“Grupos económicos obtienen cuantiosas utilidades
pese a ‘discurso del terror’”
La lista la encabeza el Grupo Matte, que
duplicó sus ganancias respecto del primer semestre de 2015, lo siguen los
conglomerados de Paulmann, Fernández León y Yarur. Un escenario que se
contrapone con el discurso de desaceleración y deterioro de la economía del
país
Es un momento para
sacar cuentas en las empresas de nuestro país, sobre todo en los grandes grupos
económicos. Las utilidades del primer semestre de aquellos conglomerados,
contrastan con el discurso de desaceleración económica que han instalado
algunos sectores.
El
grupo Matte presentó las mayores ganancias, ya que aumentó sus utilidades en un
225 por ciento respecto de las obtenidas en el primer semestre de 2015,
alcanzando los 692 millones de dólares.
Siguen
en esta lista el grupo que lidera el dueño de Cencosud, Horst Paulmann, quien
acumuló ganancias sobre el 151 por ciento respecto de los primeros seis meses
del año pasado, seguidos de Fernandez León y Yarur, que también anotaron
mayores utilidades que el año pasado.
El
economista y académico de la Universidad de Santiago Víctor Salas comentó que
el nivel de utilidades no se condice con una situación catastrófica de la
economía chilena, como lo han venido diciendo sectores opositores a las
reformas.
“Las
utilidades que se están alcanzando no son espectaculares. Son altas y son
normales desde el punto de vista del desarrollo de las empresas, de cualquier
tipo de empresa en el mundo. 15,7 por ciento es lo que está mostrando a junio
de este primer semestre. Ahora, eso deja obviamente en pie la idea de que
efectivamente la economía chilena está sana”, indicó Víctor Salas
El
académico estimó que la economía chilena tiene la suficiente capacidad para
poder invertir tranquilamente en el país, tomando en cuenta que se está
logrando un buen nivel de ganancias. Además, Víctor Salas puso en entredicho la
visión pesimista del desempeño económico del país y la atribuyó más bien a
expectativas que han instalado los propios empresarios.
Según
indicó el economista de la USACh, estas ideas pesimistas, no necesariamente
tienen que ver con un diagnóstico del desempeño económico, sino de una
intención de mantener un statu-quo, que calificó de “nefasto para el país”. El
economista hizo una aproximación a las causas de esta situación.
“El
tema tiene que ver, quizás, con las expectativas que se han llegado a formar
los empresarios. Efectivamente en el país hay grandes conflictos o grandes
situaciones de cambio que podrían afectarlos en el futuro”, indicó el
economista.
Víctor
Salas concluye que esto motivaría a los empresarios a ejercer una presión más
bien política para desacelerar los procesos de reforma, generando una situación
de “terror” en el empresariado, para inhibir la actividad.
Por
su parte, el economista de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
(Flacso) Juan Guillermo Espinosa explicó que, a su juicio, el escenario que
enfrenta Chile sí es de contracción, pero que está condicionado más bien por el
comportamiento del mercado exterior que de las políticas interiores de
reformas, sobre todo en lo relacionado con materias primas.
En
el caso de los resultados de los grupos económicos, las cifras se pueden
explicar por las inversiones que tienen en el exterior, dadas las capacidades
que tienen debido a la concentración en los mercados que participan y los
recursos que les significa, lo que les otorga mayores posibilidades de
inversión fuera del país.
“Estos
grupos económicos son los que han sido tratados en múltiples publicaciones en
relación al control y propiedad que tienen, la concentración productiva que
resulta de la actividad de estos grupos, y su interrelación con el sector
financiero. Es una política de estos grupos. Justamente lo que faltaría por
agregar a la información es en qué proporción estas utilidades se están
generando también con todas las inversiones que están obteniendo en otras
economías de la región”, indicó Espinosa.
Agregó
que al ser multinacionales, en momentos de inestabilidad económica pueden
acudir a los mercados de los demás países donde están establecidos, para así
balancear posibles vaivenes de la actividad económica.
Concluyó
que en momentos de contracción económica, como la que también han estado
promoviendo comunicacionalmente, optan por potenciar las inversiones de fuera,
expresando que ésta pudo ser la vía de para abultar las ganancias de estos
conglomerados a pesar de la imperio de un discurso del “terror”.
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“Crecimiento económico: sí, se puede”
La
economía chilena presenta hoy una posición deudora neta con el resto del mundo
de más de US$45 mil millones, equivalente a 20 % del PIB, cifra 5,4% superior
al año anterior. Y aunque el guarismo es razonable si se lo compara con la
deuda neta de naciones como EE.UU. China, Japón, España o Grecia, no hay que
olvidar que la deuda externa total de Chile se elevó a US$156 mil millones,
equivalente a 70 % del PIB, superior en 8,5% a la del año anterior
En Diario U. de Chile –public. 20/9/16
Según
la proyección del Banco Central en su último Informe de Política Monetaria
(IPoM), el ahorro nacional bruto (como porcentaje del PIB) llegará a 19,7% este
año, su nivel más bajo desde 1987, mientras que en 2017 el guarismo caería a
19,6%, una variable que por casi tres décadas se mantuvo por sobre el 20%,
alcanzando su nivel más alto en 2007, con 25,1%.
