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sábado, 28 de marzo de 2015

CATASTROFE EN EL NORTE; UNA VEZ MAS APARECEN LOS POBRES DE CHILE


Lluvias estivales afectan el altiplano frente a Chile y nuestros desiertos y valles se ven colmados por aluviones. Estos desbordan principalmente las hoyas de los ríos que, habitualmente, no portan agua durante el resto del año. Y los más afectados, suelen ser los habitantes de las zonas ribereñas de esos cursos y las comunidades urbanas que se han quedado atrás en el desarrollo desigual de nuestra formación  


Desde el pasado martes 24 empezaron a crecer los cursos de los ríos del Norte Grande y Chico, subsecuentemente al incremento de las lluvias en el altiplano. En unas pocas horas, todo se convirtió en un extenso maremoto que transmutó la árida cara de las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo.

En esta ocasión, al igual como ocurrió con el aviso del NOAA yanqui sobre la ocurrencia de maremoto, en aquel fatídico 27F, no existió ninguna previsión, ni menos acciones, por parte de las autoridades políticas y técnicas (ONEMI) frente a unas lluvias especialmente abundantes que se habían anunciado, previamente, el domingo 22[1]. Ninguna de ellas atendió el oportuno aviso sobre el evento meteorológico anómalo pronosticado,[2] lo que las coloca nuevamente en entredicho y como objeto de acusaciones.    

Tal responsabilidad se ve refrendada por otras fuentes. "Sabíamos lo que iba a ocurrir. El sábado y domingo ya mostraban signos de precipitaciones que fueron las que luego se manifestaron a los 4 o 5 días" y "El servicio meteorológico advirtió sobre este fenómeno". Estas aseveraciones[3] corresponden a René Garreaud, subdirector del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia.

Los aluviones de agua y barro se han saldado, hasta hoy[4], con diez muertos, 19 desaparecidos, 20 heridos, 4.634 damnificados y 5.584 albergados[5], además de cuantiosos daños materiales. La presidenta y los funcionarios de su gobierno se ha volcado a los distintos lugares de mayor importancia administrativa, con una actuación que raya en el exhibicionismo mediático, pero sin atender a las problemáticas de fondo: salud, vivienda, educación, desarrollo económico para las deprimidas comunidades afectadas, etc.  

El motor primigenio del drama actual es el cambio climático, sin duda. Claro que se nos puede decir que la lluvia no es el problema, sino que los aluviones. En esto, concordamos con Garreaud, quien asevera que existe conocimiento sobre el tema a nivel internacional, "pero en Chile, no lo hemos adoptado. Estamos un poco en déficit en ese sentido. Ahí, tenemos mucho que mejorar". Puede ser, pero ello significa que nuestro país debiera avanzar en la investigación científica respecto de sistemas que permitan traducir las lluvias pronosticadas en probabilidades de aluviones. En esa exploración, que debe considerar toda una serie de factores y variables, como las estadísticas de lluvias y temperaturas a lo largo del tiempo, la estratigrafía de las diversos niveles, la forma y comportamiento de los ríos, etc., por cierto que se tienen que invertir muchos más recursos públicos que los miserablemente asignados en la actualidad[6].  

Con todo, lo que nos interesa resaltar es otra arista de la crisis que afecta a las comunidades de nuestro norte. Antes bien, destacar que ese drama no sólo se debe a un exceso de lluvias.

Si hacemos el ejercicio de comparar el gráfico[7] (arriba) de las zonas afectadas por los aluviones con el mapa[8] de las zonas más pobres del Norte Grande y Chico (al lado), ello nos arroja una evidente y fatal coincidencia. O sea, por enésima vez, podemos constatar que los cataclismos en Chile no afectan por igual a la población que lo habita.

Ahora podemos ver aparecer nuevamente a los pobladores y a los campesinos sufriendo en nuestras pantallas de TV y en las notas de todos los medios. Ahora tenemos que hacer cadenas para ayudar a nuestros compatriotas, porque de los de ‘arriba’ no podemos esperar mucho. Ahora es cuando el Chile desigual e injusto que habitamos, de alguna manera y por algunos días, quedará expuesto en la algazara de los medios corporativos.

Porque en nuestro país, en el Chile dominado por unos pocos monopolios y con un gobierno integrado por pretendidos progresistas, que roban a la par que la derecha, es más fácil que lleguemos a anticipar la posibilidad de inundaciones y deslizamientos de tierra que prever la eventualidad de una revolución que cambie el tremedal donde hace rato que estamos los pueblos y los trabajadores.   


¡A MOVILIZARNOS POR UNA VIDA MEJOR PARA LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES!


COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA –CHILE
Marzo 28 de 2015

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