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domingo, 16 de abril de 2017

100 AÑOS REVOLUCION DE OCTUBRE: REGRESO DE LENIN Y SUS ‘TESIS DE ABRIL’


EL REGRESO DE LENIN A RUSIA LUEGO DE DIEZ AÑOS DE EXILIO


El 16 de abril de 1917 Lenin regresó a Rusia en una travesía espectacular. En el transcurso de la semana que duró su viaje cambió su visión de la revolución.

Abril de 1917, ciudad de Zúrich. El escritor Stefan Sweig camina por las calles de una de las pocas ciudades neutrales de una Europa sumida en la guerra. Por allí deambulaban personas de toda índole y procedencia, imperceptibles a la mirada de sus habitantes los emigrados rusos, entre ellos Lenin.

El escritor recuerda en sus Momentos estelares de la humanidad que al llegar las noticias de la revolución de febrero (marzo en el calendario actual) en Petrogrado Lenin inicia planes para retornar a Rusia. Cada minuto que pasaba y que se demoraba en su retorno era tiempo perdido para la revolución, así lo creía él. En una situación desesperada se animó al plan más audaz, atravesar Alemania en tren hacia el Báltico y desde allí en ferry hacia Finlandia. Para realizar las gestiones, escribe Sweig, envió al sindicalista suizo Fritz Platten a negociar con el embajador alemán. Era una maniobra audaz pero la única que le permitió, en una Europa dividida por trincheras, estar el 16 de abril por la noche en Petrogrado, el corazón de la revolución.

No es la aventurada travesía lo más interesante del asunto, sino lo que sucedió en esa estelar semana. En el transcurso del viaje Lenin realizó un “viraje táctico” tal que al llegar a Petrogrado y exponer oralmente y por escrito sus ideas los bolcheviques lo catalogaron de delirante. Lo que Lenin planteó se contraponía en parte a lo que había sostenido y batallado por más de 23 años y cientos de escritos.

Por ejemplo, en plena revolución de 1905 Lenin decía que el “desenlace” de la revolución dependía de la posición que adoptara la clase obrera: como “auxiliar” de la burguesía como proponían los mencheviques o como dirigente de la “revolución popular” como proponían los bolcheviques. Decía que para conquistar su hegemonía la clase obrera debía ponerse al frente de la “revolución popular” conformando un “bloque de izquierda”, base del gobierno provisional revolucionario. En este “bloque” de la clase obrera y la pequeña burguesía estaba excluida la burguesía (ya que solo estaba dispuesta a negociar con el zar). Sin embargo el objetivo de dicho gobierno era instaurar una república democrática, o sea burguesa. Luego la contradicción entre ese gobierno y su base capitalista se resolvería según cómo evolucionara la situación nacional y la revolución socialista en Europa.

Cabe recordar que en aquella primera década del siglo XX no sólo la socialdemocracia rusa luchaba contra el atraso y el barbarismo levantando la lucha por la república democrática contra la asfixia absolutista –los rusos no disfrutaban de derechos mínimos tales como el sufragio universal y la libertad de reunión, organización y prensa– también lo hacían las socialdemocracias de los países más avanzados como Alemania, Bélgica o Austria. Una oleada reaccionaria se había producido en la estructura política europea con la depresión de los precios de 1873-1895.

Como ilustra el historiador Arno Mayer las viejas elites monárquicas y terratenientes se habían fortalecido por las divisiones de las burguesías liberales y por la fuerza adquirida por los sectores nacional-conservadores de la burguesía, imponiendo nuevos ritmos a la política de proteccionismo, rearme y expansión imperialista. Además, dice Mayer, lo que las burguesías temían era las consecuencias de la ampliación del voto y de los derechos parlamentarios, temor que aceleró su capitulación ante las elites tradicionales. Fue este reforzamiento reaccionario el que aceleró el estallido de la Primera Guerra Mundial.

Frente a este giro conservador de la estructura política los socialdemócratas se tensaron entre los que desistían de las luchas democráticas y quienes las levantaban como parte de la lucha socialista. En 1910 Kautsky, el padre del marxismo ortodoxo, consideraba muy “peligrosa” la agitación por la república democrática en el transcurso de una campaña de movilizaciones por el voto masculino universal en Prusia. Sus detractores del ala izquierda sospecharon correctamente que la dirección del partido se había pasado al conservadurismo, y no se equivocaba Kautsky al identificar que la lucha de los obreros por la república democrática era en definitiva una lucha preparatoria, la preparación de la lucha socialista.

