“El ABC del bombardeo
estadounidense en Siria”
Durante la noche de ayer (jueves
6) 59 misiles estadounidenses bombardearon una base siria como respuesta a un
supuesto ataque con armas químicas que habría impulsado el gobierno de al
Assad. A continuación explicamos los intereses en juego, la correlación de
fuerzas y las proyecciones del conflicto
Por Martín Espinoza
Fiel con la
histórica línea de defender sus intereses geoestratégicos a lo largo y ancho
del mundo, ayer por la noche (jueves 6) Estados Unidos lanzó desde el mar
Mediterráneo 59 misiles sobre una base aérea en territorio sirio.
Contexto
El
país gobernado por Donald Trump asegura –sin pruebas contundentes- que el
gobierno sirio, con Bashar al Assad a la cabeza, habría realizado un bombardeo
el pasado 4 de abril con gas sarín o cloro sobre la ciudad de Khan Sheykhun,
provocando la muerte de decenas de civiles.
Pablo
Jofré, analista internacional y master en relaciones internacionales, sostiene
que “la motivación de Estados Unidos es mantener una hegemonía que ha ido
perdiendo en la zona a manos del eje de la resistencia, Irán, Irak, Siria,
Rusia… Había que mostrar algo de fortaleza, pero había que encontrar el momento
adecuado. Había que buscar un pretexto. El supuesto ataque de armas químicas
fue la excusa perfecta para que la comunidad internacional salga a rasgar
vestiduras”.
El
gobierno de Bashar al Assad, vigente desde el año 2000, ha tenido que enfrentar
una fuerte resistencia desde 2011. La situación económica del país, sumado al
desempleo, corrupción y represión serían los principales motivos que esboza la
oposición para combatir al mandatario vigente. En el marco de la Primavera
Árabe –periodo entre 2010 y 2013 en el que países de origen árabe vivieron un
despertar de manifestaciones reclamando más democracia y derechos sociales-, el
levantamiento de parte de la población siria generó un conflicto civil que ha
cobrado centenares de miles de muertes.
Hay
quienes afirman que lo de Siria es una guerra civil. No obstante, también hay
quienes sostienen que el conflicto enfrenta a fuerzas sirias en favor de su
Estado contra fuerzas internacionales que insisten en dar de baja al actual
régimen.
A
los grupos rebeldes que buscan dar de baja al gobierno se le suman, además,
grupos de kurdos, fuerzas islamistas y yihadistas del Estado Islámico. Esto,
sin considerar al enorme respaldo internacional que ha sentido la oposición.
Aliados y
enemigos
Después
de varias victorias rebeldes al hilo en 2015, en septiembre de ese año Vladimir
Putin ordenó el despliegue de fuerzas militares rusas en territorio sirio para
garantizar la supervivencia del gobierno. Así, Rusia se convirtió en el
principal aliado defensor de al Assad y en un interlocutor para entablar
conversaciones de paz.
Asimismo,
Irán es el otro gran aliado de Siria. No existe certeza sobre en qué consiste
la colaboración, pero se sostiene que el gobierno de Teherán ha apoyado
financiera y militarmente a las tropas sirias para combatir las fuerzas
rebeldes. “Definitivamente habrá consecuencias peligrosas para la región. Y
estas consecuencias y sus complicaciones no quedarán restringidas a Siria.
Involucrarán a toda la región” afirmó en 2013 el portavoz de la cancillería
iraní ante la posibilidad de que Estados Unidos inicie una ofensiva contra
Siria.
La
internacionalización de la economía iraní sería uno de los grandes objetivos de
la intervención estadounidense en Siria. Arabia Saudita, uno de los aliados más
importantes de EE.UU. en la zona, se ha visto amenazado por la competencia
iraní durante el periodo de Obama y Trump busca enmendar ese rumbo. Así lo
sostiene Rodrigo Karmy, académico del Centro de Estudios Árabes de la
Universidad de Chile: “El objetivo geopolítico fundamental es Irán. EE.UU.
pretende aislar, desbancar y atomizar a Irán. La motivación concreta de la
geopolítica trumpista se distingue de la de Obama porque el objetivo de Trump
es destruir a Irán. Destruir su carácter de potencia regional que puede
interpelar a los intereses israelíes en la región y también que puede
convertirse en una competencia importante en términos petroleros con Arabia
Saudita. Nada de eso tiene que ver con la famosa guerra contra el terrorismo.
Acá lo que se está jugando es una lucha por la apropiación de flujo de
capital”.
