“Desde la cárcel de Hadarim: Por qué los presos palestinos estamos en huelga de hambre en las cárceles de Israel”
El
pasado lunes 17 de abril dio comienzo una huelga masiva de 1.500 presos palestinos
en seis cárceles israelíes para denunciar sus condiciones de encarcelamiento y
exigir derechos básicos como presos políticos. En solidaridad con ellos, ha
habido manifestaciones en Ramallah, Hebrón y Nablus. Rami Hamdallah, primer
ministro de la Autoridad Palestina ha hecho público un comunicado en el que,
tras recordar el Día del Prisionero Palestino, llama a “todo el pueblo
palestino y las instituciones internacionales a mostrar su solidaridad para
hacer llegar el mensaje de los presos palestinos a todo el mundo”
Actualmente
hay más de 6.500 presos palestinos en las cárceles israelíes y 1 de cada 5
palestino ha pasado por ellas según la ONG de Jerusalén Addameer, que defiende
sus derechos. Entre las reivindicaciones de los presos se cuentan el acceso a
un teléfono público en las cárceles para poder comunicarse con sus familiares,
visitas familiares cada 2 meses, acceso a las visitas de los parientes de
segundo grado, la mejora de la asistencia médica y que esta sea de acceso
gratuito.
Desde 1967, 50 presos palestinos han muerto a causa
de negligencias médicas en las cárceles israelíes. En algunos casos, los presos
son mantenidos en cárceles secretas, aislados y sin que puedan defenderse ante
los tribunales militares israelíes.
El traslado de los presos detenidos en los Territorios Ocupados a Israel es una violación de la Cuarta Convención de Ginebra y así ha sido condenado por Amnistía Internacional.
El traslado de los presos detenidos en los Territorios Ocupados a Israel es una violación de la Cuarta Convención de Ginebra y así ha sido condenado por Amnistía Internacional.
Ya en 2014, 800 presos palestinos llevaron a cabo
una huelga de hambre contra las detenciones administrativas que se prolongó
durante 63 días hasta que las autoridades israelíes aceptaron negociar sus
reivindicaciones. Ahora han nombrado a su portavoz al principal dirigente
palestino encarcelado, Marwan Barghouti, miembro de la dirección de Fatah y
diputado del parlamento palestino, que fue uno de los principales organizadores
de la primera Intifada. Detenido y acusado de cinco asesinatos, no reconoció al
tribunal militar israelí que lo juzgaba.
Hasta el momento, las autoridades israelíes se han
negado a negociar con los huelguistas, los han aislado e impiden la difusión de
noticias sobre su situación en las cárceles. Reproducimos un texto remitido por
Marwan Barghouti al New
York Times desde su celda el día del
comienzo de la huelga de hambre y la extraordinaria defensa de la huelga de
Gideon Levy. SP
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Después de pasar los
últimos 15 años en una cárcel israelí, he sido tanto testigo como víctima del
sistema ilegal de arrestos arbitrarios en masa y del maltrato a presos
palestinos por parte del gobierno de Israel. Cuando ya no quedaban más
opciones, decidí que el único camino era resistir estos abusos por medio de una
huelga de hambre.
El detenido dirigente de Fatah Marwan Barghouti |
Décadas
de experiencia han demostrado que el inhumano sistema de ocupación colonial y
militar de Israel tiene como objetivo destruir la voluntad de los presos y de
la nación a la que pertenecen, infligiendo sufrimiento a sus cuerpos,
separándolos de sus familias y comunidades, utilizando medidas degradantes para
forzar su subyugación. A pesar de este tipo de trato, no nos rendiremos.
Israel,
la potencia invasora, ha violado las leyes internacionales de varias maneras
durante casi 70 años pero sigue gozando de impunidad por sus acciones. Ha
cometido violaciones graves contra los Convenios de Ginebra en contra del
pueblo palestino; los presos —hombres, mujeres y niños— no son la excepción.
Tenía
apenas 15 años cuando caí preso por primera vez. Con solo 18 años un israelí me
obligó a separar las piernas para golpearme en los genitales mientras estaba
desnudo en una sala de interrogación. Me desmayé del dolor, y por esa caída
llevaré para siempre una cicatriz en la frente. Después, el israelí se burló de
mí y me dijo que nunca procrearía porque la gente como yo solo engendra
terroristas y asesinos.
Unos
años después volví a estar preso en una cárcel israelí y, mientras dirigía una
huelga de hambre, nació mi primogénito. En lugar de los dulces que solemos
distribuir para celebrar ese tipo de noticias, repartí sal entre los otros
presos. Cuando tenía apenas 18 años, mi hijo también fue arrestado y pasó
cuatro años en las cárceles israelíes.
Ahora
el mayor de mis cuatro hijos es un hombre de 31 años. Sin embargo, yo sigo
aquí, prosiguiendo esta lucha por la libertad junto con miles de presos,
millones de palestinos y el apoyo de muchas personas alrededor del mundo.
