Lo
más notable de las elecciones locales: repliegue del Partido Popular, que
perdió casi 2,5 millones de votos en relación con los comicios del 2011 y
ascenso de la izquierda formal en grandes ciudades. Con todo, sigue en pie el
bipartidismo PP-Partido Socialista Español
Hace cuatro años, Mariano Rajoy se abrazaba a los líderes de
su partido, el franquista Partido Popular (PP) en el balcón de Génova[1] y luciendo muy
seguro de sí gritó a toda España: “No se van a arrepentir nunca”. Nunca un
partido político en el país conseguía tanto poder territorial en unas
elecciones autonómicas y municipales.
Pues
bien, esa España ha vuelto a hablar este domingo, tras años soportando una
durísima crisis económica y las recetas implantadas por el PP con su férrea
tijera. ¿Y qué ha dicho? Los populares han perdido todas las mayorías absolutas
de las que gozaban en las autonomías y perdieron casi 2,5 millones de votos en las municipales
respecto a 2011. Eso sí, ha vuelto a ser la fuerza más votada.
El PP ha
conseguido en estas elecciones locales poco más del 27% de papeletas (con el
99,5% escrutado), lo que supone diez puntos menos que en las elecciones de 2011
(37,53%) y le retrotrae a niveles de 1991. Por detrás aparece el PSOE,
que se ha quedado a dos puntos, con un 25%. Son dos puntos menos que hace
cuatro años y, además, es el peor resultado de la historia de los socialistas
en unas locales. La paradoja es que van a recuperar poder gracias a los pactos
de izquierdas que se avecinan.
Con
estos datos, el bipartidismo (PP-PSOE) cosecha su peor
suma en unas elecciones municipales, al superar apenas el 52% de los votos, muy
por debajo del 65,3% alcanzado hace cuatro años. De esta manera, pierde fuerza,
pero no supone su desaparición como habían augurado las fuerzas emergentes de
centro-izquierda. Además, logra superar la barrera psicológica del 50%, que por
primera vez no se logró en los comicios europeos de mayo del año pasado.
En
la mayor parte de municipios y regiones ningún partido obtuvo la mayoría
absoluta que le permita formar gobiernos. Por esta razón, deberán realizar alianzas
que permitan establecer autoridades locales más o menos estables.
En
relación con lo anterior, si bien las principales agrupaciones de la izquierda
reformista más allá del PSOE, PODEMOS e Izquierda Unida (IU), obtuvieron
un ascenso impetuoso en grandes ciudades, tales como Madrid y Barcelona, sus posibilidades
de convertirse en gobierno irá en directa relación con el establecimiento de alianzas
en los próximos días, lo que mellará bastante sus hachas.
Por
otra parte, las elecciones del domingo también consolidaron la entrada de dos
partidos emergentes en la gran política que, aunque con distinto signo
ideológico, contribuyeron a marcar lo que para muchos es el inicio del fin del
bipartidismo.
Uno
es el mentado PODEMOS, que con un programa cercano a las posiciones históricas
de la izquierda reformista y con poco más de un año de creación, mostró ser una
fuerza a tomar en cuenta para las próximas elecciones generales de fin de año.
De
otro lado, con posiciones de centroderecha, se ubicó también entre los grandes
de la política española la organización Ciudadanos, una agrupación menor en
Cataluña que se lanzó a la arena nacional hace apenas unos meses.
Las alianzas que
se tejan para designar los gobiernos locales tras la votación del 24M, creemos,
mostrarán como los partidos y conglomerados enfrentarán las próximas elecciones
generales. No obstante, el casi 40% de abstención en los recientes comicios,
demuestran que el sentir del vulgo no se encuentra muy reflejado en el discurso
del conjunto de esas formaciones del establishment político.
Equipo Internacional –CAD CHILE
Mayo 26 de 2015
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