Una
menor tasa de ahorro afecta la cantidad de retornos y, por consiguiente, tiende
a reducir recursos para una mayor inversión en nuevos proyectos con tasas de
interés más bajas (dado que hay menos capital), afectando así el empleo y
ralentizando el ritmo de crecimiento de la economía, tal como se ha podido
comprobar en los últimos años, en los que el PIB ha crecido a un tardo ritmo
del 2% anual, contra un crecimiento potencial que, según el estudio o los
economistas que lo calculan, oscila entre el 3,5% y hasta el 5%.
La
caída del ahorro nacional se explica por una expansión del consumo total,
superior en cerca del 10%, al alza del ingreso, afectado por una fuerte
disminución de las exportaciones, así como por la baja de ahorro de las
Empresas no financieras y del Gobierno general, aunque, compensado, en parte,
por las Sociedades financieras que aumentaron su tasa, mientras que el ahorro
de los Hogares se mantuvo en alrededor del 9,5% del ingreso disponible,
aunque con una ratio deuda-ingreso de
casi 63% y explicado por un aumento en los créditos hipotecarios.
Este
menor ahorro nacional, sumado a una levemente mayor tasa de inversión bruta
(que incluye transferencias de capital) y que alcanzó a 21,4% del PIB -aunque
el guarismo ha venido bajando desde casi 29% y su crecimiento para este año se
estima en apenas un 0,5%-, ha implicado más necesidad de financiamiento de la
economía, debido al mayor déficit de las Empresas no financieras (4,9% del PIB)
y Gobierno general (2,1% del PIB), en línea con la baja en la tasa de ahorro y
el mayor gasto en inversión de ambos sectores.
Si
se considera que la deuda de las Empresas no financieras representó un 105,1%
del PIB, un aumento en línea con revalorizaciones de deudas contraídas en
dólares, expresadas en pesos, y que el Gobierno central muestra también fuerte
déficit, las perspectivas de mejora de la actividad inversora para los próximos
meses no son alentadoras. Y si el sector privado pudiera volver a invertir como
en la década de los 90, cuando su aporte a la inversión alcanzaba a casi el 5%
del PIB, el déficit de Cuenta Corriente se elevaría aún más, poniendo el
peligro la clasificación de riesgo del país.
Ya
al cierre de 2015, la cuenta corriente presentó un déficit de US$4.762
millones, equivalente a 2,1% del PIB anual, monto superior en casi US$1.500
millones respecto del año anterior, consecuencia de un saldo negativo de la
renta (sobre US$6.000 millones), que no pudo ser compensando por el saldo
positivo de la balanza comercial (US$3.500 millones), tras la baja de las
exportaciones
Las
transacciones de la cuenta financiera, en tanto, muestran un endeudamiento neto
de Chile con el resto del mundo, todos recursos que ingresaron a la economía
principalmente dirigidos a las Empresas y al Gobierno. Este flujo de inversión
extranjera directa totalizó unos US$20.500 millones, casi US$1.900 millones
menos que en 2014. De esa cifra, US$10 mil millones llegaron por préstamos
entre empresas relacionadas, US$4.000 millones en reinversión de utilidades y
solo US$6.500 millones por nuevas inversiones, principalmente dirigidas a minería,
electricidad, gas y agua, e industria manufacturera.
En
resumen, la economía chilena presenta hoy una posición deudora neta con el
resto del mundo de más de US$45 mil millones, equivalente a 20 % del PIB, cifra
5,4% superior al año anterior. Y aunque el guarismo es razonable si se lo
compara con la deuda neta de naciones como EE.UU., China, Japón, España o
Grecia, no hay que olvidar que la deuda externa total de Chile se elevó a
US$156 mil millones, equivalente a 70 % del PIB, superior en 8,5% a la del año
anterior. Dicha alza proviene de mayores obligaciones externas tanto del sector
privado como del público, aunque son los privados quienes lideran el alza, con
un aumento de US$5.500 millones de su deuda externa, llegando así a US$ 125 mil
millones (57% del PIB), mientras el Gobierno registra un alza menor de casi
US$500 millones, pero llegando a un stock de más de US$30 mil millones (casi
14% del PIB).
Así
las cosas, las perspectivas para una reactivación de la ralentizada economía
chilena mediante mayor inversión fiscal o privada parece limitada, en un
concierto global afectado también por un bajo crecimiento que no solo retarda
las inversiones extranjeras, sino que incrementa la competencia mundial por
tales recursos. La buscada reactivación, parece pues proceder más bien mediante
una más eficiente utilización fiscal de los mayores recursos tributarios
disponibles, evitando gastos en consumo, apuntando a la inversión y mejorando
su focalización productiva y social.
En
esta tarea, el sector privado lleva la delantera y no obstante la menor
actividad y demanda, sus últimos resultados muestran aumentos de sus
utilidades, lo que mejora su posición deudora e inversora potencial. Asimismo,
parece urgente la confección público-privada de una carpeta de proyectos
prioritarios productivos concesionables (carreteras, puertos, hospitales,
aeropuertos, etc.) que permitan ampliar no solo la oferta de trabajo, sino
también sus efectos reactivadores colaterales hacia las Pymes, mejorando así
las confianzas e iniciando un ciclo virtuoso de reactivación interna, aún por
sobre el mal escenario económico mundial.
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