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lunes, 4 de julio de 2016

LA EDUCACION NO ESTA AL SERVICIO DE LOS PUEBLOS, SINO DEL GRAN CAPITAL


“Entrevista a Susan Robertson: ‘La idea de que la educación está al servicio de la economía ha dominado el debate’”

Susan Robertson es profesora de sociología de la educación en la U de Bristol, donde dirige el centro de investigación sobre Globalización, Educación y Sociedades. Robertson se encargó de cerrar las II Jornades Educació Avui, organizadas por la Fundación Jaume Bofill, y habló especialmente del papel de organizaciones internacionales en las políticas educativas

En Otras Voces en Educación –public. 3/7/16

¿Quién toma las decisiones sobre el futuro de la educación?
 Cada vez más son las grandes organizaciones internacionales las que deciden sobre el futuro de la educación. Algunas son mucho más poderosas que otras, y en los países europeos apuntaría especialmente a la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, porque crea los marcos. Desarrolla estas grandes pruebas que preocupan a los países. Los estados se limitan a recoger los datos, pero las pruebas se diseñan allá arriba. Estas organizaciones internacionales están tomando decisiones por nosotros sobre qué es un buen profesor, qué es un estudiante competente,… Son ideas muy específicas las que encajan con esto y no siempre podemos tener voz sobre cuáles son.

¿Hay una homogeneización de la educación en el mundo?
Por supuesto, y eso es paradójico. Hay una fuerte tendencia de generar una aproximación más uniforme. Si todos los países deben tener una forma determinada de organizar su sistema educativo, especialmente alrededor de las competencias, cada vez más entienden lo que es un buen profesor como uno que implica en un aprendizaje constructivista, no tiene un trasfondo disciplinario, no hace una enseñanza didáctico. Esto empuja hacia una convergencia, al menos a nivel de la elaboración de políticas. Por otra parte, y esta es la paradoja, para desarrollar sociedades, e incluso economías, que sean vibrantes nos dicen que necesitamos individuos reflexivos, que sean muy creativos, que puedan ser flexibles, pero todo lo que nos viene desde arriba lleva a un modelo de talla única. La contradicción es que por un lado queremos el tipo de individuo que sea creativo y reflexivo, pero por otro nos ponen esta agenda competitiva.

¿Es posible romper con esta agenda?
La verdad es que pensamos que las decisiones sobre la educación tienen que ver con nuestros gobiernos y los ministerios de educación, pero aunque los ministerios de educación toman algunas decisiones sobre algunas cosas, a menudo pueden ser los departamentos de comercio los que decidan. A nivel nacional, algunas decisiones están yendo en esa dirección y otras están yendo hacia arriba, a los organismos internacionales. Por eso necesitamos establecer una conversación que implique ser más conscientes de estas dinámicas, pensar que son algo importante que debiéramos estar discutiendo, y utilizar todas las formas de medios sociales que tenemos a nuestro alcance para estimular una conversación viral.

Habla del papel de los departamentos de comercio.  ¿Qué piensa del papel que se da a la emprendeduría en la educación?
Cuanta más educación han recibido los individuos, a través de la universidad, más cínicos son respecto al emprendimiento. Hay una gran presión sobre los individuos para que sean más emprendedores. Creo que esto se debe a que la visión es que si los individuos son más emprendedores esto solucionará los problemas de desempleo estructural, porque se ponen en marcha más negocios. Pero, en caso de que se dé, esto es sólo una pequeña parte de la economía. Poner el peso en que los individuos sean emprendedores lo aleja de los gobiernos, que deberían estar preparados para tomar decisiones, sobre invertir en industrias, en habilidades,… Invertir en un sistema educativo que no sea sólo un modelo de talla única, sino un sistema educativo que tenga cierto sentido, un grado de pluralidad y diversidad, que es muy importante para el sistema. Creo que los gobiernos pueden y deberían estar haciendo esto, pero en realidad cada vez más estas agendas se llevan alrededor del emprendimiento, que las agencias internacionales han estado promoviendo.

