Surgen variadas dudas al respecto. Por
ejemplo, ¿habrán sido todos esos manifestantes
de derecha? ¿Estarán todos motivados
a movilizarse por las demandas enarboladas por los partidos y grupos de derecha?
¿Defenderán todos ellos, “ideas de corte liberal, como una menor
intervención estatal en la economía”, como se afirma en aquel diario? Etc.
Luego,
en el texto de marras, se consignan los slogan contenidos en variados lienzos y
carteles, los cuales iban desde un legítimo, "¡Fuera corruPTos del
gobierno!", a un deleznable, "Dictadura militar, nuestra última
esperanza". Pero en este caso, aunque la misma crónica se resiste a
reconocerlo, obviamente que dichos enunciados no eran todos del mismo tenor. Si bien se registra allí que las proclamas
que reclaman una dictadura provenían de “pequeños grupos”, deja la idea que
ello ocurría en todas las marchas a través de Brasil, pero no se aclara que
estas expresiones se concentraron casi exclusivamente en la más acomodada
(relativamente) Sao Paulo[3], el
principal centro del capital financiero brasileño y transnacional[4].
Bueno,
ese medio, Página 12, es un
reconocido diario afecto al justicialismo (peronismo) kirchnerista,[5] lo que
le lleva incluso a la autocensura[6]. De
ello, creemos, podemos extraer variadas conclusiones y que van enlazadas con
nuestro anterior análisis sobre la situación político-social y económica en
Brasil[7], pero
que pretendemos ahora extender a las tres naciones relativamente más desarrolladas,
en términos capitalistas, de Sudamérica: Argentina, Brasil y Chile, el ABC.
Digamos,
antes de seguir, que al día siguiente el referido medio argentino cambio el
tono anterior y tituló[8], más
conciliador, que: “Dilma llamó al diálogo”. Y lo que puede explicar dicho giro puede ser
que el mismo gobierno brasileño[9]
reconoció que la movilización fue gigantesca y señal muy clara de un cuadro
político-social adverso.
Los
tres ABC tienen mucho en común. En los tres se vivieron dictaduras
cívico-militares, iniciándose su imposición en 1964, en Brasil, y culminando su
vida útil en 1990, en Chile. En los tres se produjeron cambios sociales,
políticos, económicos y culturales que transformaron profundamente las formaciones;
en el fondo, en todas ellas se produjeron refundaciones capitalistas. En los
tres gobiernan coaliciones que juran hasta la saciedad ser representantes del
progresismo y del cambio social, pero basados en el respeto, tanto de la
estabilidad del régimen político, como de las bases del sistema económico
implantado durante los períodos dictatoriales. Los tres tienen a mujeres como
presidenta y las tres están ligadas a la izquierda o al progresismo, e
inclusive las de B y C estuvieron detenidas por las respectivas dictaduras; las
tres han sido reelectas; las tres y sus coaliciones están inmersas en asuntos de corrupción; las tres le han sacado el cuerpo a la problemática de los DDHH heredada de las dictaduras cívico-militares.
En
el ABC, en rigor, gobiernan sectores que surgieron al finalizar las dictaduras cívico-militares
(PT) o que se agiornaron para desempeñar el ejecutivo en las nuevas formaciones
refundadas (Nueva Mayoría –NM, en Chile y el Peronismo kirchnerista –ex ‘combativo’,
en A). En todas esas alianzas gobiernistas pululan múltiples apostatas de pasados
ligados a la causa popular más consecuente; o sea ex: socialistas, comunistas,
guerrilleros, trotskistas, radicales, etc.
Las
coaliciones mantenedoras del sistema de dominación en los ABC nos dirán y
volverán a decir que están interesadas en mejorar la calidad de vida de las
grandes mayorías: en A[10], en B[11] y en C[12]; son
los adalides de “una revolución social pacífica”. Sin embargo, si atendemos a
las cifras de distribución de la riqueza en las tres naciones, nos podremos dar
cuenta que a pesar de reducirse la cantidad de pobreza dura, pues algo del
desarrollo general chorrea, esa injusta y polarizada distribución sigue siendo
igual o peor que hace décadas[13]; sólo ganan
los más ricos, los internos y sus socios del capital transnacional.
Es
por todo lo anterior que no nos parece raro que el diario Página 12, kirchnerista,
defienda el gobierno mantenedor del abusivo sistema de dominación en Brasil, del
PT, acusando a todos sus críticos de derechistas y de nostálgicos de la dictadura
cívico-militar, pues, de paso, defiende de las detracciones al gobierno símil
de Argentina, del FpV (y no faltaran los que hagan otro tanto, a fin de resguardar
a la NM chilena).
Finalmente,
pero no menor, existe una característica vital que comparten las formaciones del
ABC: si bien concurren en cada una importantes y activos movimientos sociales[14], como
el que irrumpe ahora y hace rato en contra de la corrupción generalizada en
Brasil[15], en ellos
la izquierda rupturista, anticapitalista y consecuente, aún muy debilitada tras los golpes
recibidos, carece de la organización y de la fuerza político-social suficientes
como para coadyuvar al proceso de construcción del Poder Popular alternativo en
el seno del movimiento popular. De la mano con la recuperación de la
centralidad táctico-estratégica por parte de los revolucionarios, será la
edificación del contrapoder de los oprimidos y los explotados lo que permita superar
las ataduras con que los aprisionan las fuerzas mantenedoras y los reformismos burgués
y corporativista; lo que nos permita enfrentar a la derecha y a nuestros enemigos clasistas, avanzando en la lucha por el Socialismo y la sociedad sin clases,
banderas por las que han caído tantos y tantas; por las que ofrendaran su
sangre generosa Mario Roberto Santucho, Carlos Marighella y Miguel Enríquez.
Equipo Internacional –CAD CHILE
Marzo 17 de 2015
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