¿Tanta es la arrogancia del invasor y opresor, y de los que lo respaldan, que
hacen oídos sordos ante esta simple verdad? Nuestras cadenas se romperán antes
que nosotros, porque la naturaleza humana presta atención al llamado de la libertad
sin importar el coste.
El
gobierno ha construido casi todas sus cárceles dentro de Israel en lugar de en
los Territorios Ocupados. Así, ha encarcelado ilegal y violentamente a civiles
palestinos, y esta situación se utiliza para restringir las visitas familiares
e infligir sufrimiento a los presos por medio de largos trayectos en
condiciones atroces.
Convirtieron
los derechos básicos que deberían garantizar las leyes internacionales en
privilegios que sus servicios carcelarios deciden otorgarnos o quitarnos,
incluidos algunos que se han ganado dolorosamente por medio de huelgas de
hambre.
Los
presos y detenidos palestinos han sufrido torturas, tratos inhumanos y
degradantes y negligencia médica. Algunos fueron asesinados mientras se
encontraban detenidos. Según los últimos datos de la Asociación de Presos
Palestinos, desde 1967 han muerto cerca de 200 prisioneros por este tipo de
acciones. Los palestinos y sus familias siguen siendo el blanco principal de la
política israelí de imposición de castigos colectivos.
Con
nuestra huelga de hambre, buscamos terminar con estos abusos. Según el grupo de
derechos humanos Addameer, en las últimas cinco décadas, Israel ha encarcelado
o detenido a más de 800.000 palestinos, el equivalente al 40 por ciento de la
población masculina de los territorios de Palestina. En la actualidad, casi
6.500 siguen en prisión, entre los cuales hay algunos que cuentan con la
funesta distinción de contar con los récords mundiales de años de
encarcelamiento como presos políticos. Difícilmente hay una familia en
Palestina que no haya tenido que vivir el sufrimiento que provoca el
encarcelamiento de uno o varios de sus miembros.
¿Cómo
se explica esta increíble situación? Israel ha establecido un régimen legal
dual, una forma de apartheid judicial que otorga impunidad virtual a los
israelíes que cometen crímenes contra de palestinos, mientras que criminaliza
la presencia y resistencia palestina. Los tribunales de Israel son una farsa de
justicia, instrumentos evidentes de la ocupación militar y colonial. Según el
Departamento de Estado de EE.UU., la tasa de condenas para los palestinos
juzgados en tribunales militares es de casi el 90 por ciento.
Entre
los cientos de miles de palestinos que Israel mantiene cautivos se encuentran
niños, mujeres, parlamentarios, activistas, periodistas, defensores de los
derechos humanos, académicos, figuras políticas, militantes, transeúntes y
familiares de prisioneros. Y todo con un solo objetivo: sepultar las
aspiraciones legítimas de toda una nación.
Sin
embargo, en vez de que eso suceda, las cárceles israelíes se han convertido en
la cuna de un movimiento permanente a favor de la autodeterminación palestina.
Esta huelga de hambre demostrará una vez más que el movimiento de los presos es
la brújula que guía nuestra lucha, la lucha por la Libertad y la Dignidad, el
nombre que hemos escogido para este nuevo paso en nuestro largo camino hacia la
libertad.
Israel
ha intentado etiquetarnos como terroristas para legitimar sus violaciones,
entre las que hay arrestos arbitrarios en masa, torturas, medidas punitivas y
restricciones severas. Como parte de la estrategia de Israel para socavar la
lucha palestina por la libertad, un tribunal me sentenció a cinco cadenas
perpetuas y 40 años de cárcel en un juicio político y mediático que denunciaron
los observadores internacionales.
Israel
no es la primera potencia colonial o invasora que recurre a ese tipo de
medidas. Cada movimiento de liberación nacional de la historia enfrentó
prácticas similares. Por este motivo hay tanta gente que ha luchado a nuestro
lado en contra de la opresión, el colonialismo y el apartheid. En 2013, desde
la celda donde estuvo preso Nelson Mandela en Robben Island, uno de los
patriarcas de la lucha contra el antiapartheid en Sudáfrica, Ahmed
Kathrada, y mi esposa, Fadwa, inauguraron la campaña internacional por la liberación de Marwan Barghouti y los presospolíticos palestinos, que ha recogido el apoyo de ocho ganadores del Premio
Nobel de la Paz, 120 gobiernos y cientos de líderes, parlamentarios, artistas y
académicos en todo el mundo.
Su
solidaridad expone el fracaso político y moral de Israel. Un opresor no concede
derechos. La libertad y la dignidad son derechos universales inherentes a los
seres humanos, y los deben disfrutar cada nación y todos y cada uno de los
seres humanos. Los palestinos no serán la excepción. Solo con el fin de la
ocupación se terminará esta injusticia y nacerá la paz.