¿Quién se beneficia de la imposición de estas agendas?
Cabría preguntarse cómo se beneficia la OCDE de ello. Hicimos algunas entrevistas con la OCDE y sorprende que tenga tanto poder. Pero grupos más pequeños se benefician más fácilmente. La OCDE organizó un encuentro en Nueva York con el departamento de educación norteamericano y en este espacio esencialmente había un gran abanico de organizaciones con ánimo de lucro. Pueden establecer conversaciones con, pongamos por caso, la OCDE o el Banco Mundial lejos del escrutinio de un público que tiene derecho a que los políticos rindan cuentas sobre las conversaciones que establecen. Quizás no se trata de lo que consiguen, sino que se benefician porque se vuelven influyentes en la toma de decisiones. Los beneficiarios a menudo son sectores de la industria que lo tendrían difícil para tener conversaciones con autoridades nacionales. En cualquier caso quien se beneficia no son los niños en la escuela, ni los profesores. No los puedo ver beneficiados de ninguna manera.

¿Cómo influye la idea de “capital humano” en como pensamos la educación?
Hay una fuerte influencia. Sólo vemos la formación de los niños y niñas como un desembolso en ellos mismos para ponerlos a disposición de la economía, o la economía del conocimiento global. Estamos demasiado ocupados contando cuánto aprendiendo los niños sobre mates o ciencia, pero sin decir que las matemáticas o la ciencia no sean importantes, hay muchas otras materias que son igualmente importantes para una sociedad más saludable. Estas no cuentan, sólo aquellos pedazos que creemos que son importantes para la economía. Que el conocimiento sea una inversión en ellos como individuos, sólo por la relación que vemos en términos económicos, es una visión muy limitada. Todos los grandes temas que enfrentamos en el mundo: problemas de sostenibilidad, cómo vivimos juntos, paro creciente entre clases bien formadas,… Estas son grandes agendas. Deberíamos estar desarrollando maneras de construir conexiones con sentido de responsabilidad para evitar estas grandes explosiones, como la primavera árabe, que eran jóvenes árabes bien educados que se sentían muy desencantados.

¿Este modelo de educación hace avanzar la equidad en los países desarrollados? 
No, y hay un ejemplo curioso. El informe PISA aseguraba que podía detallar algunas relaciones entre los resultados y rendimiento y la equidad, pero en el caso de Alemania, empujan a los niños de 11 o 12 años a itinerarios más técnicos, lo que ha tenido efectos sobre la movilidad social. Pero esto es una forma concreta de entender la equidad. Yo creo que la capacidad para influir en las decisiones es una cuestión de equidad, desde mi punto de vista. No es sólo quién puede trabajar, sino quién puede influir. Esto es cuestión de equidad y encuentro que es importante para las democracias.

¿Pero no cree que la escuela reproduce las estructuras de poder?
Sí, por supuesto. Y lo que vemos son crecientes desigualdades en este sentido. En países que no esperaríamos, en los países escandinavos, donde no las veíamos antes. Ideas más proclives al gran capital, ideas de capital humano, esta idea de que la educación está al servicio de la economía ha dominado el debate educativo. En paralelo hay desigualdades crecientes en el sistema. La movilidad social ha sido frenada, si no reducida a cero, en muchos países. Es un gran debate en los Estados Unidos, por ejemplo, donde tienes que pagar mucho por la educación y es extremadamente difícil subir en la escala social a pesar de tener una buena educación.

Una cuestión que preocupa en España es la austeridad.  ¿Qué efectos tiene en la escuela?
Como hemos podido ver en las jornadas [Educació Avui], hay menos dinero dedicado a la educación y un ratio de estudiantes más grande. Uno de los problemas de la austeridad es que a menudo se nos dice que estas medidas tienen que ver con la austeridad pero me parece que tienen más que ver con una clase social que no quiere compartir –y debería– su peso igual de la carga. La austeridad tendría un sentido si todos fuéramos iguales y compartiéramos la carga, pero este no es el horizonte que veo.

Fuente: Red Iberoamericana de Docentes

Colectivo Acción Directa –Equipo Estudiantil
Julio 4 de 2016

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