En enero se anunciaba la fusión de las
salmoneras Aquachile y Marine Harvest, pudiendo la megaempresa que surja
concentrar cerca del 26% de las concesiones de cultivo salmonídeo en el país, 350
concesiones para cultivo industrial y producir más de 190 mil toneladas. De
materializarse esta alianza, la actividad nacional quedaría controlada por sólo
4 empresas que representan el 52% del
total de salmoneras. Sólo ayer despertaron las organizaciones
medioambientalistas.
El pasado 19 de enero se daba a conocer[1], urbi et
orbi, el acuerdo de fusión entre las salmoneras AquaChile y Marine Harvest, la
que podría tener lugar en el tercer trimestre de éste año. La primera, es un consorcio
de extranjeros y de las familias ‘chilenas’ Puchi y Fisher; mientras que, la segunda,
es una transnacional con base en Noruega y que representa la principal empresa mundial
de salmón de piscifactoría.
De
materializarse el acuerdo aquel, la megaempresa que surja concentrará cerca del
26% de las concesiones de cultivo salmonídeo a nivel nacional, reunirá 350
concesiones para cultivo industrial y cuya producción superaría las 190 mil
toneladas. De materializarse esta alianza, la actividad nacional quedaría
controlada por sólo cuatro empresas que representan el 52% del total de salmoneras.
Recordemos,
antes de seguir, que sobre el 60% de la producción salmonídea en el mundo
proviene de piscifactorías y que ella se ha incrementado en un 167% entre 2004
y 2013[2]. Que los
principales países productores de salmón son Noruega, Chile, Escocia y Canadá.
Que se requieren 3 kilos de otros peces silvestres, que pueden estar en peligro
de extinción, para obtener sólo medio kilo de salmón[3]. Que la
producción en piscifactorías es insustentable, contaminante y derrochadora. Algunas
‘granjas’ salmoneras chilenas se encuentran en fiordos de prístinas aguas
profundas en la Patagonia, donde incluso una mínima contaminación puede
ocasionar daños irreparables al ecosistema. Las ‘granjas’ de salmón más
responsables, igualmente van a contaminar las aguas con antiparasitarios,
productos químicos, y las heces de los peces. La industria del salmón cultivado
chileno utiliza más de 300.000 kilos de antibióticos al año para mantener vivos
sus peces, provocando resistencia bacteriana que afecta el ecosistema
circundante y a las personas.
Por
si fuera poco, los salarios de los trabajadores en la industria salmonera
chilena son los peores[4] de los
otorgados por los países productores. Los mejores sueldos se pagan muy lejos,
en Noruega.
En
lo estratégico, la inmensa, contaminante y depredadora producción salmonídea
chilena tiene que ver con el patrón primario exportador con ventajas
comparativas que nuestra clase dominante adoptó dependientemente y que nos
impusiera, manu militari mediante,
durante los “70s-“80s. Al mismo tiempo, es un sector que también expresa la
extrema concentración y centralización de los capitales y de la producción
actuales, en Chile y el orbe; en una palabra, existe en él un abismante
monopolismo. Como que, al nivel mundial, son 15 las transnacionales que
controlan el 70% de la producción salmonera.[5] En
Chile, operaban hasta 2013 6 de ellas y que son las que han incorporado
capitales chilenos dependientemente: Acuinova (filial de la transnacional
española PescaNova), AquaChile, Blumar Seafoods, Camanchaca, Los Fiordos y
Multiexport Foods, los que se integraron oficialmente a la coalición Global
Salmon Initiative (GSI).
Por
ello, es sólo un decir que se van a fundir dos empresas salmoneras de diferentes
países; pues, en realidad, los que se imponen en ambas son los capitales de
origen noruego. Pero todos los comprometidos ganan. A poco de anunciarse la
fusión de AquaChile y Marine Harvest[6], las
acciones de la primera se alzaron un 26%. Y antes, se habían elevado en un 20%
las de M. Harvest ante los rumores de una posible fusión, pero con Invemar (la
que no llegó a fructificar). Según la información oficial, M. Harvest Chile se
incorporaría a AquaChile incluyendo los activos adquiridos en septiembre de
2014 de Acuinova[7];
es decir, restan 5 salmoneras usufructuando del mar chileno y podrían quedar
sólo 4 de cristalizar aquel acuerdo (nada, nada de libremercado o liberalismo).
Así, inmediatamente después de la potencial fusión, "los actuales
accionistas de AquaChile serían dueños del 57,2% de las acciones de la entidad
combinada y Marine Harvest sería dueño del 42,8% de las acciones de dicha
entidad".
Se
hace urgente levantar un gran clamor ciudadano, de las colectividades humanas
cercanas a las ‘granjas’ salmonídeas, de los pescadores y productores artesanales,
de la comunidad científica comprometida, etc.; inclusive, de las irregulares
organizaciones medioambientalistas, que logre detener éste monstruoso negociado
que sólo beneficia a los capitales transnacionales y a un puñado de
capitalistas ‘chilenos’, depredando más aun nuestra biomasa marina y
contaminando todas nuestras costas. No nos confiemos en que la Fiscalía
Nacional Económica, que ya inició una investigación para determinar “si existen
peligros anticompetitivos en la industria salmonera con la fusión de las
empresas”, haga algo al respecto. Después, puede ser tarde.
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!
Colectivo Acción Directa - CHILE
Marzo
14 de 2015
[5]
http://www.ecoceanos.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=12522
Crearon, en agosto de 2013, la Global Salmon Iniciative (G15).
[7]
http://www.latercera.com/noticia/negocios/2014/09/655-596099-9-venta-de-acuinova-marca-la-nueva-ruta-de-las-salmoneras.shtml
M. Harvest la compró por US$ 120 millones y luego de adquirir otras dos.
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