Ernesto Che
Guevara
“Diarios de
motocicleta
Notas de un viaje por
América Latina”
Prólogo de Aleida Guevara
March; introducción de Cintio Vitíer
“Ese vagar sin rumbo por nuestra ‘Mayúscula
América’ me ha cambiado más de lo que creí”
Ernesto Guevara de la Serna
Cuando leí por
primera vez estas notas no tenían formato de libro ni sabía quién las había escrito.
Yo era mucho más joven y de inmediato me
identifiqué con la persona que había narrado con tanta espontaneidad sus
aventuras. Claro que al ir leyendo tuve una idea de quien era este personaje y
me sentí muy feliz de ser su hija.
No
pretendo contarles nada de lo que deben descubrir en esta lectura, pero sin dudas
cuando terminen querrán volver a disfrutar de algunos pasajes, por la belleza
que describen o por lo intenso de los sentimientos que desprenden.
Hubo
momentos en que -literalmente hablando- despojé a Granado de su lugar en la moto
y me apreté con fuerza a la espalda de papi, viajé junto a él por montañas y lagos;
reconozco que lo dejé solo en algunas ocasiones, sobre todo cuando es capaz de describir
tan gráficamente cosas que hace, que yo no contaría nunca, pero que al hacerlo
demuestra una vez más hasta qué punto puede ser un hombre honesto y poco
convencional.
Si
tengo que ser sincera, debo decir que al leer me fui enamorando del muchacho
que mi padre había sido. No sé si compartirán conmigo esas sensaciones, pero a
lo largo de la lectura voy conociendo mejor al joven Ernesto, el que parte de
la Argentina con deseos de aventuras y sueños de hazañas personales y que al ir
descubriendo la realidad de nuestro continente va madurando como ser humano y
se va desarrollando como ser social.
Poco
a poco percibimos como van cambiando los sueños y las ambiciones; va captando
el dolor y las preocupaciones de otros muchos y permite que todo esto comience
a entrar dentro de él.
El
joven que al inicio nos hace sonreír con sus disparates y locuras, nos va
sensibilizando al narrar el complejo mundo del indígena latinoamericano, la pobreza
en que viven, la explotación a que son sometidos. A pesar de todo, no abandona el
humor que llevó siempre consigo, pero aquí es diferente, es más sutil, más
fino.
Mi
padre, "ese, el que fue", nos muestra la América Latina que pocos conocemos,
describe los paisajes con palabras que colorean la imagen que llega a nuestros sentidos,
vamos viendo las cosas que han quedado en su retina.
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