La protesta social más
justificada hoy en Israel
Gideon Levy
La
protesta social más justificada que pueda existir no le preocupa a nadie. Se ha
lanzado una campaña despreciable de incitación contra ella, orquestada por el
gobierno con la cooperación instintiva de los medios de comunicación a su
servicio. La protesta social más justificada en Israel es presentada como un
peligro y amenaza para su seguridad.
La
protesta social más justificada, valiente y seria en Israel hoy en día es la huelga
de hambre de cientos de prisioneros palestinos, que dura ya una larga semana
este domingo. Las personas con conciencia deberían unirse a la huelga, o al
menos protestar en su apoyo. En cambio, los jóvenes de la Unión Nacional,
encienden barbacoas frente a las ventanas de la prisión de Ofer para atormentar
a los hambrientos huelguistas.
Es
un comportamiento despreciable en los márgenes sádicos de la derecha. Nadie
protestó contra semejante espectáculo degradante.
La
protesta social más justificada en Israel no es presentada como tal en
absoluto. Por el contrario, todos los participantes son calificados de asesinos
abominables. ¿Son todos los presos judíos asesinos “abominables”, también? Pero
el discurso público en Israel abomina de dudas morales cuando se trata de
palestinos. Y los presos políticos son presentados como asesinos y nadie habla
de los objetivos de su lucha, que es deslegitimada sin contemplaciones por la
trituradora de los analistas militares, al dictado del servicio de seguridad
Shin Bet.
Fíjese
en las explicaciones que fuerzan en nuestras gargantas: se trata de una lucha
interna palestina en beneficio de Marwan Barghouti. Es Barghouti contra el
presidente palestino, Mahmoud Abbas – toda la cháchara propagandística del establishment
de seguridad, destinada a ocultar los objetivos de la huelga. ¿Y nadie se
pregunta si es posible que el objetivo de una huelga de hambre de más de mil
personas, con todo el sufrimiento implicado, sea avanzar la carrera de un preso
que cumple cuatro sentencias de cárcel a perpetuidad? ¿Alguien puede tomárselo
en serio? ¿Alguien sabe siquiera lo que significa una huelga de hambre? ¿No hay
ninguna posibilidad de que estas personas valientes, que están dispuestos a
sacrificar su bienestar e incluso sus vidas, lo hagan por causas justas?
Sus
causas son incomparablemente justas. No hay ni siquiera una reivindicación que
sea extremista. No quieren más que un trato humano. Quieren teléfonos públicos,
como tienen los criminales judíos de la peor calaña, y ampliar el horario de
visitas de sus familias. Quieren poder ser fotografiados de vez en cuando con
sus seres queridos y recibir atención médica adecuada. Los que van a tener que
pasar la mayor parte de su vida en la cárcel quieren poder estudiar. Y, por
supuesto, quieren que se ponga fin a la detención administrativa. En pocas
palabras, quieren un poco más de justicia. Estas son reivindicaciones sociales,
no políticas.
Lean
la historia de las huelgas de hambre. Casi todas ellas han sido justas y
admirables. Comenzando con las huelgas de hambre de los esclavos negros en los
barcos británicos en el siglo XVIII, pasando por la gran huelga de hambre de
los presos del IRA en Irlanda y la huelga de hambre de los estudiantes chinos
en Tiananmen. Mahatma Gandhi, Andrei Sakharov, Abie Nathan. Son modelos a
seguir. Y ahora Marwan Barghouti, que según dice el periódico Yedioth
Ahronoth incita a la gente. ¿Pero los incita para qué? ¿Para recibir libros
en la cárcel? ¿Para que instalen un teléfono público?
Hay
asesinos entre ellos - la minoría, por cierto - y también tienen derechos.
Algunos están en la cárcel por su actividad política. Algunos no han sido
juzgados. Unos pocos han sido detenidos recientemente por sus supuestas
intenciones. Y todos ellos son parte de una lucha nacional por la libertad. Lo
que debería ser admirable, incluso para los israelíes. Han sido condenados a
duras penas, carentes de toda proporcionalidad y, por supuesto, sin un juicio
justo. Las condiciones de su encarcelamiento también son una muestra vergonzosa
de apartheid si se compara con las de los prisioneros judíos.
Ahora
están luchando por sus derechos básicos. Su lucha merece apoyo. Hay que
oponerse a la campaña de incitación contra ellos. Los objetivos de su huelga
están mucho más justificados que la campaña de incitación del ministro de
Seguridad Pública Gilad Erdan y son más morales que la demagogia del dirigente
de Yesh Atid, Yair Lapid.
Marwan Barghouti,
miembro de la dirección de Fatah y diputado del parlamento palestino, fue uno
de los principales organizadores de la primera Intifada. Detenido y acusado de
cinco asesinatos, no reconoció al tribunal militar israelí que lo juzgaba.
Gideon Levy, corresponsal
del diario israelí Haaretz.
Fuente:
https://www.nytimes.com/es/,
18 de abril 2017
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Colectivo
Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Abril 28 de 2017
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