A diferencia de Rusia, el otro combate de la izquierda socialdemócrata occidental era el rechazo a toda alianza con los partidos liberales, alianza que identificaban como una concesión de los trabajadores a sus enemigos de clase. Ningún otro país tenía una pequeño burguesía y un campesinado tan fuerte y con la tradición revolucionaria de los narodnikis (populistas) rusos. Además el proletariado ruso, joven y concentrado en las ciudades, era comparativamente más débil que sus pares occidentales. A esto se sumaba el carácter mismo de la revolución, que Lenin definía como democrático burguesa. Todos estos elementos eran la base de la política de “bloque revolucionario” entre la clase obrera y la pequeña burguesía para instaurar una “dictadura democrática de obreros y campesino” a través de la insurrección y de una Asamblea Constituyente.

El bolchevismo se definió durante años por esta posición, contra los mencheviques que incluían en este bloque a la burguesía liberal, pero también contra aquellos que como Trotsky pensaban que la revolución rusa no era democrático-burguesa sino proletaria y socialista. Fue en el mes de abril de 1917 (frente a la resistencia de los que como Stalin llamaron inicialmente a apoyar el gobierno provisional burgués) que Lenin introdujo las palabras que generaron la revuelta de sus camaradas y que lo llevó a confluir con Trotsky: “dar pasos hacia el socialismo” en Rusia. Los bolcheviques lo atacaron por pretender “introducir” el socialismo “inmediatamente”, “prematuramente” o también “saltarse” la etapa burguesa. Lenin en sus Tesis responde que esa no es su propuesta, pero que la revolución debe avanzar decididamente en un sentido anticapitalista y que la producción y la distribución deben ponerse bajo control directo de los Soviets. Apuntaba así a la transformación de la revolución democrática en socialista, a la transición entre ambas, a hacerla ininterrumpida.

Para explicar las contradicciones entre su visión previa y la que presentaba en abril Lenin realiza varias volteretas, por ejemplo introduce el problema de la “consumación” de la revolución burguesa. Es un problema complejo pero aproximadamente esto: la revolución de febrero de 1917 había consumado la revolución democrático-burguesa de una manera particular, había derribado a la autocracia zarista y había depositado el poder en los Soviets de Diputados de Obreros y Soldados, ergo se había concretado la perspectiva del “bloque revolucionario” y de la “dictadura democrática”. Pero, como en este bloque eran los campesinos los que imponían su dirección, le habían cedido el poder “voluntariamente”, es decir, sin coerción –porque el poder armado lo tenía el Soviet– a la burguesía. La perspectiva del “bloque revolucionario” y de la “dictadura democrática” se había consumado.

De lo que se trataba entonces era fortalecer la dirección de los obreros y del ala revolucionaria, había que ganar a los campesinos pobres e imponer junto con ellos un gobierno obrero, un gobierno de los Soviet, una república soviética, pensar en el retroceso hacia una república parlamentaria era el suicidio de la revolución. Solo esta república soviética podía poner fin a la guerra, repartir la tierra a los campesinos y, último pero no menos importante, dar “pasos hacia el socialismo”. El camino se iniciaba y abril y sus Tesis son un momento clave para pensar lo que sucedió después con la emergencia de la primera experiencia de una república soviética del siglo XX.

Cecilia Feijoo
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LAS TAREAS DEL PROLETARIADO EN LA PRESENTE REVOLUCIÓN
("Tesis de abril")

V. I. Lenin


Escrito: En ruso en Petrogrado el 4 y 5 de abril de 1917.
Primera edición: En el número 26 de Pravda con la firma de "N.Lenin" el 7 de abril de 1917. Por fallos en la imprenta, dos dias después de la fecha -el 5- en que Lenin había ordenado que se publicaran las tesis. Los periódicos bolcheviques de Moscú, Járkov, Krasnoyarsk, Ufá, Bakú, Tiflis y otros sitios reprodujeron el artículo.
Fuente: Biblioteca de Textos Marxistas.
Preparado para el MIA: Por Juan Fajardo, abril de 2000.

Habiendo llegado a Petrogrado únicamente el 3 de abril [calendario juliano] por la noche, es natural que sólo en nombre propio y con las consiguientes reservas, debidas a mi insuficiente preparación, pude pronunciar en la asamblea del 4 de abril un informe acerca de las tareas del proletariado revolucionario.

Lo único que podía hacer para facilitarme la labor -y facilitársela también a los opositores de buena fe- era preparar unas tesis por escrito. Las leí y entregué el texto al camarada Tsereteli. Las leí muy despacio y por dos veces: primero en la reunión de bolcheviques y después en la de bolcheviques y mencheviques.

Publico estas tesis personales mías acompañadas únicamente de brevísimas notas explicativas, que en mi informe fueron desarrolladas con mucha mayor amplitud.

