Buenaventura Durruti Domínguez y algo anda mal en Chile durante 2015
“Hay mucho que
saber y es poco el vivir, y no se vive si no se sabe” (Baltasar Gracián)
El primer acto de confirmación del Anarquista Durruti fue su
nacimiento. El 14 de julio de 1896, en
León, nace quien fuera la encarnación del ideal Libertario. Sus padres, Santiago y Anastasia, de origen
vasco-francés y catalán respectivamente, son el reflejo propio de una España
con un pasado en ruinas, un presente crítico y un futuro incierto. Con todo, los españoles nacidos por aquellos
tiempos ignoraban que el destino los había elegido para vivir momentos
fundamentales en la Historia.
La vida de Buenaventura Durruti Domínguez se confunde con el
proceso político español que desde fines del siglo XIX hasta 1939 demuestra que
al capitalismo sólo se le supera destruyéndolo.
Para muchos, la vida de Durruti es como un parlamento de una película o
de una excelente obra de teatro. Como
dato anecdótico, podemos anotar la idea de Durruti de asaltar el Banco de
España para expropiar el oro contenido en sus bóvedas. Cuando el fantasma de Stalin planeó sobre el
Ebro, arrodillando al Partido Comunista español, quien apoyo hasta la ignominia
las políticas venidas desde la URSS, el Anarquista entendió que era necesario
contar con el respaldo del oro para poder adquirir las armas necesarias para ganar
la guerra y consolidar la Revolución Social.
Durruti partió tempranamente.
El 20 de noviembre de 1936, el parte médico señala que la muerte fue
causada por una hemorragia pleural. Un
proyectil se había alojado en el corazón del Revolucionario. Precisamente en el corazón inmenso de ese
gran luchador social, que pese a su muerte física, prosiguió alumbrando los
esfuerzos de los Libertarios y los Revolucionarios que seguían bregando por
ganar la guerra y sentar las bases materiales y políticas de la Revolución
Social.
Hemos señalado sólo breves aspectos de la Vida de
Durruti. Muy pocos. El cuerpo de Durruti fue trasladado desde el hospital a la sede del Comité
Nacional de la CNT en Madrid, donde un grupo de Milicianos de la Columna
Durruti velaron armas alrededor del cadáver.
A medida que se supo de la noticia, un gran gentío fue pasando por el
lugar. Cuando se reunieron los efectos
personales de Durruti, para remitírselos a su Compañera, Emilienne Morin, se
descubrió que todo se limitaba a una pequeña maleta bastante usada y medio
vacía. En su interior no había nada más que
una muda de ropa interior, los útiles para el afeitado, dos pistolas, unas
gafas de sol y unos prismáticos, aparte de una libreta de anotaciones, en la que
podía leerse un solo apunte: “15 de noviembre: he pedido al Subcomité de la CNT
un préstamo de 100 pesetas para gastos personales”…LA AUSTERIDAD DEL REVOLUCIONARIO,
LA HONESTIDAD DEL LIBERTARIO, LAS CONVICCIONES DEL REVOLUCIONARIO.
¡¡¡Qué contraste con tanta mierda que tenemos hoy en Chile!!!
Sin embargo, claramente algo anda mal y no es precisamente el
accionar de la clase dominante y de los lacayos que los representan en la arena
política, es decir, la Alianza por Chile y la Nueva Mayoría.
Lo que anda mal en Chile es la Izquierda anticapitalista, la
Izquierda pretendidamente Revolucionaria, que no es capaz de unir esfuerzos
para comenzar a despertar a millones que hacen falta para el cambio social
fundamental. Es ostensible que hace
falta el espacio de coordinación del conjunto de los ya convencidos para poder
pasar a las acciones que permitan sumar a los no convencidos, a los que navegan
por los mares de las delicias del capitalismo entregadas en módicas cuotas
mensuales.
Se debe apurar el tranco, pues se avecina, una vez más, el
espejismo de las elecciones, las cuales, sabemos, tienen un hechizo poderoso
sobre un espacio de la Izquierda anticapitalista que todavía confía en ese
ámbito, el cual está corrupto hasta la saciedad.
Algo anda mal en Chile durante este 2015 y no son precisamente
los de arriba.
Terminamos estas palabras con un pensamiento de Durruti: “Vosotros
confiáis en los políticos, lo cual me parece comprensible, pues a fuerza de
frecuentarlos os habéis vuelto como ellos e incluso creéis en sus promesas. Para mí, sin embargo, no hay más que una
forma de tratarlos: la de la fuerza, que es la que nosotros hemos empleado
siempre. Es necesario denunciar
públicamente la situación en la que nos encontramos. Puesto que la guerra y la revolución se han
entremezclado, convirtiéndose ambas en un asunto del pueblo, que sea éste quien
le exija cuentas al Gobierno sobre el empleo del oro. O mejor aún: como único partido interesado de
verdad en la lucha, que sea el pueblo quien se encargue de administrar el
tesoro público, empleándolo en aquello que crea más oportuno” (Cfr. Durruti; Acerete, Julio; Ed. Bruguera; 1975).
¡Sólo la lucha y
la unidad nos harán libres!
COLECTIVO
ACCIÓN DIRECTA
Marzo 14 de 2015
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