La inversión de empresas chilenas en el
exterior, en el período 1990-2014, alcanzó los 99.959 millones de dólares,
distribuida en más de 60 países y con Brasil como su principal destino, informó[2] este
martes 5 la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales
(Direcon).
“Durante
el período comprendido entre los años 1990 y 2014 el stock de inversión chilena
directa materializada en el exterior alcanzó la suma de US$ 99.959 millones,
distribuidos en más de 60 países de América, de Europa, Asia, Oceanía y
África”, dijo un comunicado oficial de la Direcon.
De
acuerdo al estudio, hay unas 1.200 empresas del país que se encuentran
ejecutando más de 3.000 proyectos en el exterior. Son 10 los países que concentran
un 93,7% de las inversiones: Brasil, Argentina, Colombia, Perú, Estados Unidos,
Uruguay, Canadá, México, Bélgica y Panamá.
Brasil
es el destino preferido por los empresarios, con un stock acumulado de US$ 26.189
millones, equivalente a un 26,2% del total de inversiones.
Como
es la tónica en los marcos de la actual etapa de transición imperialista, la
mayor parte de las inversiones chilenas se destinan al sector servicios, con un
45,6% del total; seguida por la industria manufacturera, con un 26,3%.
Durante
el año pasado, las inversiones directas de nuestros orgullosos capitales
monopólicos en el exterior se deterioraron bastante, alcanzando los US$ 2.862
millones, un 85% por debajo del año previo (US$ 18.627 millones). Claro que
ello se explica por la ralentización del crecimiento a través de todo el sistema
capitalista mundial, producto de la relativamente menor demanda China y de
algunas otras economías BRICS.
Como
principal destino de las inversiones el año pasado se erigió Perú, alcanzando
durante el 2014 un monto acumulado de US$ 1.385 millones; es decir, con un 48%
del total.
La
Direcon no encuentra mejor explicación para la hemorragia de activos hacia el
exterior que “el limitado tamaño del mercado local, así como su estrecha
especialización y limitada diversificación.” Pero, ¡oh cosa curiosa!, ese era
el mismo argumento de hace 4 décadas para finiquitar el famoso modelo de
industrialización por sustitución de importaciones (ISI) que se iniciara mucho
más atrás, por allá por los años “30 del siglo XX. En suma, la agencia estatal
y el gran capital nos están diciendo que no ha existido un significativo desarrollo
o transformación en términos de las bases y orientación estratégica del aparato
económico nacional; sólo se ha monopolizado a grados extremos y ha ampliado, en
términos relativos, el sector terciario.
Con
todo, resaltan dos hechos a partir de este estudio de las inversiones en el
exterior de nuestros aventureros empresarios: 1.- Lo de la funesta ‘crisis económica’,
es sólo un cuento para evitar los efectos de cualquier reformita tributaria y
acceder a la entrega de un pedacito de su gran torta, además de servir de
argumento para mantener contenidos los actuales miserables salarios. 2.- Si
durante mucho tiempo, al menos desde el Golpe militar, es el capital
monopólico-financiero el que campea por estas tierras y comprobamos que no
existen muchas variaciones en el desempeño del aparato económico, el culpable
del “limitado tamaño del mercado local, así como su estrecha especialización y
limitada diversificación” no es otro que ese mismo capital, sumiso y fervientemente
adscrito, de manera dependiente, al capital financiero transnacional.
¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!
Colectivo Acción Directa –Chile
Mayo 7 de 2015
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