TESIS

En nuestra actitud ante la guerra, que por parte de Rusia sigue siendo indiscutiblemente una guerra imperialista, de rapiña, también bajo el nuevo gobierno de Lvov y Cía., en virtud del carácter capitalista de este gobierno, es intolerable la más pequeña concesión al "defensismo revolucionario".

El proletariado consciente sólo puede dar su asentimiento a una guerra revolucionaria, que justifique verdaderamente el defensismo revolucionario, bajo las siguientes condiciones: a) paso del poder a manos del proletariado y de los sectores más pobres del campesinado a él adheridos; b) renuncia de hecho y no de palabra, a todas las anexiones; c) ruptura completa de hecho con todos los intereses del capital.

Dada la indudable buena fe de grandes sectores de defensistas revolucionarios de filas, que admiten la guerra sólo como una necesidad y no para fines de conquista, y dado su engaño por la burguesía, es preciso aclararles su error de un modo singularmente minucioso, paciente y perseverante, explicarles la ligazón indisoluble del capital con la guerra imperialista y demostrarles que sin derrocar el capital es imposible poner fin a la guerra con una paz verdaderamente democrática y no con una paz impuesta por la violencia.

Organizar la propaganda más amplia de este punto de vista en el ejército de operaciones.

Confraternización en el frente.

La peculiaridad del momento actual en Rusia consiste en el paso de la primera etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía por carecer el proletariado del grado necesario de conciencia y de organización, a su segunda etapa, que debe poner el poder en manos del proletariado y de las capas pobres del campesinado.

Este tránsito se caracteriza, de una parte, por el máximo de legalidad (Rusia es hoy el más libre de todos los países beligerantes); de otra parte, por la ausencia de violencia contra las masas y, finalmente, por la confianza inconsciente de éstas en el gobierno de los capitalistas, los peores enemigos de la paz y del socialismo.

Esta peculiaridad exige de nosotros habilidad para adaptarnos a las condiciones especiales de la labor del partido entre masas inusitadamente amplias del proletariado que acaban de despertar a la vida política.

Ningún apoyo al Gobierno Provisional; explicar la completa falsedad de todas sus promesas, sobre todo de la renuncia a las anexiones. Desenmascarar a este gobierno, que es un gobierno de capitalistas, en vez de propugnar la inadmisible e ilusoria "exigencia" de que deje de ser imperialista.

Reconocer que, en la mayor parte de los Soviets de diputados obreros, nuestro partido está en minoría y, por el momento, en una minoría reducida, frente al bloque de todos los elementos pequeñoburgueses y oportunistas -sometidos a la influencia de la burguesía y que llevan dicha influencia al seno del proletariado-, desde los socialistas populares y los socialistas revolucionarios hasta el Comité de Organización (Chjeídze, Tsereteli, etc), Steklov, etc, etc.

Explicar a las masas que los Soviets de diputados obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario y que, por ello, mientras este gobierno se someta a la influencia de la burguesía, nuestra misión sólo puede consistir en explicar los errores de su táctica de un modo paciente, sistemático, tenaz y adaptado especialmente a las necesidades prácticas de las masas.

Mientras estemos en minoría, desarrollaremos una labor de crítica y esclarecimiento de los errores, propugnando al mismo tiempo, la necesidad de que todo el poder del Estado pase a los Soviets de diputados obreros, a fin de que, sobre la base de la experiencia, las masas corrijan sus errores.

No una república parlamentaria -volver a ella desde los Soviets de diputados obreros sería dar un paso atrás- sino una república de los Soviets de diputados obreros, braceros y campesinos en todo el país, de abajo arriba.

Supresión de la policía, del ejército y de la burocracia. (1)

La remuneración de los funcionarios, todos ellos elegibles y amovibles en cualquier momento, no deberá exceder del salario medio de un obrero calificado.

En el programa agrario, trasladar el centro de gravedad a los Soviets de diputados braceros.

Confiscación de todas las tierras de los latifundios.

Nacionalización de todas las tierras del país, de las que dispondrán los Soviets locales de diputados braceros y campesinos. Creación de Soviets especiales de diputados campesinos pobres. Hacer de cada gran finca (con una extensión de 100 a 300 deciatinas, según las condiciones locales y de otro género y a juicio de las instituciones locales) una hacienda modelo bajo el control de diputados braceros y a cuenta de la administración local.

Fusión inmediata de todos los bancos del país en un Banco Nacional único, sometido al control de los Soviets de diputados obreros.

No "implantación" del socialismo como nuestra tarea inmediata, sino pasar únicamente a la instauración inmediata del control de la producción social y de la distribución de los productos por los Soviets de diputados obreros.

