Enfrentamiento Trabajadores-Pacos en Antofagasta, julio 2012 |
“1º de Mayo 2017. ¡Lo queremos todo! Toda la riqueza es de la clase obrera”
No sólo
es necesario quitar de en medio a esa ínfima minoría que nos divide, nos
enfrenta, nos explota, y nos humilla. También es posible
Por J. Estrada Cruz
En Kaos en la Red –public. 28/4/17
Una mafia
internacional, disfrazada de demócrata, tienen a la humanidad sometida a
vivir agobiada de problemas e insuficiencias, en un mundo desbordado de riqueza
y de avances científicos y técnicos. Avances, con los que se podría lograr aún
más riqueza, siempre entendiendo la riqueza, en un sentido de calidad, de
respeto y de cuidado de la naturaleza.
Ya
en el siglo 19, l@s mejores, las personas más conscientes (ANARQUISTAS Y
COMUNISTAS), denunciaban el egoísmo de una clase de la humanidad que explotaba
a otros seres humanos sobre la base de un afán competitivo y por ello,
destructivo de puestos de trabajo.
Al
día de hoy, sólo 10 millones de individu@s (o sea, el 0,014% de la población
mundial) acumula nada más y nada menos que entre el 85 y el 90% de la
riqueza total del planeta (según organizaciones como Oxfam International). Es
decir, 7.400 millones de personas que somos la humanidad, menos esos 10
millones, sólo poseemos entre tod@s el 10 o el 15% de toda la riqueza y a más
desigualmente.
¿Cómo
es posible que esta ridícula minoría se haya apropiado de casi la totalidad de
la riqueza mundial y domine, someta y humille a la inmensa mayoría?
Tiene
su explicación, no siendo fácil hacerlo de forma breve. No obstante hemos de
decir, que esta acumulación en tan reducida cantidad de personas ya fue
teorizada por Marx y Engels en la segunda mitad del siglo XIX. De modo que
existen muchos libros donde se muestran multitud de explicaciones.
Por
tanto, no es cuestión de tratar de darlas desde esta página o de cualquier
otra, una vez más, sino desde cada un@ de nosotr@s; principalmente desde la juventud.
Pues, tiene delante de sus narices un presente que le está planteando enormes
dificultades y peor aún, un futuro por delante terrorífico al que le va
arrojando este sistema, enfermo de contradicciones y de aberraciones. Y es que,
quienes lo controlan y dirigen, son grupos de gente sin sentimientos
humanitarios, avaros de posesión y poder.
Por
eso, cuando más medios (y por ello posibilidades) tenemos de poder vivir
mucho mejor cada día que pasa, resulta que nos están obligando a vivir con más
problemas, con más dificultades y con más peligros medioambientales y de
conflicto nuclear.
El
desempleo en el capitalismo ya es perenne; el trabajo que se genera es mayormente
precario; los salarios en sintonía (no se llega a fin de mes) y se sigue
desahuciando a familias de sus viviendas. Así mismo, las pensiones actuales han
perdido un alto poder adquisitivo y con este sistema no habrá futuras pensiones
porque no se podrá llegar a poder cotizar ni el tiempo ni la cantidad económica
que han impuesto. Por otra parte, nos están quitando también los servicios
sociales públicos más esenciales, como son la sanidad, la enseñanza, las ayudas
a la dependencia y otros.
De
modo que, no sólo es necesario quitar de en medio a esa ínfima minoría que nos
divide, nos enfrenta, nos explota y nos humilla. También es posible. Se
trata de tomar conciencia del despropósito aberrante y de la necesidad de
organizarse y luchar. Y, por el contrario del extremo de mentiras y de
injusticias en él que nos sitúan los minoritarios dictadores, debemos de plantear
verdades, exigiendo que lo queremos todo, porque todo lo producido es nuestro;
es del conjunto de l@s trabajador@s.
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