechos fundamentales.

En su resolución, el ministro Carroza sindica a los agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional –DINA- Miguel Krassnoff Martchenko (alias ‘Caballo Loco’), César Manríquez Bravo, Teresa del Carmen Osorio Navarro y Rodolfo Concha Rodríguez como los autores del homicidio cometido en calle San Fe 725 de la comuna de San Miguel.

Según los antecedentes recopilados en la etapa de investigación, el ministro en visita logró establecer que Miguel Enríquez Espinosa era intensamente buscado por fuerzas de seguridad desde el 11 de septiembre de 1973, las que logran ubicar, el 5 de octubre de 1974, al dirigente en el inmueble de calle Santa Fe 725 de la comuna de San Miguel. Casa habitación en la que se encontraba acompañado con su pareja Carmen Castillo Echeverría, la que se encontraba embarazada, y los también miembros del movimiento José Bordas Paz y Humberto Sotomayor Salas.

"Los agentes sin advertencia alguna comienzan a disparar contra el domicilio, ante lo cual la víctima y los otros habitantes del inmueble deciden responder desde el interior, pero ante la imposibilidad de hacerle frente a sus atacantes, Miguel Enríquez, encontrándose herido, intenta escapar por las techumbres de las casas colindantes, una vez que se asegura la suerte de Carmen Castillo, pero ello lleva a que los agentes le esperaran y lo abatieran en el lugar", establece la resolución.

Dictamen que agrega: "Según la información oficial entregada en aquella oportunidad a los medios de prensa por el organismo de seguridad, señalaba que mediante el retrato hablado de los asaltantes al Banco de Chile fue posible dar con Enríquez, lo que finalmente habrá originado el enfrentamiento y los agentes repelidos con disparos desde el interior de la vivienda, falleciendo Miguel Enríquez en el patio de la casa colindante a la propiedad de calle Santa Fe N° 725".

"Las diligencias y la información acumulada durante el desarrollo de esta investigación han permitido sostener que el aludido enfrentamiento no existió, y por el contrario se advierte una preparación centrada en el operativo de detención, tanto por el seguimiento como por las vigilancias permanentes del sector, que le permitieron determinar con antelación su ubicación, permitiendo que la Brigada a cargo de las indagaciones y represión del MIR preparara el lugar, planificara su detención y tomara la decisión de eliminarle, para lo cual el lugar fue cercado con antelación por los jefes operativos y comunicado a los canales respectivo de la dirección de institución, y aprobada por esta el objetivo", concluye.

Los otros “dinos” involucrados –y muy reconocidos-, Marcelo Moren Brito y Osvaldo Romo, están muertos. 

Memoria Histórica

Miguel se enfrentó aquel 5 de octubre de 1975 sin bajar la guardia y hasta morir frente a sus enemigos, puesto que le asistía la certeza que -de caer en las garras de las fuerzas dictatoriales- igualmente sería asesinado.

Pero señalemos los hechos reales que se vivieron aquel trágico día, que acarrearon la pérdida de un valioso líder de la causa popular y revolucionaria en el Chile bajo dictadura.

Cerca de las 13:00 del 5 de octubre de 1974, Carmen Castillo llegó hasta la casa donde se refugiaban junto a Enríquez y Humberto Sotomayor desde hacía menos de un año, ubicada en la calle Santa Fe 725, San Miguel.

Los dirigentes del MIR, a los que acompañaba en la ocasión José Bordas Paz, el Coño Molina, quemaban documentos y tenían sus armas a la mano: autos sospechosos habían merodeado por la casa durante la mañana. 

En efecto, al sector llegaron tres vehículos. En uno de ellos llevaban a Cecilia Jarpa, enlace de Miguel Enríquez, torturada y amarrada. En los otros autos iban, entre otros, Moren Brito, el teniente Miguel Krassnoff, y el agente civil Osvaldo Romo. Con el tiempo, los tres quedarían registrados entre los agentes más crueles, a pesar de que los dos primeros se intentaron siempre mostrar como meros “analistas” de la DINA. Minutos más tarde, la tropa de dinos abría un nutrido fuego contra los resistentes que se encontraban al interior de la morada de la calle Santa Fe. Sin embargo, los sicarios encontraron una dura respuesta armada desde su interior, por lo que tuvieron que solicitar refuerzos (que llegaron a las 14:00): más agentes, de la misma DINA, de carabineros, uniformados, más vehículos, una tanqueta y la participación de un helicóptero. 

Pasados unos veinte minutos desde el inicio del intercambio armado, esquirlas de una granada hirieron a Carmen Castillo en varias partes del cuerpo –quien quedó seminconsciente y con una profusa hemorragia- y una alcanzó también a Miguel. 

Por el aire sobrevolaba un helicóptero. El intercambio de disparos continuaba. La refriega duró casi dos horas. Cerca de las tres de la tarde, Miguel Enríquez salió de la casa para intentar subir a un muro de la casa contigua de calle San Francisco 5959. Ese fue el momento de su muerte, alcanzado por una decena de disparos.

Carmen Castillo recuerda que algunos vecinos escucharon que Miguel gritó: “¡Paren el fuego, aquí hay una mujer herida embarazada!”. Por cierto que los represores hicieron caso omiso al llamado y siguieron disparando.

De la infernal balacera sólo salvaron con vida Sotomayor y Bordas, que escaparon por el fondo de la vivienda y luego por los techos vecinos.

Carmen quedó herida tirada en el suelo dentro de la casa. Al entrar, Moren Brito la pateó. Ella no se explica por qué la dejaron tirada y no se la llevaron. Había perdido mucha sangre. La DINA y los refuerzos se retiraron. Romo se llevó un recuerdo que luego comenzó a mostrar a los prisioneros en los recintos clandestinos: el reloj de Miguel Enríquez. El “guatón” Romo fue uno de los que más robó a las víctimas que iban cayendo.

Un vecino del sector, Manuel Díaz, buscó una ambulancia y llevó a Carmen Castillo al Hospital Barros Luco; eso le salvó la vida. Desde allí la DINA la llevó a la fuerza al Hospital Militar, hasta donde llegó el mismo Manuel Contreras –jefe de la DINA- y Krassnoff.

Carmen saldría del país tiempo después rumbo a Gran Bretaña donde nació su hijo, Miguel Ángel, que murió a poco de nacer debido a las secuelas de lo acontecido a su madre aquel día de octubre.

Su caída en combate encontraba a Miguel Enríquez muy joven, a los 30 años de edad, empeñado en una labor que había comenzado con la fundación del MIR, el 15 de agosto de 1965: hacer la revolución social en Chile, combatiendo sin cuartel a los enemigos del pueblo que se habían entronizado en el poder mediante un cruento golpe de Estado militar y que sometían al país por la fuerza y el terror. 

Como lo señalara su compañera, Carmen Castillo, Miguel cayó en un “acto de resistencia del hombre libre que combate y muere”.


¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!
¡Que la Historia Nos Aclare el Pensamiento!


Colectivo Acción Directa CAD –Chile
Diciembre 8 de 2016

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