Tareas del partido:

Celebración inmediata de un congreso del partido;
Modificación del programa del partido, principalmente:     sobre el imperialismo y la guerra imperialista, sobre la posición ante el Estado y nuestra reivindicación de un "Estado-Comuna" (2)
Reforma del programa mínimo, ya anticuado;
Cambio de denominación del partido (3)
Renovación de la Internacional.
Iniciativa de constituir una Internacional revolucionaria, una Internacional contra los socialchovinistas y contra el "centro". (4)

Para que el lector comprenda por qué hube de resaltar de manera especial, como rara excepción, el "caso" de opositores de buena fe, le invito a comparar estas tesis con la siguiente objeción del señor Goldenberg: Lenin -dice- "ha enarbolado la bandera de la guerra civil en el seno de la democracia revolucionaria". (Citado en el periódico Edinstvo, del señor Pléjanov, núm.5)

Una perla, ¿verdad?

Escribo, leo y machaco: "Dada la indudable buena fe de grandes sectores de defensistas revolucionarios de filas..., dado su engaño por la burguesía, es preciso aclararles su error de un modo singularmente minucioso, paciente y perseverante..."

Y esos señores de la burguesía, que se llaman socialdemócratas, que no pertenecen ni a los grandes sectores ni a los defensistas revolucionarios de filas, tienen la osadía de reproducir sin escrúpulos mis opiniones, interpretándolas así: "ha enarbolado (!) la bandera (!) de la guerra civil" (¡ni en las tesis ni en el informe se habla de ella para nada!) "en el seno (!!) de la democracia revolucionaria..."

¿Qué significa eso? ¿En qué se distingue de una incitación al pogromo?, ¿en qué se diferencia de Rússkaya Volia?

Escribo, leo y machaco: "Los Soviets de diputados obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario y, por ello, nuestra misión sólo puede consistir en explicar los errores de su táctica de un modo paciente, sistemático, tenaz y adaptado especialmente a las necesidades prácticas de las masas..."

Pero cierta clase de opositores exponen mis puntos de vista ¡¡como un llamamiento a la "guerra civil en el seno de la democracia revolucionaria"!!

He atacado al Gobierno Provisional por no señalar un plazo, ni próximo ni remoto, para la convocatoria de la Asamblea Constituyente y limitarse a simples promesas. Y he demostrado que sin los Soviets de diputados obreros y soldados no está garantizada la convocatoria de la Asamblea Constituyente ni es posible su éxito.

¡¡¡Y se me imputa que soy contrario a la convocatoria inmediata de la Asamblea Constituyente!!!

Calificaría todo eso de expresiones "delirantes" si decenas de años de lucha política no me hubiesen enseñado a considerar una rara excepción la buena fe de los opositores.

En su periódico, el señor Pléjanov ha calificado mi discurso de "delirante". ¡Muy bien, señor Pléjanov! Pero fíjese cuán torpón, inhábil y poco perspicaz es usted en su polémica. Si me pasé dos horas delirando, ¿por qué aguantaron cientos de oyentes ese "delirio"? ¿Y para qué dedica su periódico toda una columna a reseñar un "delirio"? Mal liga eso, señor Pléjanov, muy mal.

Es mucho más fácil, naturalmente, gritar, insultar y vociferar que intentar exponer, explicar y recordar cómo enjuiciaban Marx y Engels en 1871, 1872 y 1875 las experiencias de la Comuna de París y qué decían acerca del tipo de Estado que necesita el proletariado.

Por lo visto, el ex marxista señor Pléjanov no desea recordar el marxismo.

He citado las palabras de Rosa Luxemburgo, que el 4 de agosto de 1914 denominó a la socialdemocracia alemana "cadáver maloliente". Y los señores Pléjanov, Goldenberg y Cía. se sienten "ofendidos"... ¿en nombre de quién? ¡En nombre de los chovinistas alemanes, calificados de chovinistas!

Los pobres socialchovinistas rusos, socialistas de palabra y chovinistas de hecho, se han armado un lío.

N. Lenin

1. Nota 1 de Lenin: Es decir, sustitución del ejército permanente con el armamento general del pueblo.
2. Nota de Lenin: Es decir, de un Estado cuyo prototipo dio la Comuna de Paris.
3. Nota de Lenin: En lugar de "socialdemocracia", cuyos líderes oficiales han traicionado al socialismo en el mundo entero, pasándose a la burguesía (lo mismo los "defensistas" que los vacilantes "kautskianos"), debemos denominarnos Partido Comunista.
4. Nota Lenin: En la socialdemocracia internacional se llama "centro" a la tendencia que vacila entre los chovinistas (o "defensistas") y los internacionalistas, es decir: Kautsky y Cía. en Alemania, Longuet y Cía. en Francia, Chjeídze y Cía. en Rusia, Turati y Cía. en Italia, McDonald y Cía. en Inglaterra, etc.


Colectivo Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Abril 16 de 2017

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