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lunes, 2 de marzo de 2015

GATES, LA OMS Y UNICEF QUIEREN ACABAR CON LOS POBRES… LITERALMENTE


En 2013, se supo que la Fundación de Bill Gates y su esposa, la USAID y la organización Planned Parenthood buscaban terminar con los pobres antes que fuesen fecundados. Recientemente, la Conferencia Episcopal de Kenia agrega a la lista de los que embaucan a las mujeres pobres con vacunas cargadas con anticonceptivos nada menos que a la OMS y a UNICEF


A fines de 2013, un informe[1] de un organismo de Derechos Humanos alertaba que a cientos de miles de mujeres y chicas pobres, tanto de EEUU como de África, no se les informaba acerca de los efectos peligrosos asociados con un contraceptivo inyectable, el cual era fuertemente promovido por la Fundación de Bill & Melinda Gates, la USAID, la organización Planned Parenthood y otras entidades de planificación familiar del tipo “racista”.

El crítico informe del Proyecto Rebecca para los Derechos Humanos[2], un grupo con base en Washington que aboga por mujeres y muchachas vulnerables en EEUU y África, acusaba a la Fundación Gates de coludirse con organizaciones de planificación familiar a fin de ocultar deliberadamente los riesgos conocidos del contraceptivo hormonal inyectable Depo-Provera, manufacturado por la transnacional farmacéutica Pfizer, a fin de promover una “ideología del control poblacional”.
    
Y resulta que coincidiendo con ésta malsana “ideología”, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF) habrían utilizado en su programa de vacunación anti-tetánica en población joven y mujeres de Kenia, durante 2014, dosis del suero emponzoñadas con una substancia anticonceptiva, según nos informó el pasado 13 de febrero la Conferencia Episcopal Católica de Kenia.[3] Ya existían escándalos al respecto registrados en México, Nicaragua y Filipinas, que implicaban a la OMS y UNICEF. Ahora, están siendo nuevamente acusadas en Kenia por haber administrado productos esterilizantes a pacientes haciéndoles creer que los estaban vacunando contra el tétanos.

La iglesia católica de Kenia, que administra la mayor parte de los hospitales en ese país africano, participó en la campaña de vacunación contra el tétanos organizada por la OMS y la UNICEF entre marzo y octubre de 2014, dirigida a la población infantil y femenina de 14 a 49 años. Ante los insistentes rumores que circulaban en el país, la Conferencia Episcopal solicitó al ministro kenyano de la Salud, James Wainaina Macharia, una verificación de la composición de las vacunas.

Ante la negativa del ministro, la Conferencia Episcopal recurrió al laboratorio AgriQ Quest Ltd para que realizara la investigación y los expertos pudieron comprobar que las vacunas contenían entre un 24 y un 37,5% de βhCG (gonadotrofina coriónica humana o human chorionic gonadotropin), hormona producida por el embrión humano durante el embarazo así como por la placenta. El hecho es que un producto portador de esa hormona humana en la concentración mencionada es ampliamente capaz de esterilizar a las personas inoculadas.

El ministro keniano de la Salud rechazó los resultados de la investigación afirmando que era imposible introducir dicha hormona en las vacunas utilizadas.

La comisión parlamentaria a cargo de los temas de salud invitó entonces el ministerio de la Salud y la Conferencia Episcopal de Kenia a presentarle sus respectivos trabajos. Y, contrariamente a las anteriores declaraciones del gobierno, resultó que las autoridades nunca habían verificado las vacunas antes de utilizarlas.

Finalmente las autoridades presentaron 10 muestras cuyo análisis resultó negativo, mientras que la Conferencia Episcopal presentó 9, de las que 3 dieron positivo; es decir, que una tercera parte de las dosis estaba adulterada con βhCG. Así que el ministerio de Salud se retiró del debate. Recordemos que la vacuna contra el tétanos se administra en 3 etapas.

Monseñor Paul Kariuki Njiru, obispo de Embu y presidente de la Comisión de Salud de la Conferencia Episcopal católica de Kenia, acudió entonces a los medios acusando a la OMS, la UNICEF y el gobierno keniano de haber inoculado βhCG a pacientes, de forma deliberada y sin que esto lo supiesen, para esterilizarlos.

La OMS ha preferido abstenerse de toda reacción al respecto.


Equipo Internacional –CAD CHILE
Marzo 2 de 2015

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