Cuando
Europa aún trepidaba a causa de la mortandad que un kamikaze -seguramente del
terrorismo disfrazado de islamismo- dejara en Niza, un grupo del ejército turco
arriesgó un levantamiento que fue detenido por el pueblo y el grueso de las FF.AA.,
mientras que el ‘valiente’ presidente Erdoğan huía
A media tarde de este viernes 15, los
movimientos de tropas y el paso rasante de aviones y helicópteros militares
sobre Ankara hicieron temer lo peor a la población de la capital. Poco
después, en un comunicado, una facción del ejército turco aseguraba que habían
tomado el poder con el fin de “proteger el orden democrático y mantener los
derechos humanos en Turquía”, temáticas bastante distantes a los intereses
castrenses.
Un
supuesto “estado mayor del ejército”, aseguró haber capturado a las principales
autoridades de gobierno. Los golpistas impusieron la ley marcial en todo el país, desplegando tanques
en las autopistas de acceso a Estambul y Ankara, apoyados por blindados, cazas y
helicópteros del Ejército. Por otro lado, tomaron bajo su control la
televisión pública, el aeropuerto internacional Atatürk e infraestructuras
básicas como los puentes sobre el Bósforo y el palacio presidencial.
Mientras
tanto, el primer ministro Binali Yildirim declaraba a la prensa que el gobierno
continuaría con normalidad y que los militares, “pagarán las consecuencias”.
Además, intentaba explicar que el presidente Recep Tayyip Erdoğan se encontraba
a salvo, pero -según señalaban a esa hora diversos medios locales- éste andaba
bien lejos e inclusive se sabía que le habían negado la posibilidad de asilo en
Alemania y que volaba a Londres.
En
las calles de las principales ciudades del país, en sus centros cívicos, miles
de ciudadanos desarmados, policías y regimientos afines al régimen intentaban
neutralizar las acciones de los golpistas, no sin que se dejara de derramar sangre
en ambos bandos. De hecho, en Ankara, capital turca, el parlamento fue
bombardeado desde el aire.
La
imperial Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN, por medio de un comunicado, se refirió a la
ofensiva militar golpista. Utilizando imágenes de suyo farisaicas, sólo creíbles
por parte de los más obtusos e ignorantes, reafirmó “su compromiso a la
estabilidad internacional” y pidió el “respeto total para las instituciones
democráticas de Turquía y de su Constitución”, declaraciones que evaden la
realidad de su rol como la punta de lanza de la entente imperial en Europa del
Este, Medio Oriente y el Atlántico. Resulta difícil creer que la OTAN sólo se
hubiera limitado a emitir meras quejas diplomáticas, no efectuando acciones punitivas
para evitar que Turquía cayera en manos ‘no seguras’, toda vez que desde bases
en suelo turco aviones de EE.UU. y sus socios europeos atacan y han atacado a Siria,
Libia, Irak, Irán, Afganistán y algunos países de África. Y es que la OTAN ya
sabía a la hora de sus anuncios, cerca de las 2:00 y en base a los informes de
las fuerzas secretas turcas, que el país volvía a la normalidad tras rechazar
la ofensiva militar.
Ya
a las 3:00, el gobernador de Estambul, Vasip Sahin, ha asegurado a los medios
de comunicación que la sublevación por parte de los militares golpistas ha
logrado ser sofocada en su ciudad, aunque aún continúan los enfrentamientos
entre golpistas y partidarios del Gobierno turco, informa RIA Novosti.
Por
su parte, el oficial de Inteligencia Nacional de Turquía, Nuh Yilmaz, aseguró
que el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas turcas, Hulusi Akar, del
que se había comentado que había sido secuestrado por los golpistas, continúa
ejerciendo sus funciones, recoge la agencia Anadolu. Además, algunos oficiales
turcos aseguran que han logrado arrestar a 13 de los más de 100 militares
sublevados este viernes en el país. Al mismo tiempo, el canal de televisión
estatal turco TRT, cerrado durante esta sublevación, ha vuelto a emitir.
Lo
más indigno de la jornada fue la huida del presidente Erdoğan. Éste verdadero autócrata –en 1996 afirmó que, «La democracia es como un tranvía. Lo
tomamos para ir a donde queremos y una vez allí, nos bajamos.»-, había escapado
a Alemania. Allí le negaron el asilo político, por lo que tuvo que girar a
Inglaterra, pero cuando iba para allá –seguramente atendiendo al restringido
alcance del golpe militar- decidió devolverse. Más tarde, aterrizó en el aeropuerto
de la capital de Irán, Teherán, a donde viajó escoltado por dos cazas de las FF.AA.
iraníes. Seguramente en la mañana de éste sábado 16, cuando esté todo tranquilito,
volará de vuelta a Ankara, donde deberá dar la cara al país y responder por su
pusilánime actitud frente a la asonada militar.
Colectivo Acción Directa Chile –Equipo
Internacional
Julio 15 de 2016
No hay comentarios :
Publicar un comentario