El designado obispo de la diócesis de
Osorno, Juan Barros Madrid, "hizo todo el trabajo sucio de Fernando
Karadima" y se le acusa de amenazas a seminaristas, encubrimiento de
abusos sexuales y ruptura del secreto de confesión. Asimismo, cual si fuera una
cloaca, en Los Lagos oficia como director de ONEMI Alejandro Vergés, un ex oficial
de ejército, encubridor del asesinato de una joven en plena dictadura cívico-militar
Como era esperable, aun a desprecio del
discurso que oficialmente gusta utilizar el papa Francisco, de transparencia y condena
frente al abuso infantil por miembros del clero, la Nunciatura Apostólica; es
decir, la voz del Vaticano en Chile, dijo ayer[1] que: “renueva
su confianza y apoyo a S.E. Mons. Juan Barros Madrid, Obispo electo de la
Diócesis de Osorno.”
Con
ello, el gobierno vaticano y la jerarquía eclesiástica local dan a entender que
simplemente se pasaron por buena parte todas las peticiones provenientes de muchos
sectores sociales, de la feligresía osornina y de representantes políticos de variados
colores, respecto a reconsiderar el que fuera designado (no ‘electo’, como dice
la declaración de la Nunciatura) un clérigo como nuevo Obispo de Osorno, Juan
Barros Madrid, el que claramente está vinculado con las aberraciones cometidas con
ocasión del caso Karadima.
Es
francamente destemplado y contradictorio que la Nunciatura exhorte, “a ir
adelante en el camino de conversión y fortalecimiento del corazón, que el Santo
Padre ha invitado a recorrer mediante el Mensaje pontificio enviado para la
Cuaresma 2015", en circunstancias que nadie ha sabido que el cuestionado
cura Barros haya mostrado su conversión y, consecuentemente, haya fortalecido
el corazón de los niños y jóvenes abusados en la corte de Karadima expresando
su sincero arrepentimiento por haber participado de tales prácticas criminales
e inmorales.
Recordemos
que en una carta enviada el pasado día 3 de febrero[2] al
nuncio apostólico en Chile, Ivo Scapolo, el que fuera una de las víctimas de
Karadima, Juan Carlos Cruz, denunció que el nuevo obispo de la diócesis sureña "hizo
todo el trabajo sucio de Fernando Karadima" y le acusa de amenazas a
seminaristas, encubrimiento de abusos sexuales y ruptura del secreto de
confesión.
Karadima,
un influyente sacerdote octogenario que formó a cinco obispos chilenos y casi medio
centenar de sacerdotes, fue considerado en febrero de 2011 por el Vaticano
culpable de cometer abusos sexuales y le condenó a una vida de oración y
penitencia. Además, en noviembre de 2011 la justicia chilena determinó que el
religioso cometió abusos contra cuatro feligreses entre 1981 y 1995, cuando
tres de ellos (Juan Carlos Cruz, Jimmy Hamilton y José Andrés Murillo) eran
menores de edad, aunque consideró que los delitos habían prescrito (¡¿?!).
Apoyamos
e impulsamos el clamor de la comunidad católica de Osorno, en términos de repudiar
esta imposición obscena de un cura que carece de toda moral y en quien no anida
el espíritu de un verdadero cristiano. Por cierto, se debe insistir en la
realización de movilizaciones de las comunidades de base, de laic@s y de religios@s,
como las llevadas a cabo en estas semanas, a fin de hacer público el malestar y
el hastío por la injusta medida. Barros, si es que tuviese algo de decencia,
debiera renunciar a la espuria designación y a la iglesia.
Asimismo,
rogamos a todo el pueblo católico de Los Lagos que rechace categóricamente la
imposición gubernamental como encargado regional de ONEMI de Alejandro Vergés
Castillo, ex coronel de ejército. Este individuo tiene vinculación con el vil asesinato
de la joven Gloria Stockle, el cual está catalogado[3]
en el Informe Rettig como un crimen de Estado. La relación del actual director
de la oficina de emergencia regional está claramente consignada en el
expediente judicial sobre el alevoso crimen.
Osorno
y la esforzada región de Los Lagos no pueden ni deben servir de refugio a obscuros
personajes que han participado en crímenes deleznables, habiéndose aprovechado
de su posición de poder para la comisión de tales ilícitos. La gente de esta
hermosa región merece unas autoridades civiles y eclesiásticas que se las
jueguen por los derechos de las mayorías y en bien de las generaciones futuras.
¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!
Colectivo Acción Directa 8a – Chile
Marzo 15 de 2015
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