“BORRANDO LA HISTORIA”
Por Manlio Dinucci*
Il Manifesto
(Italia)[1], 14/05/15
Estados Unidos ha logrado borrar el
recuerdo de la Segunda Guerra Mundial y de la resistencia de los pueblos
soviéticos. Según nos cuentan en Occidente, aquel conflicto mundial se
desarrolló alrededor de la cuestión judía, versión que pasa por alto la
ideología colonial que justificaba la extensión hacia el este del «Lebensraum»
y el exterminio de todos los pueblos eslavos
El
70º aniversario de la Victoria sobre el nazismo, celebrado en Moscú el 9 de
mayo de 2015[2],
fue objeto de un boicot, implantado bajo la presión de Washington, por parte de
todos los gobernantes de la Unión Europea –con excepción del primer ministro de
Grecia– y silenciado por los medios de prensa occidentales en lo que fue un
grotesco intento de borrar la Historia.
Este
tipo de intentos ya va arrojando resultados: en Alemania, Francia y Gran
Bretaña, el 87% de los jóvenes ignoran el papel de la Unión Soviética en la
liberación de Europa del nazismo, papel que fue determinante para la victoria
de la coalición antinazi.
Después
de haber atacado la URSS, el 22 de junio de 1941, con 5 millones y medio de
soldados, 3 500 tanques y 5 000 aviones, la Alemania nazi concentró en
territorio soviético 201 divisiones, o sea el 75% de todas sus tropas, y otras
37 divisiones de sus gobiernos satélites –entre ellos el de Italia.
La
URSS solicitó constantemente a los Aliados la apertura de un segundo frente en
Europa. Pero Estados Unidos y Gran Bretaña retrasaron ese momento para que el
poderío nazi se descargara sobre la URSS y así debilitarla y garantizar a
Washington y Londres una posición predominante cuando terminara la guerra. El
segundo frente se abrió con el desembarco anglo-estadounidense en Normandía, en
junio de 1944, en momentos en que la Unión Soviética y los partisanos
soviéticos ya habían derrotado a las tropas alemanas y asestado el golpe
decisivo a la Alemania nazi.
Fue
muy alto el precio que pagó la Unión Soviética: unos 27 millones de soviéticos,
más de la mitad de ellos civiles, murieron en la Segunda Guerra Mundial, lo
cual significa que un 15% de la población soviética murió en ese conflicto
–contra un 0,3% de la población estadounidense–; alrededor de 5 millones de
soviéticos fueron deportados a Alemania; más de 1 700 ciudades y localidades,
70 000 aldeas y 30 000 fábricas soviéticas fueron destruidas.
Pero
hoy se trata de borrar esa página fundamental de la historia de Europa y de la
Historia mundial mediante la falsificación de los acontecimientos. La guerra
fría, que dividió nuevamente Europa inmediatamente después del fin de la
Segunda Guerra Mundial, no fue resultado de una actitud agresiva de la URSS
sino del plan de Washington tendiente a imponer la dominación estadounidense en
una Europa destruida por el conflicto bélico.
Los
hechos históricos también son elocuentes en este sentido. Apenas un mes después
del bombardeo atómico estadounidense contra las ciudades japonesas de Hiroshima
y Nagasaki, en septiembre de 1945, ya se calculaba en el Pentágono que para
atacar la URSS se necesitarían más de 200 bombas atómicas. En 1946, cuando
Churchill abría oficialmente la guerra fría con su discurso sobre la «cortina
de hierro», Estados Unidos disponía de 11 bombas nucleares, cifra elevó a 235
en 1949, en momentos en que la Unión Soviética ni siquiera tenía aún la bomba
atómica. Pero aquel mismo año, la URSS efectuó su primer ensayo nuclear y
comenzó a construir su propio arsenal nuclear.
Aquel
fue también el año de la fundación de la OTAN, en Washington, con objetivos
claramente antisoviéticos, 6 años antes de la constitución del Pacto de
Varsovia, firmado en 1955.
Al
término de la guerra fría, como resultado de la disolución –en 1991– del Pacto
de Varsovia e incluso de la propia Unión Soviética, la OTAN se extendió
–también bajo la presión de Washington– hasta penetrar en el territorio de la
ex URSS. Y cuando, luego de recuperarse de la crisis, Rusia reconquistó su
lugar en la escena internacional estableciendo relaciones económicas cada vez
más estrechas con la Unión Europea, el putsch de Ucrania –orquestado por
Estados Unidos y la OTAN– vino a reinstaurar en Europa un clima de guerra fría.
Al
boicotear, siguiendo los pasos de Washington, el 70º aniversario de la Victoria
sobre el nazismo, Europa occidental –o más bien la Europa occidental de los
gobiernos– está borrando la historia de su propia Resistencia al nazismo,
historia que además traiciona con su respaldo a los nazis que forman parte del
régimen de Kiev.
Pero
esa misma Europa occidental subestima por demás la capacidad de Rusia para
enfrentar las fuerzas que tratan de ponerla contra la pared. Esa Europa
occidental vive con la ilusión de que puede seguir imponiendo su voluntad,
cuando la presencia en Moscú de los principales dirigentes de las naciones
miembros del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), comenzando
por el presidente de China, y de muchos otros países, confirma que la
dominación imperial de Occidente está en plena decadencia.
En la fotografía: 600.000 moscovitas desfilaron, 9/5/15, portando los retratos de familiares que murieron defendiendo la Patria contra el nazismo. Encabezando el cortejo, con la foto de su padre, el presidente Vladimir Putin
[1]
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés
de Marie-Ange Patrizio.
[2]
«Discours de
Vladimir Poutine pour le 70e anniversaire de la Victoire de la Grande Guerre
Patriotique», por Vladimir Putin, Traducción de Sayed 7asan, Réseau
Voltaire, 9 de mayo de 2015.
No hay comentarios :
Publicar un comentario