Por
otro lado se posicionan las grandes potencias occidentales. Es de conocimiento
público el interés de Estados Unidos por derrocar el gobierno de al Assad. El
imperio norteamericano mantiene su interés por fortalecer la posición de Israel
y las monarquías conservadoras de la región como Arabia Saudita, Qatar, Kuwait
y Bahrein. El control del mar Mediterráneo y evitar la expansión de la
influencia china y rusa también serían causas que motiven la intervención de
EE.UU. en la zona.
Eugenio
Chahuán, académico del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile, no
cree que el acontecimiento sea posible explicárselo como un hecho aislado: “La
acción de EEUU habría que tener claridad si corresponde a un hecho puntual
motivado por el bombardeo con gases tóxicos u obedece a una estrategia de largo
aliento. Estados Unidos tiene muchos intereses en la zona, eso es lo que habría
que pensar antes de planteárselo como una rabieta. EEUU tiene más de 8 mil
soldados en Siria, actúa a través de los saudíes, de Israel y de Turquía. Eso
intensifica la acción de EEUU en el área. Con el apoyo de la OTAN, de Gran
Bretaña, tiene el aval de todos sus aliados, no creo que sea la rabieta de un
Presidente”.
Según
algunos analistas, el derrocamiento de al Assad sería solo una excusa de la
comunidad internacional para aumentar su hegemonía regional. Pablo Jofré
destaca esa línea: “Esta no es una guerra civil, es una guerra de agresión
donde actúan fuerzas extranjeras. El ejército rebelde está conformado por
jordanos, saudíes, chechenos, yemenís, libios, pero son ejércitos mercenarios,
terroristas extranjeros. Lo que hay ahí es una guerra de defensa de la
soberanía. Y no es el gobierno sirio, es la sociedad civil siria la que está
defendiendo. Lo de al Assad es una excusa. Lo que quieren ellos es poner un
opositor sirio que ha vivido en Europa los últimos años. Al Assad es un
gobernante electo democráticamente bajo las condiciones de democracia que se
dan en esos países. Estados Unidos quiere exportar su modelo democrático a todo
el mundo, y eso no puede ser así”.
Proyecciones
¿Podrá
el ataque estadounidense tener como consecuencia un enfrentamiento más directo
entre fuerzas rusas y norteamericanas?
Rusia
ha rechazado enérgicamente el bombardeo, pero se ve compleja una
intensificación en la confrontación entre ambas potencias. Rodrigo Karmy cree
que detrás de los ataques pueden haber intenciones más oscuras: “El ataque de
EEUU fue tan torpe como el supuesto ataque de armas químicas del régimen sirio
contra su población. Uno podría pensar que lo que está de fondo es un boicot a
que el conflicto termine. Lo más probable es que EE.UU. no quiera que finalice.
Nadie quiere que termine el conflicto porque eso significaría menos flujo de
capital hacia ciertos sectores. Al régimen de al Assad le ha convenido porque
necesitaba un enemigo para legitimar su poder. Le convenía a Rusia para
legitimar la consolidación de su influencia a nivel regional y le convenía a
Estados Unidos porque le permite seguir dominando a través de intermediarios
como Israel, Arabia Saudita y Turquía”.
Los
intereses que han posicionado a Rusia como protagonista del conflicto permite
afirmar que la potencia euroasiática difícilmente abandone la zona. El interés
militar que supone el acceso al Mediterráneo sería una de las razones. Otro es
el objetivo de que en Siria no asuma un gobierno islamista. En ese caso
Chechenia, zona con tendencia independentista en territorio ruso, podría ver en
Siria un ejemplo para levantar una reivindicación de esa índole. Finalmente, el
intercambio comercial de rusos y sirios es demasiado potente como para dejar al
país oriental a su suerte.
El
régimen sirio estaba consolidando una posición favorable con la que hace tiempo
no contaba. Ante dichos avances, EE.UU. y sus aliados vieron la pérdida de
terreno como una amenaza y eso habría explicado, en parte, la intención del
bombardeo. El conflicto aún está lleno de incertidumbres. El común denominador
entre los analistas es que las proyecciones que adquiera el conflicto de ahora
en adelante son inciertas. Los próximos 15 días podrían ser clave para ver si
Rusia fortalecerá las defensas antiaéreas de Siria o para esclarecer la
posibilidad de que países opositores a al Assad impulsarán con mayor ímpetu su
intervención en el país para desestabilizar al régimen. Por mientras, las dudas
son las que ganan terreno.
No hay comentarios :
Publicar un comentario